Las mujeres campesinas de la Zona de Desarrollo Integral se organizan
Primer encuentro de mujeres campesinas del Sur de Bolívar

por Silvia Becerra
Agencia Prensa Rural

7 de abril de 2005

Ya pasó el "mes de la mujer", pero como la construcción de sujeto social no tiene horario ni fecha en el calendario, seguimos trabajando.

El proceso de mujeres campesinas del Sur de Bolívar es un interesante sueño en el que mujeres rurales trabajan hace ocho meses, en medio de la tristeza, la desesperación, el hambre y la pobreza. El afán que sienten ante sus hijos cuando les preguntan por la comida, las ganas de decidir ya no sólo cómo se reparte la pobreza en su casa sino cómo se cambia esta condición, las ha motivado a volver a encontrarse en espacios que el terror y la muerte les había truncado.

La mujer del Magdalena Medio se ha caracterizado por su tesón y valentía para cuidar lo que tanto trabajo le ha costado conseguir: su vivienda, su familia y la ilusión de quedarse en su territorio. Aunque la guerra se empeñe en arrebatárselo y las medidas oficiales como las fumigaciones y los operativos militares dificultan la edificación de sus anhelos.

Es difícil organizarse y empezar de nuevo, pero ellas lo están haciendo, ya que los procesos organizativos de mujeres en la región son históricos, pero de a poco se le estaban cerrando las puertas, y desde hace un tiempo empezamos a abrirlas.

Del 18 al 20 de marzo en la vereda La Fría, del municipio de San Pablo, Sur de Bolívar, se llevó acabo el I encuentro de mujeres campesinas en el sur de Bolívar donde, aparte de dejar la cotidianidad de la cocina y de su familia, las mujeres se reunieron a pensarse como sujetos sociales capaces de transformar su entorno, por medio de su paciencia, su trabajo, su valentía y sus propuestas.

Se sentaron a debatir sobre sus problemas y su condición de género, sobre las características que comparten con los hombres en su región, sobre la pobreza generalizada, sobre los servicios públicos y sobre todo a definir el papel que como mujeres deben asumir. Además jugaron fútbol (tienen muy buenos equipos, pero los dos partidos estuvieron empatados) y realizaron eventos culturales donde su alegría y su entusiasmo nos motivaron constantemente.

Conscientes de que la guerra se ensaña contra la población femenina, han hecho el compromiso de continuar con estos encuentros para pasar de su condición de ser "doblemente explotada" a ser doblemente consciente de sus problemas y de trabajar en las soluciones a través del encuentro con las compañeras de su región y de la discusión de las necesidades comunes y de las ideas que en el trabajo colectivo van abriendo posibilidades de mejorar su condición.

Este encuentro fue revitalizante para las mujeres campesinas y, sobre todo, para quienes acompañamos el proceso y sentimos que la mujer no sólo es necesaria en un proceso de cambio, sino que es la única capaz de transformar con la razón y el corazón.

 
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