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Columna de opinión
Los falsos positivos del Ministerio de Educación Nacional
Juan Carlos Jaime Fajardo / Jueves 14 de abril de 2016
 

Una vez más las lógicas militares del conteo de cuerpos cabalgan en Colombia, esta vez desde el eficientismo neoliberal en la educación, promovido en el día E.

El llamado índice sintético de calidad que se quiere imponer como el funesto “decreto boina” en las fuerzas militares, para el logro de resultados econométricos en la escuela, plasmado en la resolución 2146 de 2016, pretende profundizar la precariedad educativa estableciendo una serie de indicadores en los procesos académicos a manera de la producción de mercancías, constituyéndose en una medida más del gerencialismo educativo distante de la reflexión pedagógica.

Como si fuésemos mercenarios del conocimiento, nos ofrecen recompensas tales como: bonificaciones, condecoraciones, ascensos y muchas cosas más, que se ferian en la difusión anual de resultados sin sonrojarse, pues vale recordar que la estrecha perspectiva de la política educativa del MEN es capacitar estudiantes que puedan generar valor agregado a las mercancías como lo propone la Fundación Compartir y como lo ha aprobado el actual PND del gobierno Santos, recortando los fines amplios y democráticos de la educación.

Para mencionar tan sólo uno de tales indicadores, la repitencia, que se ha tratado de disminuir de diferentes maneras, ha sido implementada por el nefasto decreto 230 de promoción automática que a pesar de su derogatoria se sigue aplicando por medio de los porcentajes de “pérdida” establecidos en diferentes circulares, hace parte de la política de rendición de cuentas de las instituciones. Tal meta no se da para mejorar los procesos educativos, sino para minimizar el gasto, sin importar que tan cualificado esté el estudiante.

Una jornada dedicada a trazar estrategias administrativas para evitar la repitencia, entrenarse para las evaluaciones externas, simular ambientes escolares ajenos al contexto social y propagandizar cifras; nada tiene que ver con mejorar los procesos escolares y menos con evaluar la política educativa actual tan lesiva para las comunidades.

A pesar de que “el día E” establece indicadores comparativos por institución, pone en una ridícula rapiña de recursos a quienes apliquen a pie juntilla la política del MEN, maquillando las cifras de la llamada calidad educativa, así la realidad sea distante: quienes no cumplan tales indicadores serán llamados a “calificar servicios” entregando los colegios al sector privado; quienes caigan en esta trampa de la mal llamada “excelencia educativa” terminarán como en la película de Chaplin, locos y fatigados. Las víctimas volverán a ser los jóvenes de los sectores populares, a quienes se pretende esta vez disfrazar con cifras y cobrar las recompensas justificando los menguados presupuestos educativos arrancándole aplausos a la OCDE.

Ante esta situación se hace necesario gritar ¡basta ya!, los maestros no somos las tuercas de la maquinaria educativa, no somos mercenarios de las competencias, no somos los apóstoles de la OCDE.

Si bien la reflexión pedagógica debe ser cotidiana, invito a los colegas a resistir las pretensiones del MEN en su jornada del “día E”, generando actividades de evaluación a la política educativa y proponiendo apuestas pedagógicas alternativas que aporten a la construcción de nuevas relaciones sociales en los territorios escolares y a distribuir el saber y el poder en y desde las aulas.