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No más Corralejas. Sí a auténticas manifestaciones de la cultura caribeña colombiana
Hernán Durango / Lunes 5 de enero de 2015
 

Cada año al ver la crueldad, la sangre y violencia en la arena de las corralejas, cuya realización es permitida por algunas autoridades territoriales, salen a relucir las voces de condena y la exigencia de que este tipo de manifestaciones sin asidero artístico o cultural se promuevan en la región del caribe colombiano. Tal crueldad no es solo del hombre contra los animales o de los toros contra los caballos, sino, de los toros bravíos contra quienes sin experiencia y bajo efectos del alcohol se atreven a enfrentárse y se les atraviesan en la plaza.

El detonante en esta oportunidad fue la muerte de un toro a manos de decenas de personas el 3 de enero en las corralejas del municipio de Turbaco, departamento de Bolívar, durante la penúltima tarde de las corralejas llevadas a cabo con el aval de Myron Martínez, alcalde del municipio y el patrocinio de las principales compañías licoreras.

Se alzan voces que gritan NO a las corralejas

La negativa de organismos defensores de los animales se fundamenta en el fallo de la Corte constitucional (Sentencia C-666/10) mediante el cual los magistrados aunque autorizan la realización de estos eventos, advierten que se debe mitigar el dolor a los animales. También se llama a impedir que los menores de asistan a este tipo de eventos donde hay violencia y consumo de cigarrillo y licor. Otro aspecto tiene que ver con la adopción de medidas y planes de seguridad para la mitigación de riesgos que eviten la ocurrencia de tragedias como la presentada en la ciudad de Sincelejo en 1980 por la caída palcos.

Pero en las redes sociales se escuchan voces mas radicales que reclaman que en Colombia se ponga fin a lo califican de “aberración de las corralejas". Carlos Crespo, de la Fundación Resistencia Natural (REN) Por una cultura de liberación animal, sostiene que las corralejas infligen altos grados de crueldad en los animales usados allí. “Toros lanceados ya no por un picador, sino por muchos, banderilleados ya no con tres pares de banderillas, sino por las que se le alcancen a clavar en cualquier parte de su atormentado cuerpo, todo esto por una partida de personas saturadas de alcohol, bajo la mirada cómplice de unos espectadores igualmente alcoholizados, al ritmo de orquestas papayeras que cantan supuestos relatos épicos de viejos torturadores, en un desenfreno de sangre y sevicia, en virtud de la ausencia de oportunidades para divertirse con elementos culturales y artísticos que lleven al crecimiento personal y social, manteniendo a la población en la más completa ignorancia. Por algo, las zonas donde se practican las corralejas son de las menos desarrolladas del país. Quizás algunos aduzcan que aquí no se asesina al animal y que por ello las corridas son peores. Quizás luego de esta salvaje tortura y si yo fuera toro, desearía fervientemente morir”.

Y propone al país: “Ambas reprochables actividades deben ser abolidas y aquellas y aquellos que nos consideramos animalistas necesitamos comenzar a plantearnos mecanismos serios que lleven a que también las corralejas sean parte de un vergonzoso pasado”.

Por su parte, el investigador cultural Martín Salas no encuentra razones sensatas para aceptar el dolor y la muerte de seres humanos como elementos de diversión. "El primer valor es la vida, la muerte no puede ser diversión. No me explico cómo una gente puede tomar cerveza a costa de la muerte de otro", dijo a la prensa regional.

La región caribe posee muchas riquezas culturales para mostrar

En las sabanas de Sucre y Córdoba para esta época tienen lugar corralejas en varios municipios. Los principales impulsores son poderosos propietarios de ganadería de lidia a quienes se suman politiqueros de turno. La resistencia y la denuncia permanente en la región son impartidas por organismos no gubernamentales como la Sociedad Protectora de Animales de Sincelejo, la cual surge alzando la bandera de la abolición de las corralejas en defensa de los toros y caballos, como su principal meta. Olga Lucía Barrios, vicepresidenta de la entidad ratifica el rotundo NO a estas manifestaciones de morbosidad y que son ajenas a nuestra cultura. “No estamos en desacuerdo con las fiestas. Lo que no queremos es el maltrato animal ni al medio ambiente, por ello, apoyamos las manifestaciones verdaderamente culturales”, enfatizó Olga Lucía Barrios quien señaló que como mecanismo para desestimular el maltrato del toro vienen apoyando cada uno de los eventos culturales de las festividades en la región, manifestó la abogada que igualmente invitó a conocer la Ley 84 de 1989 o Estatuto Nacional de Protección de los Animales.

“Estamos promocionando esta norma entre los estudiantes universitarios y los jóvenes en los colegios como campañas educativas para que tomen conciencia y sepan que existe una sanción contra quienes maltraten animales”, expresó Olga Lucía Barrios.

Cabe destacar que como resultado de este tipo de acciones emprendidas por las ONG algunos gobiernos locales no han permitido la realización de corralejas y las han reemplazado por otras manifestaciones encaminadas al rescate del folclor, la cultura y el arte en la región, de lo cual en la región caribe hay muchas riquezas culturales para mostrar.

Corralejas, otra especie en vías de extinción

Sobre la historia de las corralejas en la región, algunos historiadores nos cuentan que estas manifestaciones se remontan a la difusión de la cultura española en América, en donde el toro fue animal sagrado que representaba el poder y la fuerza. "Las corralejas en sus inicios no eran diversión sino la forma de enseñarle a los indios y negros el manejo del ganado y el caballo”. Hoy, al sufrir tan seria transformación en la que se desgreña la vida de los animales y el hombre y en los momentos actuales en los que la sociedad colombiana anhela cambios, busca y construye una nueva etapa de paz duradera con justicia social, ese tipo de fenómenos deben ser superados de la faz de la tierra. Esa será tarea de gobiernos democráticos, como lo decidió en Bogotá el alcalde Gustavo Petro. Pero las organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda y fuerzas amantes de una nueva cultura en el país, deben proponer a los candidatos para que en las elecciones locales de octubre incluyan en sus programas de gobierno el No a la barbarie de las corralejas.