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Saludo de Darío Fajardo al III Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina
Vamos por la paz, construyendo las Zonas de Reserva Campesina
Darío Fajardo Montaña / Jueves 28 de marzo de 2013
 

Queridas amigas, amigos, compañeras, compañeros:

Llegamos al tercer encuentro de las Zonas de Reserva Campesinas. El camino ha sido difícil, muchas veces doloroso: no podía ser distinto. En estos días las Reservas Campesinas han estado en el centro del debate sobre la paz y seguramente a muchos en el país les causa sorpresa: por qué tan importantes? Las razones son sencillas y las vamos a repasar.

Estamos en medio de un sistema económico y político extendido a nivel mundial, del que no nos podemos escapar. Una y otra vez nos predican desde el gobierno, los técnicos, los políticos, los empresarios, que “estamos en la globalización”, que “debemos globalizarnos” y que para eso debemos ser “competitivos”. Qué significa todo eso?

Para ese sistema económico y político extendido e nivel mundial, la razón de su existencia son las ganancias. Y entonces: para qué es la globalización? “Para ganar más”, nos dicen; pero quién va a ganar más? Nos preguntamos. Se gana más si se produce más barato! Eso es ser competitivo! Y cómo se produce más barato? Si se tienen materias primas más baratas! Pero es que ellas no se procesan solas! Se produce más barato si el trabajo, que es el que las procesa, es más barato. Y cómo es más barato el trabajo? Si se puede pagar barato, si hay muchos trabajadores y se les puede pagar poco, si no están organizados para negociar sus salarios!

Y eso cómo se logra? Si hay muchas personas que no tiene otra posibilidad para sobrevivir que aceptar el trabajo que se les ofrece! Si hay muchas personas que no tienen tierra, que no tienen otros medios con los que puedan producir por y para ellos mismos.

Esa situación se ha creado prácticamente en todos los lugares del mundo; ese es el corazón de la “globalización”! Nunca habían habido tantos pobres y tan pobres, nunca había habido ricos, tan ricos!

Entre nosotros esa cantidad de gente sin tierra ni otros medios de vida se ha creado con la guerra y el despojo a las comunidades de campesinos, de negros, de indios!

Hace años, a mediados de los años 1950 el presidente Alberto Lleras se sorprendía al ver cómo en esos momentos ocurría un notable crecimiento económico del país en medio de la “violencia” y concluía que “sangre y acumulación iban juntas”.

Eso ya lo habían descubierto los estudiosos del sistema económico capitalista, pero lo estábamos viviendo y descubriendo entre nosotros mismos. Tenemos que entender cómo ha ocurrido, cómo sigue ocurriendo, cómo lo podemos parar.

Desde hace muchos años los campesinos y las campesinas de nuestro país, como en otras partes, han luchado por su tierra, por tener sus parcelas, por mantener sus familias y sus comunidades. También por poder producir lo que quieren producir, para comer, para intercambiar, para tener sus semillas, para poder vender en los mercados.

Porque los campesinos de muchas regiones de Colombia no han estado aislados, han mantenido relaciones con los mercados desde hace muchos, muchos años. Por el contrario, han sido grandes dueños de la tierra y no pocas veces las mismas autoridades los que han tratado de impedirles que lleguen a los mercados y les han impuesto restricciones y medidas de todo tipo para impedirlo: NO HAN SIDO LOS CAMPESINOS LOS QUE SE QUIEREN AISLAR! OTROS HAN QUERIDO HACERLO Y LO HACEN POR TODOS LOS MEDIOS, INCLUSO CON LOS MEDIOS ARMADOS: CON EL TERROR, CON BOMBARDEOS, PERSECUCIONES Y REQUISAS, CON TODOS LOS MEDIOS A SU ALCANCE.

Desde hace muchos años sostienen una guerra para destruir a las comunidades, para quitarles sus tierras y reducirlos a esa inmensa población de desterrados, que por millones están en las ciudades colombianas. Por eso también se asesina a los sindicalistas, se asesina a los que reclaman la restitución de sus tierras: los interesados en “producir barato” tienen sus formas de trabajo: unos aterrorizan, expropian y expulsan campesinos; otros ponen las normas de trabajo, las leyes laborales; otros contratan en las condiciones que permiten “producir barato”.

Los que actúan primero tienen una tarea: sacar a la gente de sus fincas y, de paso, apropiarse de ellas. Los más grandes terratenientes son los que se oponen de manera feroz a que los campesinos aseguren sus tierras, mantengan y defiendan sus organizaciones. Ahora es fácil ver quiénes son los que de manera más agresiva se oponen a que los campesinos tengan su tierra y estén organizados. Porque no es suficiente tener una parcela, así sea con papeles: para defender esa parcela hay que estar organizado! El campesino aislado no puede defenderse; al campesino aislado lo expropian más fácilmente, no solo con el terror sino también con el crédito que no logra pagar; ese es el destino del campesino “empresarizado” que proponen.

Los campesinos lo saben y por eso defienden sus familias, sus comunidades, sus veredas, sus trueques y sus mercados: son sus territorios. Después de años y años de experiencias, los campesinos de Colombia han construido formas de proteger sus comunidades, de defender sus tierras: esas formas son sus resguardos en el caso de los pueblos indígenas, los consejos de los afros y las distintas propuestas de los campesinos, planteando incluso formas de relacionarlas con el estado como han sido las juntas comunales, las organizaciones interveredales y ahora, las zonas de reserva campesina, figura que llegó a la ley por el camino de la Constitución.

Quienes insisten es arrasar a las comunidades campesinas, en convertirlas en muchedumbres desposeídas y desorganizadas para engancharlas a las condiciones de explotación que hoy son dominantes, con el nombre de la “informalidad” argumentan que lo hacen para “liberar” a los campesinos, para “sacarlos de las republiquetas”. Esos también son los argumentos de algunos de sus técnicos, que pretenden convencer al país de que es mejor estar parado en un semáforo vendiendo drogas y baratijas que tener tierra, comunidad y dignidad, porque eso es “el atraso”!

Unos sueños de tener tierra, comunidad y dignidad, de asegurar el alimento y la propia vida que se construyeron y compartieron en las veredas, en las montañas, en los caños y en las trochas vamos llegando a convertirlos en realidad.

En medio de dificultades, de discusiones, superando los malos entendidos, las comunidades avanzan llegando a acuerdos entre ellas, acuerdos entre campesinos e indígenas, entre afros y mestizos, entre resguardos, consejos y reservas, para hacer ese país en el que podamos vivir todos: sin sacarnos, sin quitar las tierras cultivadas con el trabajo propio, sin arrasar y más bien fortaleciendo los mercados construidos con intercambios justos; generando los alimentos que van a ayudar a superar la crisis agrícola mundial y que hoy los técnicos reconocen que los campesinos son capaces de producir.

Vamos por la paz, construyendo las Zonas de Reserva Campesina!

Salud y éxitos, amigas y amigos, salud y éxitos, compañeras y compañeros

Darío Fajardo M.