Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

Río Cauca: de la luz a la oscuridad
Bibiana Ramírez / Martes 30 de septiembre de 2014
 

Yo río
de tus cóleras inútiles, oh Río,
oh tú Bredunco, oh Cauca de fragoroso
peregrinar por chorreras y vocales
atormentado, indómito y bravío
y de perezas infinitesimales
en los remansos de absintias aguas quietas,
y de lento girar en espirales
Y de cauce luminoso!
Oh Cauca, oh Cauca Río.
(Relato de Erik Fjordsson) León de Greiff.

A paso lento va un anciano por la carretera que lleva a Ituango. A sus espaldas cuelga un morral que dice EPM. Los carros pasan rápido y solo le dejan un viento que le sacude el sombrero y un poco de polvo en los ojos que se frota suavemente. Muchas vallas con información de lo que es Hidroituango se ven por todo el trayecto desde Medellín hasta el mismo pueblo.

Se nota que EPM está en todo el territorio y es de su propiedad, porque así lo manifiestan algunos campesinos cuando señalan las montañas que han comprado o se han adueñado. “Aquella montaña ya es de EPM y la otra también. Le dijeron a mi hermano que se podía quedar ahí en su casa mientras no afecte la represa”. ¿Y a todos los que afecta EPM qué? “Nos compran con bolsitos, gorras o camisetas, al menos cada familia tiene un objeto de estos”.

El cañón del río Cauca es un lugar lleno de vida. Desde el amanecer llega el sol a iluminar todos los rincones. La niebla baja hasta el río a alimentarse y luego sube a refrescar la vegetación y los animales que habitan la montaña. Sonidos del bosque salen como la melodía más sabia y completa que la tierra pueda sacar. Vientos que pasan y sacuden la vida.

Todo ese paisaje en poco tiempo será irrumpido abruptamente. Esa vida será cortada. Irá en contra de la ley divina, con EPM a la cabeza, quien se cree rey y dueño de toda esta tierra. “En todos lados está el logo, en las alcaldías es donde más abunda. El gobierno le vendió todo el territorio a EPM. Nos contaminan visualmente con su publicidad queriéndonos meter por los ojos y a la fuerza un proyecto que no nos pertenece”, dice con tristeza Genaro y agrega que el proyecto no ha sido justo con los habitantes de ese territorio.

Este proyecto está pensado para que en el 2018 empiece a generar energía y para esto se van a inundar 24.600 hectáreas de bosque tropical seco que equivalen a 7.500 Km2.

El río

En este lugar el río Cauca llega con mucha fuerza después de haber pasado por varios departamentos y de venir desde su lugar de nacimiento en el Macizo Colombiano, de traer memoria ancestral en sus aguas. Aquí en Ituango es más angosto, pero gana en profundidad. No hace mucho ruido por estos días de verano. Para los niños es un juego cruzarlo porque han crecido frente a él y se tienen confianza mutuamente. En invierno, cuentan, ruge como un tigre y es imposible meterse.

El río es el que les ha dado las mayores dichas pero también las mayores desgracias. Alegría cuando les da oro para que sobrevivan y tristeza cuando han naufragado seres queridos quitándoles la vida en instantes.

Ahora EPM también se adueñó del río, despojó a miles de familias que durante años han permanecido custodiándolo y viviendo del oro que el mismo río eleva a la superficie, para que de manera natural y simple, más no fácil, sea sacado por medio del barequeo. En pocos meses ya no veremos más esta agua fluir de vida, sino que estará represada como quedarán cientos de vidas. “Yo será irme a armar rancho en el parque con mis hijos, porque no se qué camino coger”, dice Natalí en medio de risas angustiosas. Ella lleva viviendo a orillas del río desde que era una niña y el oro le ha dado el sustento.

Esa zona está llena de flora y fauna. EPM dice que va a coger cada animal y llevarlo a otros sitios, pero, como dicen los campesinos, “si a un perro le da dificultad correr detrás de una tatabra, un conejo, una ardilla, ahora a un humano y menos ellos que no conocen este monte, ¿cómo será cogiendo unas hormigas, grillos, y miles de animalitos que hace años viven allí”, evolucionando con la selva?

“El río Cauca es un patrimonio de nosotros, ahí crecieron nuestros hijos, nuestras familias. Los que mandamos somos el pueblo, porque nos pertenece y viene EPM a decirnos ‘tiene dos días para que desocupen, para que ve vayan’”, complementa Genaro en medio de la incertidumbre.

El barequeo es el oficio de todos los que habitan la ribera del río Cauca, desde niños lo aprenden y es a lo que se dedican.

Caminamos hacia el río porque Mariana quiere barequiar. “Este río sí me trae recuerdos. Cuando yo era más chiquita mi papá me enseñaba a barequiar, desde que él ya no está nosotros no lo habíamos vuelto a hacer. Hoy lo recuerdo y me siento feliz”. Tiene 10 años y se sabe todas las consignas del movimiento que grita con fuerza. Viven en la casa campesina.

El puente, para todos los cañoneros, es un campo santo. Cuentan ellos que era allí el lugar donde tiraban todos los muertos al río. Este era un sitio de guerra permanente. “Había una casa aquí antes de cruzar el puente. Doña Marta nos refugiaba a todos. Habían amenazas de tumbar el puente. Hubo bloqueos económicos. Primero el desplazamiento por el conflicto, ahora desplazamiento por Hidroituango”, recuerda Cristina, líder que viene acompañando a los campesinos.

Más desplazados para el país

Maribel tiene la mirada detenida en un punto fijo, los ojos un poco aguados. Cuando vuelve en sí, levanta la cabeza rápido, mira a su alrededor y sonríe, una sonrisa triste. Es una hermosa mujer de ojos claros, joven, tiene dos hijos, Mariana y Elbert. Maribel es la esposa de Nelson, quien fue asesinado en el 2013. Estando en la Universidad de Antioquia donde estaban viviendo, ya habían sentado la mesa de negociación con la Gobernación, en la MIA, y Nelson, como ya habían dado garantías de retorno, él fue primero a mirar el territorio, y fue asesinado a los quince días.

Ella lava ropa para conseguir la comida de sus hijos. Dice que no le gusta comer casi. Se la pasa sola. Elber tiene desnutrición. Mariana tiene el espíritu de su padre, también sus ojos. “Usted mira los ojos míos y es como ver los de mi papá”. Se perfila como líder y cuidadora del río.

Hay 49 familias viviendo en la casa campesina, desplazados por Hidroituango. Están en esta casa desde que llegaron de la Universidad de Antioquia, después de vivir siete meses allí y de perder a uno de sus líderes y todas sus tierras.

Orlando es sobreviviente del Aro y nacido allí, pero lleva 20 años viviendo a orillas del cañón del río Cauca. Cuando le pregunto por Hidroituango me responde: “este pueblo va a quedar muerto. EPM es un engaño, nos dicen mentiras. A mí no me embolatan, yo les digo la verdad en la cara: en ustedes no creo. ¿Por qué debemos salir de la tierra que es patrimonio de nosotros? Nos sacan y les quedamos debiendo. Luchamos porque no nos quiten las fuentes de agua, el territorio”.

Casi todos estos pueblos del Norte van a quedar aislados porque la vía principal va a ser por otra montaña, donde están construyendo un túnel el que también ha presentado deterioro con el campesino y con la naturaleza. Está generando contaminación con explosiones. Se han averiado casas y los cultivos se han dañado. La familia Aguiar, que son los más afectados, vienen protestando y van tres meses que esta familia está impidiendo la construcción del túnel. “EPM no le reconoce con justicia su territorio. Los oídos de los niños están enfermos y EPM no reconoce. La familia exige con toda justicia que no haya más enfermos. La familia está en su casa, no en la de EPM, y hoy se la han dañado sin siquiera pedir permiso”, agrega Cristina.

El puente pescadero es el punto central entre Briceño, Peque e Ituango. Por esta vía circulan los carros de EPM en su mayoría. Volquetas que llevan el material, contamos quince que pasaron una tras otra y nuevas, busetas que transportan a los obreros y camionetas con los ingenieros, todos los carros de color blanco.

Los campamentos, también de color blanco, son grandes, parecen pequeñas ciudadelas, y las oficinas son como coliseos llenos de computadores, sillas y profesionales que entregan su estudio al servicio de unos pocos. “En esas oficinas es donde atienden a la gente”, dice alguien que va a mi lado en el carro que nos lleva a Medellín.

Continúa: “la otra vez vinimos a acompañar a un campesino con el que EPM iba a negociar la tierra. Nosotros callados porque no podíamos hablar, escuchábamos y anotábamos todo lo que decían. Entre ello, les proponen que si hacen el negocio inmediatamente les dan el 100% del valor que EPM les quiere dar por la tierra, si al primer llamado no han aceptado les rebajan el 20%, al segundo el 40%, al tercero el 50% y al cuarto el 60%. Si no, los sacan sin darles nada”.

Las playas son los sitios donde habitan los barequeros. En una de ellas, la arenera, hicieron una huerta comunitaria y la casa de la memoria porque las familias “necesitamos que nos demuestren que no hay fosas comunes en el cañón”. Todos han vivido las masacres en esta región, los exterminios. Pero esta verdad también será sepultada bajo agua.