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Sumapaz: breve reseña histórica
La templanza de un pueblo por tierra, agua y libertad
Cristy Lozano / Sábado 1ro de septiembre de 2007
 

No es equivocado afirmar que Sumapaz es un apropiado sinónimo de contradicción, pues en el páramo más grande del planeta han desarrollado sus habitantes (los herederos históricos de aquellos primeros pobladores indígenas, los que se han visto forzados ha llegar hasta allí por obra de la violencia y aquellos que han llegado atraídos por la esperanza de las bondades de estas tierras) una de las más tenaces resistencias en contra de la voracidad del gran capital. De este proceso han quedado cientos de historias dolorosas; pero también valiosas lecciones de solidaridad, sacrificio, lucha y entrega por un futuro mejor para los habitantes del páramo y por ende para todo nuestro pueblo.

La región de Sumapaz ubicada en el departamento de Cundinamarca esta conformada por ocho municipios y su parque natural que tiene una extensión de 154 mil hectáreas, de las cuales 88.891 hacen parte de la localidad 20 de Bogotá, cuenta con tres corregimientos: San Juan, Nazareth y Betania, con un total de 28 veredas.

Entre 1536 a 1794- con la fundación de Pandi, Tibacuy, Granada y Fusagasugà esta zona se integró bajo el nombre de Hacienda Sumapaz. La región estaba constituida por varias haciendas Sumapaz alto, El Chocho, Doa y el Hato. Transcurrieron pocos años de tranquilidad y estabilidad para los campesinos, ya que de 1850-1860, aquellos que permanecían en esas tierras, se vieron obligados a trabajar como siervos o arrendatarios, debido a la presión del latifundismo,

Esta presión produjo grandes conflictos entre colonos y supuestos propietarios, dando inicio a una época de explotación por parte de los hacendados hacia los arrendatarios, quienes tenían que trabajar en las haciendas con bajos salarios y siendo violados sus derechos, haciendo deplorables las condiciones de vida. Estos hechos llevaron a que los campesinos crearan un sistema de resistencia a mediados de 1918.

En este momento surgen las luchas agrarias en varias regiones del país (Marquetalia, El Pato, Rió chiquito, Guayabero y Sumapaz). En este ultimo, los principales orientadores, quienes luchaban por el bienestar del pueblo en el aspecto social y agrario, fueron Erasmo Valencia y Juan de la Cruz Varela, organizadores de las colonias en Guatimbol, respondiendo de esta manera a la intención de dominio de Antonio Vargas, un terrateniente y organizador, de los “pájaros”, grupo armado de carácter paramilitar, y de tinte político conservador, cuyo centro de operaciones se ubicaba entre Pandi y Venecia (Cundinamarca).

Bajo el gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez se clausuró el Congreso, se ilegalizó el Partido Comunista y se organizó la nefasta policía chulavita que desataría la persecución contra el Partido Liberal y posteriormente contra los reductos comunistas.

El lugar de concentración de los chulavitas en el Sumapaz fue la Concepción a este sitio fueron llevados varios líderes campesinos, entre estos el líder y organizador de la resistencia Jorge Eliécer Táutiva contra el latifundista Pardo Rocha. Gerardo González narra el suceso en su libro “En busca del horizonte”:

Estando en la organización de la resistencia, el joven Eliécer Táutiva, hermano de Carlos Julio, estimulado en la lucha por su padre Carlos Julio Táutiva, convencido luchador contra los Pardo Roche, es detenido por chusmero y llevado a La Concepción ante el corregidor Camacho; es terriblemente torturado, le quitan la piel de las manos y las yemas de los dedos por el delito de tocar tiple; también le quitan la piel de la planta de los pies, lo llevan para Cabrera, en el río Sumapaz, en el sitio de Peñas Blancas, lo siguen torturando, lo castran, le rompen las piernas, le amarran una piedra al cuello y lo lanzan a las turbulentas aguas del río…

Este asesinato, como muchos otros que sucedieron, sirvió de detonante para la organización militar campesina, sumergiendo a esta población del país en una de las etapas más duras de resistencia civil. Ante esta persecución y exterminio la población se vio obligada a decidir si debía continuar resistiendo o si se desplazaba con sus familias hacia las montañas del Meta y Huila, perdiendo todo en su éxodo. La gente que permaneció enfrentó una de las más fuertes arremetidas del gobierno y sus chulavitas. Esta situación llevó a muchos de los combatientes campesinos a desertarse y colaborar en las filas del enemigo. Otros murieron y finalmente, ante las duras condiciones del conflicto, la gente que quedó a mando de Juan de La Cruz Varela se fue rumbo a las montañas a organizar una resistencia campesina, con un apoyo de masas fuerte e incorporación a sus filas de jóvenes y adultos.

En los años 1952-1953, bajo el régimen de Laureano Gómez se ordena un bloqueo económico a la región del Sumapaz para evitar el abastecimiento a la guerrilla. Ante esta situación, Juan de La Cruz Varela responde organizando sus hombres y estableciendo frentes guerrilleros de resistencia y ataque. Es entonces cuando entran en contacto directo con las guerrillas organizadas en el Tolima, específicamente con el teniente Solito, tomándose definitivamente La Concepción el 3 de mayo de 1953 desterrando así a los chulavitas.

Por la incapacidad de detener la avanzada guerrillera llegó al poder Gustavo Rojas Pinillas el 12 de junio de 1953, quien ordenó el desarme de las guerrillas de la zona bajo la política de “Seguridad Nacional”. Este periodo se caracterizó por diálogos de paz con los reductos liberales, pájaros y chulavitas, dando lugar a un aparente periodo de calma durante 12 años. Periodo en donde murieron asesinados varios jefes liberales como Guadalupe Salcedo y Sangre Negra, mientras que y la consigna continuaba siendo matar a los comunistas y acabar con sus autodefensas campesinas.

Este propósito era compartido tanto por el pueblo que tenia simpatía y compartía ideales liberales, como por conservadores y por la Iglesia, que veían afectados sus intereses económicos por la ideología comunista. El cura párroco Manuel Leal, del municipio de Cabrera, levantó comisiones anticomunistas que se encargaban de informar en Bogotá sobre las gentes organizadas. El general decretó zonas de operaciones militares desde Pandi hasta Cabrera. Las pocas personas que decidieron quedarse en la región tenían que portar un salvoconducto que se expedía por el gobierno nacional. La persona que no lo portara era arrestado y llevado donde el párroco, quien decidía si debía ser llevada al campo de concentración ubicado en Cunday donde se practicaban las torturas más crueles.

Todos estos hechos llevaron a que las guerrillas del oriente del Tolima y del Sumapaz se reunieran para dar una ofensiva en donde murieron muchos militares. Ante la decidida resistencia de las fuerzas de la región, el general Rojas abandonó, en 1957, “La pista de aterrizaje”, un sector ubicado en la parte plana del Sumapaz, que funcionaba como pista de aterrizaje y centro de dirección de operaciones.

El recién constituido municipio de Cabrera estaba pasando por un período de tranquilidad. Aunque era habitado por comunistas, liberales y conservadores, se vivía bajo parámetros de tolerancia política. En este ambiente, llegó Juan de la Cruz Varela a la presidencia del consejo de Cabrera.

Quienes lucharon en esta época al lado de Erasmo Valencia y Juan de la Cruz Varela fueron: Leopoldo García en Fusagasuga; Paulino Beltrán, Gregorio Mora y César González, con sus hermanos en Pasca; Pedro Pablo Bello y José Alfredo Rojas en Icononzo; Evelio Bobadilla, Pedro José Acosta, Jesús Castro, Dionisio Varela Aldana y Filiberto Romero en Cabrera. Fermín Suárez se encontraba en Venecia, entre tanto en el Alto Sumapaz estaban Diociteo Molina, José Mesa, Alfredo Adames, Reinaldo Pardo, Marcelino Hernández, José Cubillos, José Macana, Reinaldo Riveros, Salvador Castellanos, Ángel Maria Táutiva, Carlos Julio Táutiva, Gualberto Clavijo y los hermanos Guchuvo entre otros.

Durante el año de 1957 con la llegada de la junta militar integrada por los generales del ejército Gabriel Paris, Rafael Navas Pardo y Luís Enrique Ordóñez se inicia los diálogos con los guerrilleros del Sumapaz y el oriente del Tolima. Del grupo armado fue delegado el campesino Julio Alfonso Poveda para organizar una reunión con el ministro de gobierno a la que asistieron varios campesinos y el líder agrario Juan de la Cruz Varela. Después de varias horas de diálogos se llegó al acuerdo de la amnistía y el desbloqueo económico a las regiones. Por parte del los guerrilleros se comprometieron al cese de hostilidades y de regresar a sus parcelas. Cabe destacar que las partes cumplieron con lo acordado, el gobierno de la junta militar retiro sus tropas del Alto Sumapaz y respeto la vida de los amnistiados. Los campesinos enterraron las armas y volvieron a sus parcelas.

Después de esta oleada de violencia y con el fin de la dictadura, los campesinos del Sumapaz intentaron de nuevo regresar a sus parcelas donde sólo se veía el rastro de la guerra, los pobladores ahora se enfrentaban a otra clase de violencia por parte de los liberales patrocinados por jefecillos políticos, preocupados por los conflictos de la región. Juan de La Cruz Varela reunió a varios liberales que estaban en desacuerdo con las fechorías e iniciaron una tregua.

Con la conformación del Frente Nacional quienes la gente que se habían organizado en guerrillas, sin dejar las armas regresaron a sus tierras. Otros se dedicaron a colonizar varias regiones como El Pato, Caquetá, Guaviare. En los municipios de Pandi, Villarrica, Pasca, Cabrera, Icononzo y el Alto Sumapaz también se arrancó con esta “colonización armada”. Con la entrada del gobierno de Alberto Lleras Camargo se crea el Plan Nacional de Rehabilitación (PNR), una institución encargada de prestar ayuda a los ex guerrilleros y a las regiones desoladas por la violencia. Si bien se vieron obras de infraestructura en los municipios y veredas, esta institución se encargaba de atraer hacia sus filas ex combatientes que se volvieron contrarios a las organizaciones populares. Incluso algunos de ellos se, encargaron del posterior señalamiento y persecución de sus miembros.

Es decir, con la entrada del Frente Nacional la arremetida anticomunista no cesó, solamente tuvo un cambio semántico: ahora se perseguía y se asesinaba dirigentes campesinos. Todo esto bajo la sombra y amparo del estado. Debido a ello se organizo el Comité Pro-Paz del Sumapaz y del oriente del Tolima precedido por Jorge Enrique Castellanos, así como la organización de sindicatos agrarios en los municipios de Cabrera, Nazareth, Venecia y Fusagasuga con sede en San Juan de Sumapaz.

Con la denominación de las regiones de Marquetalia, Rió chiquito Pato, Guayabero, Sumapaz y Viotá, como “Repúblicas Independientes” por Álvaro Gómez Hurtado -motivado por su interés personal en las zonas ocupadas por los colonos de Cabrera y Villarrica- pretendió justificar el aniquilamiento del movimiento agrario y popular. De esta manera, se hace una tergiversación de lo que sucedía allí donde los conflictos se resolvían pensando en el bienestar de las partes implicadas. Justificándose en las afirmaciones de Gómez, Guillermo León Valencia, presidente en ese entonces, inició su arremetida contra la región de Marquetalia, y, posteriormente, contra las otras regiones, encontrándose con una fuerte organización campesina.

Abanderados bajo el Movimiento Revolucionario Liberal encabezado por Alfonso López Michelsen y por orientación del Partido Comunista, varios líderes del movimiento agrario de Sumapaz y oriente del Tolima participan en elecciones públicas. Esta participación es de gran importancia para dimensionar el estado de las luchas campesinas y sus plataformas políticas. Con la reforma agraria de 1961, establecía la venta de tierras de los latifundios al Incora para ser parceladas y vendidas a plazos a los campesinos sin tierra. Sin embargo, esta reforma se convirtió en un negocio para el latifundio. La reforma establecía muchas taras jurídicas que hacían que el campesinado estuviera lejos de obtener sus tierras. Para evitar los trámites jurídicos y burocráticos que favorecían únicamente al latifundista se creó la Federación Nacional de Agricultores de Colombia (Fedenagric), que fue un esfuerzo de la Federación Sindical de Trabajadores de Colombia, la cual buscaba sindicalizar a los trabajadores del campo.

En 1963 se crea el sindicato nacional del Incora: Sintradin. Entre cuyos objetivos se encontraban la defensa de los trabajadores oficiales, la estabilidad económica, el mejoramiento monetario y el derecho a la contratación. Dentro de estos parámetros se crea el sindicato, motivo por el que las directivas del Incora tomaron represalias en contra de los trabajadores, haciendo despidos masivos y traslados a regiones apartadas. Ante esta situación, las directivas del sindicato piden apoyo de los campesinos, creando un esquema de lucha mancomunada.

Con la consigna “los de abajo también se convertirán en propietarios”, los campesinos aprovecharon para exigir al gobierno que adquiriera y distribuyera tierras, en el Sumapaz para aparentar que se estaba cumpliendo con tales exigencias cumpliendo distribuyeron y entregaron títulos de tierras que pertenecían a los campesinos hacia más de cincuenta años.

En 1970, el presidente Alberto Lleras Camargo dicta el decreto 775 mediante el cual se crea una organización con una estructura nacional partiendo desde las veredas, el corregimiento y los municipios. El mismo año se crea la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) la cual nace en distintos municipios y departamentos en los cuales de desarrollan diferentes campañas municipales de organización en los que los campesinos se integran, con gran entusiasmo, frente a la promesa de adquirir tierras y créditos de esta forma y con grandes garantías crece y se fortalece independientemente del estado.

Teniendo en cuenta que los campesinos estaban cansados de tantas farsas y obstaculizaciones por parte del gobierno para la reforma agraria deciden con el ministerio de agricultura y el Incora hacer presión con numerosas marchas por todo el país, pero dentro de la organización se están dando inconformismos y diferencias ideológicas que mas adelante divide la organización en Anuc línea Sincelejo y Anuc línea Armenia como era de esperarse se debilita el movimiento campesino y se agudiza la represión a sectores revolucionarios y progresistas.

Fue entonces cuando se creó la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC), la cual crea una federación agraria en su seno, y se emprende la campaña de reorganización del sindicato de agricultores tratando de crear así varios sindicatos como lo fue la federación agraria Fenagric, que no tuvo personería jurídica, y tuvo un periodo de vida efímera.

La comisión preparatoria del congreso presento al comité ejecutivo de la CSTC unos principios que debían servir a la nueva organización. Se llamó al campesinado y a los sindicatos reunidos de todo el país para que se vincularan al nuevo ente sindical, esto con el fin de buscar la unidad de acción para enfrentar a los latifundistas y al gran capital, el gobierno aprobó los estatutos y se dio vida a la nueva Federación Sindical Agropecuaria (Fensa), que al transcurrir del tiempo se fue consolidando, ampliando así su cobertura.

Durante el gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala, en el marco de la llamada política de seguridad que buscaba” combatir a la subversión”, desata una época de persecuciones, desapariciones, torturas y asesinatos a los lideres sindicales o aquellos que no compartieran la política oficial.

De ayer a hoy

Las juntas de colonos en las haciendas, conformadas durante la década de los treinta, fueron las que dieron comienzo a la formación del movimiento agrario, que aglutinó al campesinado y de forma valerosa logró demostrar que el latifundio carecía de títulos legalmente otorgados, obteniendo así la propiedad de las parcelas. Se pasa en el año de 1960 a la creación del Sindicato de Trabajadores Agrarios, que en el Sumapaz (Localidad 20) se inicia como Sindicato de Trabajadores agrarios de Nazareth, que desde entonces no ha dejado de reunir a la junta directiva y su asamblea de afiliados .

Este sindicato crea subdirectivas y mantiene a la población organizada con la posibilidad de reunirla y de resolver los conflictos internos. Paulatina y simultáneamente se organiza la Acción Comunal en 1961, con juntas centrales en San Juan y Nazareth, que actualmente se encuentran en todas las veredas asociadas a Asojuntas Local.

Actualmente no es una contradicción ver un territorio del Distrito Capital, que posee invaluables recursos naturales para la ciudad, que es patrimonio de la humanidad y que le ofrece alimento a la población urbana, como uno de los terruños campesinos más olvidados de nuestro país.

El conflicto en la actualidad

En cuanto a los problemas de seguridad ciudadana y de orden público, la localidad del Sumapaz se ha constituido como una parte del corredor de seguridad más tradicional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el cual se inicia desde el Sumapaz atraviesa los parques de La Macarena, Los Picachos, Tinigua y termina en el Putumayo, en el parque de La Playa. Por esta razón, esta área geográfica alberga buena parte de los campamentos de los frentes 51, 52, 55, 26 y 17, además de una serie de rutas que comunican directamente a la antigua zona de distensión con la periferia de Bogotá.

La localidad rural de Sumapaz se encuentra bajo la jurisdicción de la Décimo Tercera Brigada del Ejército, y el Comando Operativo del Sumapaz COASU, cuya área de operaciones esta comprendida por doce municipios del departamento de Cundinamarca.

En los últimos años, el Ejército Nacional ha llevado a cabo un proceso de establecimiento de operaciones militares en la zona, que tiene su punto más fuerte en la construcción del primer batallón de Alta Montaña en el país, ubicado en el sitio Los Pueblos, vereda Las Águilas, en el municipio de Cabrera (Cundinamarca). Este batallón inició operaciones el 22 de marzo de 2001 con el fin de mantener el control sobre la región del Sumapaz, punto estratégico para dirigir operaciones contra los grupos guerrilleros del sur del país.

La presencia del Ejército ha generado tenciones y enfrentamientos con sectores de la población ya que estos integrantes de la fuerza pública contaminan el agua, talan los frailejones y vegetación en general para hacer sus campamentos transitorios y abandonan elementos no degradables. Existen denuncias por abusos en la pérdida de ganado, maltrato verbal hacia la comunidad, montajes y acusaciones a la población civil de ser guerrilleros, uso de medios de transporte civil para transportar militares, daños en las cercas, entre otros. En la actualidad no existe presencia de fuerza policial y hay preocupación y desacuerdo en sectores de la población sobre la instalación de una estación de policía de carabineros en la localidad.

Cabe anotar que durante los últimos gobiernos ha imperado la devaluación, la carestía, la persecución, la intimidación y la entrega de la soberanía, biodiversidad, flora, fauna, agua y la tierra con el llamado plan de megaproyectos que tiene como fin comercializar el territorio a las multinacionales para que sea explotada por su cantidad de riqueza y recursos naturales no renovables.

Bibliografía

“Poblamiento y cambio del paisaje en Sumapaz”. Bogotá, 1998.

Gerardo Gonzáles. “En busca del horizonte”. Bogotá, Editorial Alekos, 1996.

Laura Varela Mora, Yuri Romero. “Surcando amaneceres”. Bogotá, 2007.

Publicado en la revista Prensa Rural, No.1, septiembre de 2007.