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Tierralta, Córdoba
La comunidad de Crucito resiste
Agencia Prensa Rural / Jueves 16 de mayo de 2013
 

Inicia oficialmente la Primera Acción Humanitaria en el corregimiento de Crucito, municipio de Tierralta, departamento de Córdoba. Organizaciones campesinas aliadas al proceso, grupos de investigación estudiantil, colectivos, talleristas, cantantes, bailarines y bailarinas, representantes de la prensa alternativa, abogadas y abogados, en fin, defensoras y defensores de los Derechos Humanos provenientes de distintas regiones del país llegaron al Corregimiento de Crucito con el acompañamiento de delegaciones internacionales veedoras de la defensa de los derechos humanos en Colombia.

Estas fueron algunas de las organizaciones que se dieron cita en esta Primera Acción Humanitaria en el Corregimiento de Crucito: La Asociación Campesina del Bajo Cauca Antioqueño (ASOCBAC), Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC), Asociación Campesina para el Desarrollo del Sur de Córdoba (ASCSUCOR),Asociación Campesina del Norte de Antioquia (ASCNA), Asociación de Hermandades Agroecológicas y Mineras de Guamocó (AHERAMIGUA), Consejo Mayor Comunitario de Porce IV –Anori, Zaragoza y Amalfi- (CMC -AZA), Asociación Campesina de Ituango (ASCIT), Asociación Campesina de San José de Apartidó (ACASAJ), Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (CAHUCOPANA), Fundación Manduco y el Comité Nacional de Constituyentes por la Paz de Colombia.

La presentación en tarima de las distintas delegaciones que asistieron al encuentro y los mensajes de apoyo no se dieron a esperar, el ambiente se llenó de esperanza y paz. Se ubicó también un espacio para la recepción de denuncias de violaciones a los derechos humanos que han sufrido los pobladores del municipio dando espacio a esas voces que antes habían callado por temor a ser escuchadas, pero que hoy no cesan de contar historias de dolor ligadas al desplazamiento y abandono por parte de la represa de Urrá y su aliado el Estado.

Contextualizando, la represa de Urrá terminó de llenarse en el año 1994, inundando más de 7.000 hectáreas de bosque, arrasando con el hogar de cientos de especies animales y vegetales, produciendo muertes masivas ya que poco o nada fue lo que se hizo para reubicar la fauna del lugar; la destrucción del hogar de pueblos pescadores y de comunidades Embera Katíos también fue protagonista, destrucción que estuvo acompañada de asesinatos, amenazas y hostigamiento por parte de grupos paramilitares y de las FFMM a líderes comunitarios. Además del evidente desplazamiento masivo que se propició, la represa trajo sequía y destrucción a su paso, humedales, quebradas, riachuelos y hasta el mismo río Sinú han sufrido las consecuencias; las tierras son cada vez menos fértiles y los cultivos mueren con facilidad, no sólo por la sequía del suelo sino por la continua fumigación con glifosato, que además ha causado enfermedades y malformaciones en los habitantes.

Lo único que acompaña hoy a las comunidades del Alto Sinú, además de unas inmensas ganas de luchar por el cumplimiento de sus derechos, es el hambre y la impunidad, ya que muchas de las promesas que traía el megaproyecto nunca se cumplieron y hoy los reasentamientos no han recibido los beneficios por los cuales accedieron a entregar las tierras, así pues, la educación, la salud, la construcción de vivienda digna, vías de acceso, rutas de comercio local, el agua potable, espacios deportivos y otros compromisos más, aún 19 años después, no han sido cumplidos y sin embargo la empresa cínicamente inició hace poco o más de dos años una nueva negociación con la población, negociación que evidentemente está basadas en promesas falsas que buscan la viabilidad de la construcción de Urrá II.

Pero hoy el pueblo se levanta y dice no más. En esta Primera Acción Humanitaria, que tuvo lugar en el Corregimiento Crucito se crearon espacios de intercambio de conocimientos en los cuales los pobladores también recibieron capacitaciones sobre Liderazgo Político, Cartografía, Narrativa, Historia del Conflicto Armado, Juegos de Rol y Manejo Territorial, entre otros. La población infantil y juvenil también participó recibiendo talleres como Derechos Sexuales y Reproductivos, Danza Tradicional y Contemporánea y Pintura. El objetivo de estos talleres y espacios de intercambio fue potenciar los conocimientos locales en cuanto a la violación de DDHH, la defensa del territorio y de la integridad individual.

Se hace necesario un acompañamiento constante a estos procesos de desarrollo local, al proceso de la lucha por la permanencia en el territorio la cual vendrá con un sinnúmero de sinsabores y aciertos, pero sobre todo, con la fuerza que da la unión en pro de una causa justa como lo es la deslegitimación de esta guerra territorial que ha sumido al las comunidades del Alto Sinú, y del país entero, en un abandono caracterizado por el dolor y el hambre de los y las campesinas. Incentivamos entonces el apoyo incondicional a esta comunidad, a la eterna lucha por la reivindicación de los pueblos y el anhelo de la paz con Justicia Social. ¡Viva la Asociación Campesina por el Desarrollo del Alto Sinú ASODECAS!