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Las amenazas se concretan, dos ranchos quemados en las últimas dos semanas en Las Pavas
Unos 1500 kilos de maíz cosechado en Las Pavas por Asocab fueron quemados por empleados de la empresa Aportes San Isidro el 17 de septiembre de 2013
Asociación de Campesinos de Buenos Aires - ASOCAB / Lunes 30 de septiembre de 2013
 

Cuando aún la comunidad no se reponía de la quema de una casa que almacenaba una tonelada y media de maíz cosechado en tierras de Las Pavas, un nuevo ataque incendiario fue perpetrado, según testigos, por trabajadores de la empresa Aportes San Isidro, de propiedad de José Macías y con sede en Barranquilla.

Las numerosas advertencias lanzadas por la comunidad y las organizaciones que la acompañan no han sido suficientes para evitar los repetidos actos criminales perpetrados por el personal de la empresa palmicultora, a pesar de las recientes resoluciones oficiales que protegen los derechos de la Asociación Campesina de Buenos Aires, ASOCAB

Aunque el llamado “Departamento de seguridad” de la empresa fue sancionado por la superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada con la suspensión temporal de la licencia de funcionamiento, por incurrir en irregularidades como la protección de personas no autorizadas y la prestación no autorizada del servicio de vigilancia móvil en la Hacienda; los hostigamientos hacia las familias campesinas que trabajan las tierras de Las Pavas se han intensificado de una forma menos “convencional” hasta llegar a los hechos mencionados.

La respuesta en el terreno de la empresa Aportes San Isidro a las decisiones oficiales dista mucho de las acciones legales que ha emprendido para evitar la extinción de dominio decretada por el Incoder en noviembre de 2012 y la protección de los derechos de los campesinos y campesinas retornados desde abril de 2011 decretada en la sentencia T - 267 de la Corte Constitucional; y se parece más a las estrategias adoptadas por los grupos paramilitares que azotaron toda la región del Sur de Bolívar, causando el desplazamiento de cientos de familias.

Para establecer los responsables de estas constantes violaciones a derechos fundamentales como el de la alimentación, el trabajo, la libre circulación y la vida misma habría que mirar más allá de la Hacienda Las Pavas. La respuesta podría estar entre quienes dan las órdenes, quienes se hicieron a estas tierras durante el auge de los grupos paramilitares con el beneplácito de las autoridades locales y hoy están dispuestos a cualquier cosa, menos a devolverlas a sus naturales poseedores.