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Mirador
Celada contra la paz
Carlos A. Lozano Guillén / Miércoles 10 de diciembre de 2008
 

Con bombos y platillos los grandes medios de comunicación corrieron a divulgar la “denuncia” del presidente Uribe Vélez, el sábado 6 de diciembre pasado, de que estaba en marcha una celada de las FARC en complicidad con “cierta dirigente política” para liberar a unos secuestrados y concretar el intercambio humanitario.

Así lo explicó también el asesor José Obdulio Gaviria, quien además descalificó a los firmantes de la Carta de los Intelectuales a las FARC, colocándoles el mote de “caguaneros”, dizque porque promueven la paz con las guerrillas mientras critican los pactos con los paramilitares tan cercanos al “corazón grande”. Por cierto, la celada permanente es la de José Obdulio, porque cuando le conviene es el flamante “asesor” del Presidente, pero cuando es pillado en delitos como el de la conspiración con el cónsul en Maracaibo contra el presidente Hugo Chávez, entonces es apenas un contratista de las Naciones Unidas.

Pero la celada más grande es la del Gobierno. Acude a sus acostumbradas piruetas mediáticas y, con el apoyo de la “gran prensa”, pretende desviar el debate hacia otro tema, distante de las pirámides, de los enredos de los hijos del Ejecutivo, de la “parapolítica” y de otras yerbas, que lo comprometen. Para Uribe, el verbo encendido contra la paz es lo que le da puntos en las encuestas; así se lo han hecho creer sus amanuenses.

Pero le salió el tiro por la culata al mesías, porque de ser cierta la celada a la que alude, pues no sería negativo que la guerrilla accediera a liberar uno o varios de los rehenes e hiciera compromisos sobre la renuncia al secuestro como forma de su accionar. En este caso, no debería estar molesto sino, por el contrario, tendría que estimular a la dirigente política y a los que la acompañan en un fin tan altruista. Sin embargo, Uribe fue ambiguo, como lo acostumbra. Lanzó la piedra y escondió la mano. No nombró a nadie, en concreto no dijo cuál es la celada y menos explicó por qué le molesta la liberación unilateral de los rehenes y la apertura hacia el intercambio humanitario. Aún así la histérica letanía tuvo el eco mediático.

¿Qué le molesta al presidente Uribe? El intercambio epistolar de los intelectuales, con mayor razón, porque la segunda misiva, que pone el acento en el tema del secuestro, está suscrita por 25 mil personalidades del país y del exterior, incluyendo académicos cercanos a los asesores de Obama. Crece la audiencia por la paz y el intercambio humanitario, como lo demuestran otros esfuerzos recientes en el país y en el exterior. El discurso agresivo y belicista es desueto, no está a tono con los nuevos vientos que soplan a nivel mundial y continental. En el fondo, Uribe Vélez renunció al intercambio humanitario y a la paz. Cree que esa es la carta de presentación para la segunda reelección, lo malo es que el precio es muy alto para el país, pero eso no le importa a la prepotencia de la “Casa de Nari”.