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Columna de opinión
¿La paz en Colombia un acto mercenario?
Jhon Jairo Salinas / Sábado 6 de febrero de 2016
 

Por estos días el gobierno de Juan Manuel Santos anda de plácemes celebrando los 15 años del Plan Colombia. Hagamos un poco de memoria para recordar en que consistió dicho plan: en pleno diálogo de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC, más conocidos como los diálogos del Caguán. Por ese entonces, en el 2001, Pastrana y el alcohólico presidente de Estados Unidos, George Bush, firmaron un tratado de exterminio contra todo el movimiento insurgente, la extirpación del movimiento social y popular y la apropiación de los recursos naturales.

Pero en sí ¿qué fue el Plan Colombia? Fue un plan para acaparar los recursos de América Latina, la biodiversidad de la Amazonía, el agua, el petróleo y otros recursos de interés económico. Su punta de lanza era fortalecer el régimen fascista criollo de esta república bananera llamada Colombia, la ensordecedora élite facha quería de una vez por todas entronizar toda una doctrina de seguridad para así satisfacer el delirio de un poder basado en la paz romana.

Este plan fue presentado como un plan para la paz y contra el narcotráfico cuando en realidad fue todo lo contrario: un plan de guerra y un plan que no atacó al narcotráfico, lo protegió.. Hay que saber que de 100 USD que mueve el negocio del narcotráfico, sólo 4 USD se quedan en Colombia y los 96 USD restantes van a Europa y a Estados Unidos. De los 4 USD que se quedan en Colombia, sólo el 0,64 % va al campesino cultivador de coca, el resto se queda mayoritariamente en corrupción aduanera y permisos estatales a aeronaves o navíos de import- export.

Que error decir que se está celebrando un Plan Colombia, aquí no hay nada que celebrar. El plan Colombia fue una de las peores calamidades para Colombia y también para América Latina. El plan Colombia dejó a la Amazonía diezmada. Uno de los agentes de fumigación es el Fusarium Oxysparum que ya ha sido denunciado como un arma biológica por varios científicos, incluidos estadounidenses. Otro de los agentes de fumigación utilizados es el glifosato producido por Monsanto (que era la misma empresa que devastó a Vietnam). Así el Plan Colombia arrasó con los ecosistemas de la Orinoquía y de la Amazonía, causando daños sin precedentes. Ya se ha relevado un aumento en los casos de cáncer en Ecuador, Colombia y Venezuela.

Y hoy sorpresivamente los que se beneficiaron con los casi 10 mil millones de dólares de dicho plan para la “paz” son: ONG, gremios, partidos políticos, sindicatos, iglesias, centros de estudios, universidades, entre otros. Son los que ahora también pretenden montar toda una mafia para administrar y manejar los recursos del posconflicto. Dicho de otra manera, son los llamados mercenarios de la paz. Se calcula, por parte de expertos, que los 10 primeros años después de la firma de los acuerdos costará la bobadita de 100 billones de pesos.

Si estos mismos que se camuflaron en ONG de derechos humanos, con la anuencia de políticos, van a montar toda una economía basada en la filosofía de la paz y la no violencia; la pregunta que nos debemos hacer los defensores de derechos humanos es: ¿vamos a permitir que quienes violentaron esos mismos derechos a nombre de la “democracia” sean los que van administrar los fondos para la paz?

¿Cómo entender que en Colombia en los últimos años los estertores de la guerra que se beneficiaron económicamente de esta, ahora quieran seguir nutriendo sus arcas a nombre de la paz? ¡Qué ironía!