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La situación de las mujeres en Siria
Agencia Prensa Rural / Jueves 17 de octubre de 2013
 


english.cntv.cn. Xinhua/Bassim. 2011.

En Siria la mayoría población pertenece a una minoría. Tiene más de 20 grupos religiosos y el 74% de la población es musulmana principalmente sunitas, que lo convierte un país diferente en la región. Nagham Salam, analista política especialista en asuntos de Oriente Próximo, nos explica que la dictadura laica del Hafez al-Asad, padre de Bashar al-Asad, obligó a que en medio de la diferencia se respetaran y no era habitual que una persona muriera por enfrentamientos causados por temas como la religión, lo que significó mucho para la vida de las mujeres sirias.

Las mujeres de acuerdo las leyes de estado laico, pueden ir vestidas o bien en burka, hijab, niqab o pañuelo de acuerdo a su opción religiosa o bien en jean y camiseta. Nagham afirma que en las universidades es prohibido el uso del burka y el niqab pero en el espacio público las mujeres tienen la libertad en términos constitucionales de usarla o no, en comparación con otros países como Arabia Saudita o Afganistán donde el código familiar o la sharia - código de conducta islámico -, obliga su uso.

Sin embargo, en un país donde se practican el islam y donde el radicalismo religioso va en aumento, sí que se puede encontrar la aplicación de la ley sharia dentro de los grupos religiosos. Nagham afirma que “la mujer tiene derechos, no como en Europa, no estamos tan avanzados, pero comparando con otros países árabes y musulmanes, Siria estaba en una fase bastante avanzada. En Siria muchas mujeres ocupan puestos políticos altos y empresariales”.

Según cifras de Nazanín Armanian, politóloga, en su artículo Mujeres en Manos de Dios “La tasa de alfabetización adulta es del 85% y la esperanza de vida 75 años. Los anticonceptivos son gratuitos, y las embarazadas tienen derecho a 120 días de permiso de maternidad pagado. La otra realidad es que aún siendo fiscal general, al igual que los menores y los discapacitados mentales, una mujer debe tener la autorización de un tutor varón para trabajar, viajar, casarse, y un sinfín de gestiones”.

Esta otra realidad de la que habla Nazanín contrasta con la visión de Nagham, quien afirma que las mujeres en Siria no necesitan permiso de ningún varón para trabajar y si bien es cierto que esto se puede presentar, se da en contextos de lo privado en familias o grupos con normas islámicas y no por imposición de la ley gubernamental.

Nagham considera que en la zona norte de Siria, lejos de Damasco y Alepo, las ciudades más grandes, hay un alto índice de pobreza y analfabetismo. Allí donde el islam tiene gran peso y se ha fortalecido con la detonación de los enfrentamientos, teniendo como consecuencia el incremento del machismo, la violencia contra la mujer y, aunque la mujer tenga derechos, están muy lejos de exigirlos, tienen muchos más hijos y muy pocas trabajan.

Nazanín opina que “la Siria supuestamente secular, la dual opresión sobre la mujer y la explotación capitalista, se suma a las leyes divinas y tribales, y la peor parte de las costumbres y tradiciones arcaicas, para convertir a la mujer en la ciudadana de segunda”. La condición de las mujeres sigue siendo compleja en términos de equidad de género y respeto por los derechos sociales, políticos, económicos y culturales, y por eso para Nagham, va mucho más allá del uso del burka o el niqab, tiene que ver con asuntos como la pobreza, el desempleo y los derechos fundamentales.

Con la estallido del conflicto, dice Nagham, “Siria no volverá nunca a ser la de hace tres años, porque grupos que antes convivían, ahora todos tienen una historia de genocidios”. Según Nagham, las bandas armadas atacaron a las minorías, masacrando a cristianos y alauitas porque quieren construir un país islámico sunita y en este panorama la mujer ha perdido sustancialmente, evidenciado en zonas tomadas por los extremistas donde hoy en día las mujeres ya no pueden ir por las calles si no cumplen con las normas islámicas.

Factores como la pobreza de más del 25% de la población, principalmente campesina, la ausencia de alfabetización y de un estado de bienestar activo, han logrado ser las principales causas del resurgimiento de islamismo extremista en Siria y la ultraderecha religiosa como la llama Armanian, han conseguido transformar la vida de las mujeres en Siria, al menos las de aquellas mujeres que antes del conflicto tenían otras opciones diferentes del islam y libertad religiosa.

Nagham estima que lo más probable es que si Siria llegara a caer en manos de los rebeldes islamistas, podría llegar a equipararse a países como Arabia Saudí o Afgantán, donde en un mismo país cohabitan las tradiciones y costumbres permeadas por un componente religioso tan fuerte, que puede llegar al borde del extremismo, por lo que Siria de hoy representa en un escenario del pasado.

Fuentes:

Armanian Nazanín, 2012. Mujeres en Manos de Dios. Online: Elpublico.es