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Mujeres de corteros de caña vivirán junto a sus esposos en los ingenios
 

Más de cinco mil mujeres, entre esposas y madres de los corteros de caña que marcharon hoy por las principales vías de Palmira, anunciaron que si esta semana no hay una negociación entre el Movimiento de Trabajadores de la Industria de la Caña de Azúcar 14 de Junio y Asocaña, acompañarán a sus esposos en las carpas ubicadas en la entrada de los ingenios.

El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Tarcisio Mora Godoy, llegó hoy a acompañar la asamblea permanente que adelantan más de 12 mil corteros en esta región del país y participó de la marcha que realizaron las mujeres por la villa de las palmas. En su intervención el líder sindical anunció apoyos logísticos nacionales e internacionales para el sostenimiento de la asamblea. “Este paro no lo vamos, ni podemos perder por falta de alimentos para los corteros, sembradores, picadores y demás trabajadores que intervienen en la industria azucarera”.

En el evento de la Plaza de Bolívar de Palmira, las mujeres anunciaron de manera unánime que ellas acompañarán a sus esposos hasta el fin de esta lucha, y ello implica vivir en el ingenio las 24 horas.

Francisca Molina afirmó que su esposo lleva como cortero de caña 28 años y que no han podido tener casa propia porque “no hemos podido ahorrar porque del sueldo le hacen un descuento, por ropa, transporte, les cobran hasta el machete. Al final lo que les queda de salario no alcanza ni para la comida”.

Agregó: “Trabajan todos los días incluyendo domingos, porque si no van los domingos los echan. Arrancan desde las cinco de la mañana y no hay horario de llegada”. Asegura que las mujeres salieron a marchar porque no hay soluciones y que eso las obliga a salir a las calles para que vean que están a favor de los corteros.

Estos días sin sus hombres han sido muy duros porque no hay para comer y el frío se apodera de sus casas. Para finalizar le pide al Presidente de la República que busque una solución al conflicto para que las familias tengan una vida más justa, más digna.

Maritza Domínguez, otra de las esposas, piensa que es indispensable llegar a un acuerdo. “Las cosas están difíciles. No es justo que tanto tiempo que lleva mi esposo trabajando como cortero y estemos sin vivienda, pagando arriendo, la lista de los útiles de mi hijo no se ha podido comprar, porque el salario no alcanza ni siquiera para comprarle zapatos al niño que ha tenido que ir a estudiar con zapatos de tela porque no hay para comprarle de material. Los que más trabajan y menos ganan son los corteros de caña, por eso protestamos, por eso estamos aquí. Si se ganan $500.000, les quedan $150.000, y eso es para pagar arriendo, comida y servicios”.