Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

El discreto encanto de la neutralidad
Edisson G. / Martes 7 de abril de 2015
 

Pero porque eres tibio, y no
frío ni caliente, te vomitaré de
mi boca.
Apocalipsis 3:16

La Vega Cauca. Foto: Bibiana Ramírez

Estamos viendo, desde hace algún tiempo, el velo de la neutralidad que los medios de comunicación de Colombia se ponen, queriendo mostrarse en un punto neutro para venderles a la personas esta idea y salir como ganadores en el rating y el negocio. Esta máscara de la neutralidad tiene la clara voluntad de inocular con las posturas más retrógradas, fascistas, autoritarias y violentas al mismo pueblo y convertirlas en el signo que todos los habitantes deben llevar en sus mentes cuando tengan que pensar o discernir sobre los temas políticos, sociales y económicos del país.

La película Europa (1991) de Lars Von Trier, es un gran ejemplo de ello; brevemente, este film cuenta la historia de un alemán, Leopold Kessler, que, tras la segunda guerra mundial, migra a América pero retorna después de la guerra a un país polarizado entre los alemanes, que se identifican con el ser alemán, y los aliados, a la cabeza de Estados Unidos que pretenden regular y reconstruir Alemania bajo sus parámetros. Los alemanes, que todavía defienden el ser alemán, se organizan de manera clandestina bajo el nombre de los Lobos. Lo interesante de esta película es que el personaje, el cual llega a trabajar como chofer de tren, se da cuenta que todavía está en medio de la guerra, que ésta no ha acabado.

Al comienzo de este film, en el diálogo, queda presente lo que vendrá en la película, que el interés ingenuo, casi caritativo de ayudar siendo parte del nuevo sistema, no sirve de nada cuando todavía se está en la guerra. La sentencia del padre lo dice todo cuando, citando Apocalipsis 3:16, recalca que el ser humano en medio de una guerra, si es que la ve, debe tomar partido, sino será masticado y escupido, ya no por Dios, sino por la misma existencia que ignorante, desconoce.

Ahora bien, la neutralidad se viene pregonando desde varios ámbitos del poder en Colombia (medios de comunicación, política institucional y sectores económicos dominantes). La pregunta que se puede hacer después de ver la intencionalidad de estos grupos es ¿qué pasa si vivimos un conflicto social que es disimulado y ocultado por los medios, los cuales a su vez desconocen el mismo pueblo humilde que lucha por sus derechos? La respuesta a esta pregunta es que tales medios tienen una posición clara frente al país que ellos quieren, estos están dentro del ámbito de la economía transnacional, son empresas que están conectadas con entes económicos a nivel mundial, como Caracol radio, RCN, La W y Blu radio, por mencionar algunos. Es decir, el ejercicio de su trabajo no es informar, su objetivo es generar capital, recursos y, sobre todo favorecer el negocio en el que está su nicho.

Así las cosas, ni los medios son neutrales y ni la neutralidad es algo que sirva cuando se vive un conflicto social que ha dejado muchos muertos, no solo por la guerra, sino por el hambre y la miseria. Bajo estas condiciones, es evidente que el negocio de los medios de comunicación es virtualizar la realidad, maquillar el hecho de que la clase dirigente, las familias terratenientes y empresarias son los principales culpables de este conflicto. Y con este objetivo claro, se presenta como la panacea el hecho de ser neutral. ¡Pero cómo no, si ser neutral posibilita el standby, la espera, la posibilidad de que los dispositivos económico-políticos piensen lo que va a ser de aquellos sujetos del común que se denominan neutrales!

Pues bien, con esto, necesariamente el no ser neutral puede entenderse como la capacidad de sobrepasar la palabrería culebrera de los medios empresarios de comunicación y tener la capacidad de pensar, discernir, buscar y ser crítico para tomar una postura. El pirata viaja en medio de los mares tortuosos, selvas y playas para escarbar y asegurarse que efectivamente la X del mapa marca la existencia de un tesoro.