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Matriz de información: La doctrina mediática
Semanario Voz / Viernes 26 de julio de 2013
 

Mientras el Catatumbo sigue sin respuesta, el gobierno nacional intenta por todos los medios deslegitimar la protesta campesina, sus voceros y sus peticiones: Declarar la Zona de Reserva Campesina.

Más de un mes llevan los miles de campesinos apostados en Ocaña y Tibú, Norte de Santander, con el ánimo arriba y en permanente asamblea esperando que el gobierno nacional se siente a hablar de soluciones para la región tras años de abandono, incursiones paramilitares, señalamientos militares e interés de expropiación del territorio por multinacionales de la extracción.

La conducción de la crisis no es la más favorable: cuatro labriegos muertos, una veintena de heridos y la indebida instrumentalización de los medios de comunicación, hacen prever que el cumplimiento de la ley 160 de 1994, no está cerca y el desenlace no será el mejor.

Las botas y los micrófonos

La pasada semana cuando los voceros campesinos se entrevistaban con el Fiscal General de la Nación, en la idea de denunciar los desmanes de la fuerza pública en las protestas y entregar las evidencias suficientes para una investigación que lleve a los responsables de ordenar disparar contra el campesinado, desde la gran prensa sugieren un serie de acusaciones contra los líderes campesinos.

Uno de ellos es César Jerez, vocero del campesinado en la negociación y miembro de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, quien está en el ojo del huracán por acusaciones infundadas desde el Ministerio de la Defensa, en las que se le acusa de ser “hombre de las FARC y miembro del PC3”, según los computadores de los abatidos jefes de esa insurgencia Reyes, Jojoy y Cano. A juicio de analistas políticos la acusación surge para desviar el asunto de fondo: la discusión del pliego de peticiones del campesinado y acallar las investigaciones sobre la muerte de los campesinos en los que están involucrados altos mandos militares de la zona.

Los medios caen en la trampa. Según fuentes cercanas al Ministerio de la Defensa, este tipo de acusaciones salidas de contexto que generan un impacto mediático, son realizadas con la anuencia de los medios de comunicación y algunos periodistas que cubren esa fuente. Son noticias preparadas, redactadas y orientadas a generar este tipo de señalamientos, cambiar la percepción de la opinión pública sobre el campesinado y así negar la interlocución y la solución de las peticiones justas como en el Catatumbo. Pasó lo mismo con el caso del grafitero en Bogotá. “Los periodistas están redactando desde los escritorios de los batallones, cuidado”.

Los ases militares

Uno de los muchos informes de prensa que señalan a César Jerez, titula: “los correos que implican a líder de protesta”, allí menciona una serie de supuestas comunicaciones entre la insurgencia y Jerez. Los “computadores” siempre en poder del ministerio de la Defensa, no de la Fiscalía, han servido para acusar a dirigentes de izquierda cuyos procesos judiciales han quedado sin piso luego que la propia Corte Suprema de Justicia, los calificara de inexistentes y no procedentes probatoriamente. Computadores mágicos.

En la arremetida mediática, se elaboraron desde columnas de opinión hasta encuestas preguntando a sus lectores “¿Cree que las FARC están infiltradas en el movimiento social y campesino del Catatumbo?”, o titulares como: “Uribe pidió cárcel para infiltrados de las FARC en el Catatumbo”. Todo generando una matriz de información que desconoce el fondo de la protesta y sus protagonistas.

Pero la reacción a la estigmatización mediática de la gran prensa no se hizo esperar. En las redes sociales periodistas de gran talla reprocharon las acusaciones contra Jerez, por su formación académica e intelectual. La periodista Constancia Vieira, recordó similares acusaciones como la hecha contra Misael Payares, líder campesino de Las Pavas, que una fiscal lo acusó de guerrillero porque, según ella, un campesino nunca puede ser tan capaz.

Los apoyos

La Asociación de Campesinos del Catatumbo, también se pronunció entregándole un respaldo absoluto a Cesar Jerez. “Él es hijo de campesinos, su familia es campesina, sus fuerzas se dedican a la defensa del campesinado y su proyecto de vida está en el campo. Si por su excelencia académica se hizo merecedor de una beca para prepararse en Europa: volver a Colombia, a pelear por los derechos de sus padres, de sus compañeros y del campesinado; no es sólo un derecho que le asiste, es una obligación que él cumple honrosamente”.

Las infiltraciones de la Policía entre los labriegos, las órdenes de continuar la generación de violencia y el desprestigio a los voceros campesinos hacen parte de una labor orquestada para desatender las propuestas de los labriegos por los interese tan grandes que hay detrás del Catatumbo. El campesinado pide justicia social a sus demandas y justicia penal a los culpables de la muerte de sus compañeros.