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Ejército asesinó a dos indígenas Nasa en el Cauca
 

Amparo, de 23 años de edad y Silvio Chaguendo Ipia, de unos 27 años, dos hermanos indígenas Nasa, comuneros del Cabildo de Tacueyó, corrieron a guarecerse en una vivienda durante los enfrentamientos entre la guerrilla y el ejército en inmediaciones de “La Cominera”, ayer, 29 de Mayo, alrededor del medio día. Según muchos testigos de la comunidad, soldados del Ejército Nacional adscritos a los Batallones Codazzi o Pichincha, ordenaron a una mujer y a su hija abrir la puerta de esa vivienda, entraron y fusilaron a los hermanos.

Según las autoridades del Cabildo Indígena de Corinto, Silvio tenía un impacto de bala en la órbita del ojo izquierdo y Amparo, un solo impacto en el parietal izquierdo. Los soldados huyeron corriendo de la vivienda después de cometer el crimen. Amparo y Silvia eran civiles. No portaban armas ni estaban involucrados en el combate. De allí la furia de la comunidad que de inmediato rodeó la vivienda para impedir que agentes del DAS y efectivos del Ejército que se hicieron presentes, pudieran alterar la evidencia o llevarse los cadáveres.

Las autoridades del Cabildo de Corinto se hicieron presentes a partir de las 15:00 horas y, eventualmente realizaron el levantamiento del cadáver para trasladarlo ellos mismos a la Oficina del Cabildo en Corinto para ser velado durante la noche en espera de la necropsia a realizarse por Medicina Legal a primera hora del día 30. Autoridades del CRIC y de la ACIN se hicieron presentes para acompañar a las comunidades y a las autoridades tradicionales locales y para verificar lo sucedido y hacer lo posible porque se iniciara una investigación que recogiera la verdad de estos hechos atroces. A altas horas de la noche, autoridades del CRIC y de la ACIN ubicaban medios de comunicación con el fin dar a conocer la verdad de los hechos y respaldar a los testigos para que las versiones directas fueran recogidas y respetadas.

Expresamos nuestras sinceras y sentidas condolencias a los familiares de Amparo y Silvio y las hacemos extensivas a sus amistades y a quienes tuvieron que presenciar estos hechos terribles. Nadie devolverá la vida a estas nuevas víctimas del conflicto, pero, al menos, debe conocerse la verdad. Los militares responsables deben ser juzgados y asumir su responsabilidad al nivel más alto de mando según corresponda. Repudiamos y rechazamos una vez más esta guerra contra nuestros pueblos. ¡Que callen las armas para que se respeten los pueblos, nuestros territorios, la vida y nuestros procesos ancestrales!