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Raúl Eduardo Mahecha
Renán Vega Cantor / Domingo 2 de junio de 2013
 

Mahecha nació en Guamo, departamento del Tolima (13-X-1884), murió en Bogotá (17-VII- 1940). Es uno de los luchadores sociales colombianos más importantes de las primeras décadas del siglo XX. Es el hijo mayor de una familia compuesta por cinco hijos.

Sus padres son Manuel Antonio Mahecha y Manuela Caycedo. Con escasos 11 años de edad huye de su casa paterna e ingresa poco después, en 1899, a la artillería del Ejército, peleando a lado de las tropas del gobierno conservador durante la Guerra de los Mil Días (1899-1902), donde asciende hasta el grado de capitán. Participa en el Batallón Colombia en Panamá durante los acontecimientos de la pérdida del Istmo en 1903, lugar donde se encuentra en ese momento. Inconforme con la decisión de esas tropas de no luchar para defender la soberanía nacional, pide la baja del Ejército y en Barranquilla se alista como voluntario en una expedición de colombianos que deciden ir a Panamá para impedir su separación. Esa expedición fracasa porque muchos de los participantes mueren de hambre y de peste en el camino. Mahecha regresa a Cartagena en 1904 y se afilia a la Sociedad Obrera de Calamar. Este es el comienzo de su lucha al lado de los trabajadores y pobres colombianos y de su continuo peregrinar por distintos lugares de la geografía nacional, principalmente del Río Magdalena, de las regiones cafeteras del occidente y de la zona bananera de la Costa Atlántica.

Pese a que Mahecha no había estudiado muchos años en la escuela formal, como autodidacto se forma leyendo libros de literatura universal, algunos de los cuales siempre le acompañan, como El Quijote, Las Mil y Una Noche y obras de Víctor Hugo. Estos libros, cumpliendo una función social y política de tipo didáctico, son utilizados como instrumentos para convencer a los trabajadores de la necesidad de organizarse y luchar por sus derechos, ya que Mahecha lee fragmentos de esas obras con las personas que se reúne. Siempre lleva consigo una imprenta, cargada en una mula. Periodista infatigable, Mahecha edita periódicos populares con su imprenta portátil. Entre esos periódicos se destacan El Baluarte (1918) y El Luchador (1919-1923), Vanguardia Obrera y Germinal publicados en Girardot, Medellín y Barrancabermeja respectivamente. Sus artículos generalmente van firmados con seudónimos, como Modesto Bueno, Han de Islandia o Miguel Strogoff.

Intelectual e ideológicamente Mahecha tiene una rápida y profunda transformación, ya que evoluciona de conservador en su juventud, a una postura social-cristiana un poco después hasta una concepción comunista y revolucionaria en la década de 1920. Estos cambios están relacionados con las transformaciones ideológicas que se presentan en esa época entre algunos sectores políticos y sociales de Colombia, y con el compromiso práctico con las luchas de artesanos, campesinos y obreros, en los puertos del río Magdalena, como La Dorada, Honda, Girardot y Barrancabermeja.

A finales de la década de 1910 se instala en Girardot, importante y combativo puerto sobre el Magdalena. Desde ese sitio se desplaza por los cafetales de regiones próximas de Cundinamarca, Caldas y el Tolima. En su trabajo de agitación, educación y formación política, como nos recuerda Ignacio Torres Giraldo, Mahecha suele recurrir a trucos ingeniosos, a contar cuentos, historias de duendes y de hadas, con lo cual se familiariza con las creencias ancestrales de los habitantes ribereños.

En la Dorada asesora en 1922 la exitosa huelga de los trabajadores del ferrocarril y en septiembre de ese año se traslada a Barrancabermeja, con el fin de colaborar en la formación de un sindicato de los trabajadores petroleros del enclave de la Tropical Oil Company (Troco). Al respecto comenta: “Comenzamos a preparar espiritualmente a los trabajadores, valiéndonos del periódico Vanguardia Obrera que editábamos por medio de una imprenta volante de mi propiedad, que antes me proporcionaba los medios de vida, y luego de la huelga fue destruida y destrozada, lo mismo que mis muebles”. Se da a la tarea de organizar a los pobladores de la región, empezando por los colonos y campesinos, a los que asesora en algunos de sus conflictos con la Tropical. Luego contribuye a organizar directamente a los trabajadores petroleros, para lo cual funda Vanguardia Obrera y colabora en Germinal. En estos periódicos se denuncian las iniquidades de la compañía estadounidense y las desastrosas condiciones de vida de la población trabajadora. Con gran brío y constancia, Mahecha señala a la empresa, en complicidad con los gobernantes colombianos y las clases dominantes, como la responsable de las pésimas condiciones de vida de la población. Por sus permanentes denuncias, la asesoría que les proporcionaba a los trabajadores y su entrega en las labores organizativas, soporta la calumnia por parte de la Troco que siempre lo califica como un ex presidiario que no merece ser escuchado. A medida que el trabajo organizativo de Mahecha cosecha frutos, siendo el más importante la fundación de la Unión Obrera, la compañía estadounidense presiona al gobierno para que lo persiga. Aquél tuvo que soportar amenazas, multas y luego la prisión, y el ostracismo tras las huelgas petroleras de 1924 y 1927.

En Barrancabermeja, como en todos los otros lugares donde se radica, Mahecha desempeña las más disímiles actividades, pero todas con el fin de educar políticamente a la gente humilde para que ésta luche por sus derechos: periodista, tinterillo y hasta curandero y homeópata. Todo esto le permite relacionarse en forma directa con trabajadores, campesinos, colonos y comerciantes. Por ejemplo, cuando llega a Barrancabermeja arrienda un cuarto en una de las desvencijadas casas de la población y ofrece sus servicios como abogado, anunciando que sólo cobraba "honorarios para favorecer a los obreros".

La labor de Mahecha en Barrancabermeja le da dignidad y autoestima al obrero colombiano, como un creador de riqueza cuyo trabajo beneficia a la Troco. Esta autoestima adquiere un carácter de reivindicación nacional ante la explotación a la que el imperialismo estadounidense somete al país y a sus habitantes. La acción de Mahecha conjuga, al mismo tiempo, la reivindicación del trabajo, obrero y campesino, como la lucha contra la dominación imperialista, aspectos que en el caso de la explotación petrolera están íntimamente ligados. Esa abnegada actividad cotidiana de Mahecha en defensa de obreros, campesinos y comerciantes la hace a nombre del socialismo. Esto lo lleva a convertirse en uno de los principales líderes del Partido Socialista Revolucionario, fundado en 1926.

Mahecha es un dirigente indiscutido del movimiento obrero en la zona petrolera de Barrancabermeja en la década de 1920, cuyas acciones más resonantes son las huelgas de 1924 y 1927. Durante las dos huelgas, Mahecha es encarcelado. En 1924 es sacado a la fuerza del puerto por las tropas del gobierno que lo condenan a un ostracismo forzoso, al que someten también a 1.500 trabajadores de la Troco, con el fin de erradicar los sentimientos de lucha de la población trabajadora del enclave. En esta ocasión, Mahecha permanece encarcelado durante 13 meses. En 1927 nuevamente es capturado, junto a los principales organizadores de la huelga, y confinado en Tunja, a donde se les somete al terrible suplicio del cepo, como queda registrado en una memorable fotografía de la época, e incluso en el camino hacia la cárcel se les quiere aplicar la ley de fuga.

Por esa razón, cuando después de recobrar la libertad Mahecha anuncia que se dirige otra vez a Barrancabermeja, el gobierno y la compañía se alarman y advierten que van a recurrir a todos los medios necesarios para impedir que aquél volviera a editar Vanguardia Obrera y a organizar a los obreros petroleros. Mahecha no se puede acercar a Barrancabermeja, asediado como estaba por los cuerpos secretos del Estado, cuyos esbirros siguen paso a paso sus movimientos. Llevando consigo su imprenta portátil se refugia clandestinamente en diversos sitios del río Magdalena hasta llegar a la zona bananera a comienzos de 1928, para librar, junto a campesinos, peones y jornaleros, un nuevo combate contra los enclaves estadounidenses. Allí, ayuda a organizar la huelga de finales de 1928, la cual termina con la masacre del 5 de diciembre y días subsiguientes en Ciénaga y otros lugares del emporio bananero de la United Fruit Company. Mahecha es perseguido con saña por las tropas del general Carlos Cortes Vargas, carnicero de las bananeras, e incluso la prensa anuncia su captura y muerte en combate. Nada de eso es cierto, puesto que Mahecha, aprovechando su experiencia conspirativa y de lucha clandestina, logra huir hasta Barranquilla, escondido en unos bultos de yuca que llevan unos pescadores. Luego se dirige a Cartagena y de ahí sale del país. Se refugia sucesivamente en Panamá, Uruguay, Argentina, Francia y se presume que, lo cual no está comprobado documentalmente, en la Unión Soviética. Participa como delegado por el Partido Socialista Revolucionario en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires en 1929, lugar desde donde denuncia a nivel internacional la masacre de las bananeras y también participa en el Congreso Mundial Antiimperialista de Paris.

Luego de la huelga de las bananeras la figura de Mahecha empieza a declinar por dos razones fundamentales: de una parte, por el cambio en el ciclo de luchas de masas que se habían adelantado en Colombia durante la década de 1920, que son liquidadas por medio de la represión de los gobiernos conservadores, lo cual propicia que el partido liberal canalice el descontento y gana las elecciones presidenciales en febrero de 1930; de otra parte, y como lo ha corroborado la documentación encontrada en los Archivos de la antigua Unión Soviética, Mahecha es calumniado por miembros del recién fundado Partido Comunista, es acusado de ser un aventurero y un putchista. Estos ataques no solamente apuntan a desprestigiarlo sino a aislarlo de cualquier posible papel dirigente en el nuevo contexto. Eso efectivamente se logra y Mahecha después de 1930 se retira de la vida partidista y de la dirigencia sindical, pero nunca se convierte –algo muy frecuente en el medio revolucionario- ni en un converso, ni en vengador. Nunca abjura de su pasado como luchador social.

En 1934 contrae matrimonio por lo civil con la profesora Filomena Sarmiento Rangel, con la cual tuvo tres hijos. En 1940, cuando tenía 56 años, murió en su humilde casa del Barrio Olaya de Bogotá.

Obra escrita:

- “La huelga de las Bananeras”, Revista Teoría y Práctica, Bogotá, 1979. (Se recoge la intervención en la Primera Conferencia Comunista Latinoamérica, de junio de 1929, en Buenos Aires)

- Artículos de su autoría, muchos de ellos con seudónimo, se encuentran en El Luchador, El Baluarte, La Lucha, La Idea, Germinal y Vanguardia Obrera. Del primero se conserva una importante colección, de los demás se encuentra uno que otro número suelto. Algunos artículos de Raúl Eduardo Mahecha han sido publicados en el libro de José Yunis y Carlos Nicolás Hernández, Barrancabermeja: nacimiento de la clase obrera, Tres Culturas Editores, Bogotá, 1986.

Fuentes:

- Luz Ángela Núñez Espinel, El obrero ilustrado. Prensa obrera y popular en Colombia 1909-1929, Ediciones Universidad de los Andes, Bogotá, 2006.

- Alfredo Gómez, Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina, Editorial Ruedo Ibérico, Madrid, 1980.

- Klaus Meschkat, “La herencia perdida: movimientos sociales y organización revolucionaria en la década de 1920. El caso del Partido Socialista Revolucionario en Colombia”, en El Marxismo en Colombia, Universidad Nacional, Bogotá, 1984, pp. 145-169.

- Klaus Meschkat y José María Rojas (Compiladores), Liquidando el pasado. La izquierda colombiana en los archivos de la Unión Soviética, Ediciones Taurus, Bogotá, 2009.

- Ignacio Torres Giraldo, Los Inconformes, Tomo 3, Editorial Latina, Bogotá, s.f.,

- Ignacio Torres Giraldo, María Cano. Mujer rebelde, Ediciones, Publicaciones de La Rosca, Bogotá, 1972.

- Renán Vega Cantor, Gente muy rebelde. Protesta popular y modernización capitalista en Colombia, 4 volúmenes, Ediciones Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002.

- Renán Vega Cantor, Luz Ángela Núñez Espinel, Alexander Pereira, Petróleo y protesta obrera. La USO y los trabajadores petroleros en Colombia. 1. En tiempos de la Tropical, Corporación Aury Sará Marrugo, Bogotá, 2009.

- Renán Vega Cantor y Mario Aguilera Peña, Ideal democrático y revuelta popular. Bosquejo histórico de la mentalidad política popular en Colombia, 1781-1948, Ediciones Instituto Sindical María Cano, Bogotá, 1991.

- José Yunis y Carlos Nicolás Hernández, Barrancabermeja: nacimiento de la clase obrera, Tres Culturas Editores, Bogotá, 1986.