Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

Magdalena Medio: El largo camino hacia una nueva entidad territorial
Camilo Rueda Navarro / Lunes 9 de febrero de 2009
 

De nuevo está en debate la necesidad de crear el nuevo departamento del Magdalena Medio, con capital en Barrancabermeja. Élites regionales ya se han opuesto a la propuesta.

El pasado mes de enero se inició la recolección de firmas para solicitar el estatus administrativo, político, económico y geográfico de la región. De concretarse la iniciativa se les preguntará a los pobladores de este territorio si quieren conformar el nuevo departamento del Magdalena Medio, con capital en Barrancabermeja.

Se requieren 20 mil firmas para que se autorice la consulta popular, que corresponde al 10% del censo electoral de los municipios involucrados. La población estimada de la región es de unas 716 mil personas. La consulta se proyecta para marzo de 2010.

La agrupación “Amigos del nuevo departamento del Magdalena Medio”, articulada a través de internet, es impulsada por jóvenes profesionales originarios del puerto petrolero. Los medios comerciales la presentan como la matriz de la iniciativa, que en realidad tiene más de cuatro décadas de antecedentes. Luego de seis meses de convocatoria, el grupo superó los cuatro mil inscritos, y se instituyó como asociación para sacar adelante el proyecto.

Una larga historia

Del departamento del Magdalena Medio harían parte 32 municipios del sur de Bolívar, Santander, Antioquia y sur del Cesar, que están incluidos en los estudios para la conformación del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (Pdpmm), realizados en la década de 1990.

El argumento principal con el que se justifica la nueva unidad territorial es la histórica falta de atención de las capitales a los municipios involucrados. De hecho, la actual división político-administrativa proviene del siglo XIX e incluso es heredada de la época colonial, que se regía por principios tributarios y extractivos. En ese momento se requería darle acceso a la principal vía de comunicación, el río Magdalena, a las élites económicas y políticas de Santander y Antioquia, principalmente.

De esta forma, a las zonas ribereñas del valle medio del Magdalena se las dejó separadas entre sí, situación que fue ampliamente estudiada y expuesta por el sociólogo Orlando Fals Borda. Frente a ello, y con una perspectiva nacional, Fals Borda planteó un nuevo ordenamiento territorial basado en la conformación de regiones que posibilitaran la confluencia sociocultural de los pueblos. Esta perspectiva fue retomada por la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, y quedó plasmada en tres artículos de la Carta Política (286, 306 y 307).

La lucha de las comunidades

Es de resaltar que en diversos escenarios, las comunidades y organizaciones sociales del Magdalena Medio han propuesto la creación de una nueva entidad territorial. El más reciente antecedente se encuentra en el éxodo campesino a Barrancabermeja, cuando miles de pobladores de la región se movilizaron para exigirle al Estado la garantía de los derechos humanos. Luego de tres meses de negociación se firmaron unos acuerdos que contemplaron la formulación participativa del Plan de Desarrollo y de Protección Integral de los Derechos Humanos del Magdalena Medio, presentado en 1999 al Estado, que debía garantizar su financiamiento.

Así mismo, los movimientos sociales han planteado nuevos procesos territoriales, como las zonas de reserva campesina, zonas de desarrollo integral, aldeas comunitarias, territorios humanitarios, entre otras figuras que buscan la defensa de la tierra campesina, los recursos naturales y la lucha por los derechos de las comunidades. También la planificación participativa, el desarrollo sostenible y los proyectos productivos para garantizar la seguridad alimentaria y prevenir el desplazamiento forzado.

En palabras de la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC), organización social con 12 años de existencia en la zona: se trata de concretar “una iniciativa de desarrollo social, económico, político, ambiental y regional que facilite el acceso de las comunidades rurales a la oferta de recursos y servicios que integra todos los elementos de la economía campesina”.

La ACVC impulsa desde 1998, y como producto de los acuerdos con el gobierno Pastrana, la Zona de Reserva Campesina del Valle del río Cimitarra, que se extiende por el territorio rural de los municipios de Cantagallo, Remedios, San Pablo y Yondó, y contempla un plan de desarrollo sostenible. La figura ha causado la oposición de latifundistas, terratenientes y políticos vinculados al paramilitarismo.

En caso de aprobarse el sí en la consulta, el Congreso será el que apruebe la creación definitiva de la nueva figura territorial. El representante a la Cámara por Bogotá, Rubén Darío Salazar ha apadrinado la propuesta en el Parlamento y presentó un proyecto de acto legislativo para la creación del nuevo ente. Salazar, acusado de ser un "falso cura", y quien ha tenido éxito político ofreciendo vivienda a los pobres, hace parte de Convergencia Ciudadana, el partido del senador Luis Alberto Gil, vinculado con el paramilitarismo.

Intereses encontrados

Con un departamento, las transferencias llegarían directamente a los municipios y no a las capitales, y además, se tendría representación propia ante los órganos nacionales.

Las riquezas de la zona, en particular la petrolera, la aurífera y la maderera, quedan a merced de las capitales departamentales como Bucaramanga, Cartagena y Medellín, las cuales, además de su lejana distancia, dan tratamiento secundario a sus zonas de periferia, en especial cuando de inversión social se trata.

Por ejemplo, los ingresos de Santander tienen una gran tajada por regalías petroleras. Todos los municipios con economía de este tipo se encuentran en la zona ribereña, que quedaría cobijada por el nuevo departamento. Hoy por hoy, gran parte de los recursos por la economía de los hidrocarburos deben pasar por el manejo de la burocracia departamental antes de llegar a las comunidades.

El presidente de la Cámara de Comercio de Barrancabermeja, Hernando Flórez Anaya, se opone a la propuesta con el argumento de que la gran integración económica entre el puerto petrolero y Bucaramanga, capital de Santander, se quebrará. A su vez, ningún político santandereano ha apoyado la iniciativa. Por el contrario, “la clase empresarial”, es decir, las élites políticas y económicas de Santander rechazan la propuesta por ver amenazados sus intereses. De igual forma pasa en Antioquia y Bolívar.

Se argumenta también que con los megaproyectos económicos previstos para la región se generará la integración que se requiere. Es decir, la planificación capitalista será la determinante.

El reconocimiento del Magdalena Medio implicará un largo camino nada fácil de recorrer. En todo caso, es crucial la participación de las comunidades y el reconocimiento de sus propuestas.