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Análisis
Relaciones conflictivas: La economía mundial y nuestro ecosistema
Hay que invertir en ciencia y tecnología para preparar la sustitución estratégica del petróleo por otras materias primas, sin afectar el biosistema y el fondo alimentario de la humanidad, sobre el cual tienen puestos los ojos las transnacionales.
Nelson Fajardo Marulanda / Viernes 11 de septiembre de 2015
 
Marchas por el agua en Colombia.

La situación de la economía mundial capitalista dominante tiende a empeorar; primero estuvo la baja acelerada de los precios del petróleo y luego vino la baja de los precios de los valores desde la economía china, pasando por la debacle de Grecia hasta llegar a economías como la nuestra.

Este breve panorama requiere de serias medidas económicas que confronten radicalmente la lógica del capital. Así, no es suficiente en el caso de los precios del petróleo, es necesario reorientar su valor de uso hacia el desarrollo económico interno y si hay excedentes para exportar, pero con ciertas condiciones que frenen el precio especulativo de la materia prima más importante, para estimular la producción.

Pero además de afrontar la escasez y la especulación de los precios; hay que invertir en ciencia y tecnología para preparar la sustitución estratégica del petróleo por otras materias primas, sin afectar el biosistema y el fondo alimentario de la humanidad, sobre el cual tienen puestos los ojos las transnacionales. Dicha preparación para transitar hacia nuevas formas y modelos económicos reproductivos, no serán tomados en serio, mientras persista la lógica depredadora del capital.

Al respecto, y según el Informe del Estado de los Recursos Naturales y del Ambiente 2012 a 2013 de la Contraloría General de la República de Colombia, el componente ambiental en el sector social del Plan Nacional de Desarrollo 2010 a 2014, compuesto de cinco ejes temáticos, salud ambiental, política nacional de educación ambiental, las estrategias sectoriales de adaptación y mitigación del cambio climático, la investigación ambiental con Colciencias y el gasto ambiental; son ejes que exigen una inversión de recursos suficientemente fuertes, como para no quedar viviendo de la aridez, el enfriamiento, el calentamiento, el hambre, la pobreza y demás daños causados al ecosistema por la voracidad y depredación de la lógica del capital.

El Informe mencionado dice: “…para el 2012, los ejes temáticos más significativos son cambio climático y gestión del riesgo con $9.112’795.636, seguido de Biotecnología con $6.090’638.725 para un 67,7% del total de proyectos medioambientales. En el caso del eje temático de PML se asignaron recursos por un monto de $5.604’387.831, repartidos en 23 proyectos, lo cual indica que los recursos no fueron tan concentrados como en el caso del eje Cambio climático, cuyos recursos se destinaron en tan sólo nueve grandes proyectos” [1].

Como se puede observar, el Estado, a través de la Contraloría General, nos da una voz de optimismo, al señalar que los recursos para una política ambiental están asegurados y crecen; pero valen las siguientes preguntas: ¿Son los megaproyectos diseñados por las transnacionales, autorizados y puestos en ejecución por el Estado y los capitales, benéficos para la nación y sus ciudadanos? ¿Cubren los recursos señalados, las necesidades reales de proteger con toda su fuerza, el ecosistema de la destrucción, las guerras, las diversas formas de violencia, el abandono de los más débiles y los ataques a la naturaleza?

En esa dirección, el Papa de la Iglesia Católica afirma que “es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable a las guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones…Pero el poder conectado con las finanzas es el que más se resiste a este esfuerzo (NRFM: Prevenir y resolver las causas que puedan originar nuevos conflictos), y los diseños políticos no suelen tener amplitud de miras” [2].

Son planteamientos hechos desde el máximo representante de una de las religiones más poderosas del mundo, y nos deja en claro que es el capital financiero que no deja la prevención de nuevos conflictos que derivan en violencias y guerras.

En síntesis, afirmamos que el peligro de unas pésimas relaciones entre los seres humanos y entre los seres humanos y la naturaleza, corresponde a ese tipo de relaciones en las que las relaciones entre los seres humanos son determinantes, para prever el futuro que vamos a tener. Por ahora, y sin extremos, nos movemos entre la decadencia mercantilista y la posibilidad de un nuevo despertar de los pueblos.

[1Informe del Estado de los Recursos Naturales y del Ambiente 2012 a 2013 de la Contraloría General de la República de Colombia.

[2Papa Francisco: Carta Encíclica Laudato Sí del Santo Padre Francisco Sobre el cuidado de la Casa Común, Número 57, El Vaticano 2015.