Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
:: Magdalena Medio, Colombia ::
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Comités de salud: Entre la resistencia y la ausencia del estado
Celia Sánchez / Martes 10 de junio de 2008
 

Desde una postura dialéctica, la salud y la enfermedad no pueden ser pensado como categorías ahistóricas, sino como un proceso fundamentado en la base material de su producción y con las características biológicas y culturales con las que se manifiesta tanto individual como colectivamente. Esto significa, que este debe ser colocado en relación con la totalidad social y con cada una de sus instancias dentro de la especificidad histórica de su manifestación. Así, debe ser asumido como una expresión social e individual y como expresión de contradicciones sociales.

María Cecilia de Sousa Minayo, 1997.

El Valle del Río Cimitarra es una región inmersa en el Magdalena Medio colombiano, en la franja occidental del río Magdalena, entre los departamentos de Antioquia y Bolívar. Se forma en el trayecto que hace este río en búsqueda del Magdalena, y que recorre zonas rurales de los municipios de Remedios y Yondó, en Antioquia; y Cantagallo y San Pablo, en el sur de Bolívar, donde finalmente desemboca.

Su historia está marcada por el poblamiento que se originó por procesos de colonización a causa de las migraciones generadas por persecuciones políticas y sociales en las décadas de 1950, 1960 y 1980. En ésta última, miles de campesinos buscaban refugio huyendo del paramilitarismo, que para entonces se consolidaba en Puerto Boyacá, Puerto Berrío y otras zonas cercanas.

El Valle del río Cimitarra es una tierra hermosa, que cuenta con una gran biodiversidad y con ricos recursos naturales. También es diversa su población que ha hecho de esta su hogar. Desplazados forzadamente en varias ocasiones y provenientes de diferentes regiones, en el Valle del río Cimitarra se entremezclan acervos culturales provenientes de diferentes municipios de Antioquia, Bolívar y Santander, entre otros.
Para la subsistencia, los campesinos de la región se dedican a la ganadería, la producción agrícola de alimentos de “pancoger” como el plátano, la yuca y el arroz, sobre todo, y la extracción artesanal de oro. Además, en el desarrollo del trabajo organizativo se destacan la gestión de proyectos productivos, de vivienda, educativos y de salud para el mejoramiento de las condiciones de vida.

Hace veinte años, los campesinos de esta vasta región se organizaron en cooperativas, buscando un modo de subsistencia económica y a su vez como forma de organización social. El abandono estatal y el constante señalamiento y asesinato de sus pobladores fue determinante para la construcción y actual consolidación esta de una cultura organizativa basada en los principios de subsistencia e intercambio solidario. Su primera manifestación fue la Coordinadora Campesina del Magdalena Medio, que aparece en la década de 1980 para intentar canalizar esa fuerza y capacidad de organización de los pobladores en el momento en que empezaba a consolidarse el paramilitarismo en la región.

El Valle del río Cimitarra, como parte de la región del Magdalena Medio, presenta los mismos problemas y conflictos de la región en su totalidad: respondiendo a una política de desalojo del campesinado, no existen servicios públicos, se viola el derecho a la asistencia sanitaria, la educación de los niños y adolescentes es irregular y de baja calidad, las vías de comunicación se encuentran en precaria situación y no hay fuentes de trabajo. Se adiciona el desarrollo del conflicto social y armado y la presencia de cultivos de uso ilícito. Sin embargo, el Estado colombiano no reconoce la violación de los derechos de los campesinos, pero sí se ha encargado de señalarlos con el estigma de moda: “subversivos”, que los hace blanco fácil de su “política de seguridad democrática”.

Resistiendo en la Zona de Reserva Campesina

Pese al desolador panorama de estas comunidades rurales, en esta región se han estructurado propuestas alternativas de modelos de desarrollo, y las han defendido como posibilidad real de un nuevo sistema de relaciones económicas, políticas y sociales.

“En esta perspectiva, el "desarrollo" es percibido desde y para las comunidades. Es un proceso que parte no sólo de la inversión en la región, sino del fortalecimiento de sus organizaciones sociales por medio de la educación, la organización, la comunicación y la cultura, para crear y aumentar la capacidad y autonomía para orientar, planificar, gestionar, ejecutar y hacer seguimiento a los proyectos sociales. Las funciones de éstas organizaciones se expresan en su capacidad política, y su grado de interlocución, confrontación y negociación con el Estado” (BECERRA, Silvia. "La resistencia campesina en Colombia. La experiencia de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC)").

En estas condiciones y como defensa de sus derechos: a vivir dignamente y en la tierra que trabajan, las comunidades organizadas han venido adelantando un proceso de resistencia pacifica desde hace más de veinte años. Si bien el término de resistencia en algunas ocasiones ha sido interpretado como una forma de sobrevivir, para estas, más que eso, se ha convertido en un motor de cambios sociales y de construcción de espacios de transformación y empoderamiento comunitario.

Este proceso de resistencia del campesinado de la región, se soporta en la implementación del plan de desarrollo sostenible de la Zona de Reserva Campesina (ZRC) del Valle del Río Cimitarra. Las ZRC buscan eliminar y prevenir la concentración y acaparamiento de la propiedad de la tierra, facilitar procesos de redistribución y prevenir el fraccionamiento antieconómico de la tierra, regular la ocupación de tierras baldías, dando preferencia a los campesinos de escasos recursos. Las ZRC permiten fomentar y estabilizar la economía campesina, superar las causas de los conflictos sociales que la afecten y, en general, crear las condiciones para el logro de la paz y la justicia social en las áreas donde se implementen .

La ZRC del Valle del Río Cimitarra es una iniciativa regional de paz integral que intenta prevenir la titulación masiva de tierras por parte del latifundio extensivo, previniendo de este modo el desplazamiento forzado y procurando la titulación colectiva de las tierras a los campesinos, que promueva una vida digna para el campesinado.
El proceso de resistencia pacifica ha traído como resultado una población con un alto grado de organización y formación política. Existe una economía y organización de tipo solidaria y con acciones enmarcadas en la construcción de autonomía alimentaria. Por esto, la mayoría de sus habitantes se encuentran vinculados a procesos comunitarios participativos en áreas como los proyectos productivos, el mejoramiento de las condiciones de vida y el reclamo de sus derechos, entre otros.
En el calor de este proceso organizativo y de resistencia pacifica para nos ser desplazados y poder trabajar las tierra que desde siempre les ha pertenecido, en el Valle del río Cimitarra nace hace doce años la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC), como organización social no gubernamental campesina que desarrolla un trabajo organizativo, político y social con las comunidades de la región.
Dentro de los objetivos organizacionales se encuentran los de resolver los desequilibrios sociales existentes como una de las bases para el logro de la paz y propender por el derecho de una vida digna y la defensa de los derechos humanos en la región. Así, su trabajo en las comunidades, le ha valido un reconocimiento nacional e internacional, lo que ha permitido la financiación de proyectos sociales en la región por entidades como el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo Noruego de Derechos Humanos; el Laboratorio de Paz del Magdalena Medio, entre otras.

Otra muestra de organización y resistencia en el Valle del río Cimitarra: los comités de salud

En este contexto, los Comités de salud se convierten en una opción construida por los propios campesinos y campesinas como una acción concreta de empoderamiento de la compleja situación sanitaria de esta región.

Su conformación en las diferentes veredas responde a una necesidad sentida: la falta de inversión social en salud que impide el acceso a la atención sanitaria a la cual tienen derecho todos los colombianos. Sin embargo, esto no es una sorpresa: es parte de una clara y estructurada política del Estado colombiano de no invertir en materia social, dentro de la cual se incluye la atención sanitaria, como un mecanismo para diezmar al campesinado y obligarlo a desplazarse.

Con un grado de organización en crecimiento continuo y sin pensar en reemplazar la función social del Estado y de los profesionales de la salud, los Comités de salud veredales intentan mitigar los problemas de salud de la población.

Desde los postulados de la “Salud colectiva”, mediante los Comités de salud las comunidades asumen el problema de la salud como uno de tipo colectivo, en el cual todos los miembros de estas deben aportar en su construcción. El quehacer de sus miembros van desde prestar una atención inicial y clasificación de la gravedad de la situación, autogestionar recursos para la atención sanitaria de las veredas y para la cualificación de sus miembros; además de interlocutar con las administraciones públicas locales para la consecución de recursos y atención para los pobladores del Valle del río Cimitarra.

Estos procesos organizados han sido apoyados por la ACVC, y para esto, se emprendió desde hace más de dos años acciones que tienen como objetivo el de reivindicar el derecho a la salud mediante el empoderamiento de la problemática de salud para el logro de una vida digna de la población campesina del Magdalena Medio (ACVC. Estrategia de salud, enero de 2006); asumiendo el proceso de salud como “Un derecho al disfrute de toda una gama de facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el más alto nivel posible de salud” (Naciones Unidas. Comité Internacional de Derechos económicos, sociales y culturales. Observación general No. 14. El derecho al disfrute más alto del nivel posible de salud. 2000).

Es importante resaltar que el apoyo de la ACVC a los Comités de salud, ha sido una iniciativa de las propias comunidades, las cuales han definido, planeado, financiado y participado activamente en el desarrollo de estas.

Sin embargo, los Comités de salud y la ACVC no están solos en esta labor. También se cuenta con el apoyo desinteresado y solidario, empeñado en apostarle a este proceso organizativo y de resistencia como una forma de alcanzar soluciones pacificas a la difícil situación del campesinado en esta región y en Colombia. El ejemplo más reciente los constituye el “Proyecto Cimitarra”, en el cual han confluido no solo el grupo español Sierra Norte de Madrid, sino el Colectivo Conciencia Crítica de la Universidad Nacional de Colombia, la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad Industrial de Santander y los estudiantes colombianos de la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba.

El ejemplo del “Proyecto Cimitarra” además, ha constatado las capacidades organizativas y de autogestión de los Comités de salud de las comunidades del Valle del río Cimitarra y las grandes posibilidades de construir soluciones cuando se entrelazan los saberes y quehaceres de los campesinos y profesionales.