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Editorial del Semanario Voz
Los vericuetos de la paz
Es difícil construir la paz con un Gobierno de doble discurso. De paz en La Habana y de guerra en Colombia.
Semanario Voz / Viernes 11 de septiembre de 2015
 
Guerrillero: desmovilícese que aquí le guardamos el puesto. Foto: Policía Nacional de los colombianos via photopin (license)

El pasado 30 de agosto, al terminar el ciclo de los diálogos de La Habana, las partes expidieron el comunicado #58, que informa los logros del mismo: “continuamos trabajando en temas relacionados con los puntos de Víctimas, Fin del Conflicto y medidas de desescalamiento. Durante este ciclo, la subcomisión de Género de la Mesa de Conversaciones recibió a 10 organizaciones de mujeres que hicieron varias recomendaciones sobre temas como violencia de género y sexual en el conflicto.

“El grupo de juristas también avanzó en las discusiones de mecanismos dentro del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de no repetición”.

Como se aprecia, son importantes los avances en este nuevo ciclo, aunque no se conocen con precisión y detalle en qué consisten por aquello del “secretismo” y la estricta confidencialidad, impuestas por el Gobierno Nacional. Quieren mantener lo más alejada posible la Mesa de La Habana de la realidad del país.

“A partir de este lunes 31 de agosto continuarán las operaciones de descontaminación de explosivos en la vereda El Orejón en Briceño (Antioquia), tras revisión y actualización por parte de ambas delegaciones y de la Ayuda Popular Noruega de los procedimientos operacionales aplicables al proyecto piloto de descontaminación y liberación de minas en tierra.

Un nuevo ciclo de conversaciones arrancará el próximo 11 de septiembre”, dice el comunicado.

Mucho más precisa la información de las FARC-EP; Iván Márquez dijo lo siguiente: “Concluimos un nuevo ciclo de conversaciones con intenso trabajo simultáneo en las subcomisiones, jurídica, de esclarecimiento y fin del paramilitarismo, de género, y en la de Cese al fuego y hostilidades bilateral y definitivo. Sin desconocer la complejidad de la temática en discusión, podemos entregar un parte positivo al país. Registramos avances. El proceso se mueve en dirección al Acuerdo Final. Ha llegado el momento en que las partes debemos aguzar el sentido común para abrirle espacio al entendimiento y al consenso, porque la paz es ahora, y requiere el respaldo decidido, sin reticencias, de las mayorías nacionales”.

Como quien dice se avanza, entre otros, en el punto de esclarecimiento y fin del paramilitarismo, cuya existencia es negada una y otra vez por los voceros gubernamentales, como se ha escuchado en los últimos días a raíz de los problemas fronterizos con la hermana República Bolivariana de Venezuela.

Con todo, los vericuetos (camino estrecho, tortuoso, accidentado y generalmente alto por el que es difícil andar) de la paz continúan siendo difíciles.

¿Cómo entender que un Gobierno que adelanta un proceso de diálogo para lograr la paz con la guerrilla de las FARC-EP, trate de forma tan despótica al movimiento agrario como lo está haciendo con los representantes de la Cumbre Agraria, Indígena y Afrodescendiente” y le niegue sus derechos y los acuerdos suscritos en años anteriores?

¿Cómo entender que se adelante una campaña electoral en medio de las gabelas a los partidos del establecimiento, la corrupción, la parapolítica y la violencia contra la oposición de izquierda?

¿Cómo entender que el gobierno de Santos agreda con tanta saña y odio al presidente Nicolás Maduro y al pueblo bolivariano de Venezuela que tanto han hecho –y hacen- por la paz de Colombia?

¿Cómo entender que el Gobierno Nacional reprima las protestas populares y siga apuntalando el modelo neoliberal, los TLC y la economía extractivista en favor de las transnacionales y de los saqueadores de los recursos naturales del país?

Es difícil construir la paz con un Gobierno de doble discurso. De paz en La Habana y de guerra en Colombia.

Poca atracción para que las guerrillas en las condiciones de la paz acudan a la lucha política en un país que se rige con semejante régimen de oprobio, explotación y represión.

Sin embargo, con la presión popular se pueden abrir las puertas de la paz y cerrar las del despotismo del poder oligárquico. Como dijo Iván Márquez: “El logro de la paz será el triunfo más grande del pueblo colombiano”. Este hay que conquistarlo, casi que imponerlo con la movilización de las masas populares.