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Nuevo gabinete con continuación del modelo
Cambiar algo para no cambiar nada
Cristhian Ayala García / Sábado 30 de abril de 2016
 

“Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél. -¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.

- ¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.” [1]
Hans Christian Andersen

Al igual que el traje nuevo del emperador, la renovación del gabinete ministerial de Juan Manuel Santos desnuda sus verdaderas intenciones, donde sin ningún cambio sustantivo pretende ratificar un modelo en el cual en ninguna circunstancia pretende “discutir”. Nuestro honorable presidente hoy se pasea por la opinión pública diciendo que este es “el gabinete de la paz, del posconflicto”. Solo habrá que esperar a que un valiente niño, al igual que la historia de Andersen, le grite a nuestro emperador en su inocencia que no ha cambiado nada.

Lo que cambia para profundizar

Justicia, vivienda, transporte, medio ambiente, e industria y comercio son las carteras que reciben a nuevos ilustres colombianos que construirán la paz, eso sí, desde la visión “santista”, que es la que ha construido incluso desde su primer mandato presidencial donde no existían los escenarios de dialogo con las diferentes insurgencias.

El nombramiento de Jorge Londoño como nuevo Ministro de Justicia corresponde a la necesidad de reemplazar un favor político al anterior ministro, cuota del partido liberal, que hoy hace parte de la terna de la que saldría el fiscal general de la nación. Sin embargo la capacidad del presidente de la república de no dar “puntada sin dedal” dio para aprovechar la situación y en un movimiento tratar de vincular oficialmente a alguien del Partido Verde en su gabinete; las críticas de los copartidarios de Londoño no se hicieron esperar deslindando la decisión personal de la posición de la colectividad.

El Ministerio de Vivienda queda en manos de Elsa Noguera, la exalcaldesa de Barranquilla, que siendo una de las principales cabezas del “vargasllerismo” tendrá como función principal seguir construyendo los cimientos de la candidatura presidencial del presidente de su colectividad. Los contundentes resultados que ha tenido esta cartera en virtud de la próxima carrera presidencial seguirán en manos de Cambio Radical.

La cartera de transporte en cabeza de Jorge Eduardo Rojas. El exalcalde de Manizales será el continuador de los ambiciosos planes en términos de infraestructura vial que también seguirán pavimentando la candidatura de German Vargas Lleras a la Presidencia de la República. Este fortín en particular solo contribuye a develar como se va resolviendo la baraja para los próximos comicios electorales por parte de las élites tradicionales.

El nuevo Ministerio de Medio Ambiente estará en función de seguir atravesando la locomotora minero-energética por nuestro país, no de casualidad la cabeza de esta cartera es Luis Gilberto Murillo, un ingeniero de minas que solo demuestra que no hay ningún correlato entre la visión de paz y desarrollo del gobierno nacional y las necesidades en materia de medio ambiente y preservación de nuestros recursos naturales.

En materia de industria y comercio será María Claudia Lacouture la que ponga sus conocimientos en finanzas y relaciones internacionales en esta institución que últimamente se ha encargado de abrir a Colombia a los mercados internacionales. Por supuesto, en condiciones de desigualdad y no para beneficiar la producción nacional.

Lo que se mantiene para que nada cambie

La cartera crucial en los últimos años del país ha sido el Ministerio de Hacienda, donde nuestro propio “Chicago boy” Mauricio Cárdenas se ha encargado de incrustar la receta neoliberal actualizada y de manera antipopular. No se nos debe olvidar que este ministro tuvo que afrontar una propuesta de moción de censura en el Congreso por sus grandes jugadas “desarrollistas” para los capitales transnacionales, entre ellas la venta de Isagen. La cartera más importante sigue en manos de este marginalista que solo devela que el neoliberalismo será una realidad en nuestro país si siguen mandando los de siempre.

Aurelio Iragorry ha actuado como Ministro de Agricultura desconectado totalmente de la realidad nacional y de los escenarios de solución política al conflicto. Iniciativas como las Zidres, que él ha impulsado, así como la pésima actuación frente a marcos legales como las de la restitución de tierras solo son la muestra de que aunque en La Habana existan acuerdos de avanzada en materia agraria, el gobierno nacional sigue profundizando las contradicciones en el campo colombiano que solo hace “ojitos” a la agroindustria y se hace el de la vista gorda en algunos momentos con los sectores “anti restitución”. Este ministerio quedo ratificado.

Nuestra ministra más “cool” y “mainstream” Gina Parody seguirá en cabeza de la cartera de educación, donde el gobierno nacional tuvo un histórico revés al intentar implementar una reforma que fue rechazada de manera contundente por las movilizaciones estudiantiles de 2011. Su táctica seguirá siendo la misma “reformas sin reforma” y se demuestra con la pretensión del “acuerdo por lo superior” que busca implementar el espíritu de la reforma del 2011 pero de manera focalizada. Las diferentes reformas a nivel local que se están implementando en las universidades del país y la Ley de inspección y vigilancia que golpea el espíritu democrático y autónomo que debería tener la educación. Por supuesto no puede haber gabinete ministerial sin alguien de moda, por eso Parody es ratificada.

La tecnocracia queda completa con el ingeniero civil encargado de los temas de salud en Colombia, Alejandro Gaviria, que en su plan de atención integral de salud enfocado en el autocuidado plantea que las instituciones de salud solo deben trabajar en la prevención y la rehabilitación, por supuesto y en continuación con el espíritu de la ley 100 porque es mucho más barato, entendiéndola también a partir de los desarrollos que esta ha tenido. La cartilla macroeconómica de este gerente de derechos basa los tratamientos y planes en relaciones costo-beneficio, al estar haciendo bien su trabajo por supuesto quedo ratificado.

El “huevito” de la cooptación ahora es de avestruz

La nueva política nos invita a entender que las alternativas no deben rechazar algún cargo o posición “por principio”, sin embargo esto no puede entenderse de manera pragmática. Clara López, candidata presidencial de la izquierda en el año 2014 cayó en la peor de las redes, sin ningún acuerdo programático o posibilidad de maniobra para las transformaciones sociales. El ofrecimiento aceptado de encabezar la cartera de trabajo, famoso por ser el ministerio de la impotencia y mayor puesto para cooptar sectores renegados, como lo demostró Luis Eduardo Garzón, alguna vez también candidato presidencial por la izquierda.

Clara López ya en rueda de prensa anuncio lo obvio: no podrá reversar nada del modelo y no podrá comprometerse a aspectos que uno creería básicos pero que no es así, como renegociaciones frente al salario mínimo. En ultimas más allá de tratar de comprender el móvil por el cual la expresidenta del Polo Democrático acepta el ministerio, se abre un debate en las alternativas, donde hay que romper en definitiva con el “principismo” de la oposición irreflexiva pero sin caer en pragmatismos, las herramientas fundamentales no son otras que nuestras aspiraciones programáticas hacia un nuevo modelo de país.

Desnudado el régimen, no nos queda más que defender una perspectiva de paz democrática en espacios extra institucionales, sin negar la posibilidad de acceder algún día a las instituciones pero en pro de transformaciones sociales. Profundizar el repunte de la protesta social desde todos los sectores y construir una perspectiva constituyente que dialogue con los anhelos de paz es lo único que hará que Colombia se ponga un nuevo traje, el de la justicia social.

[11.-El traje nuevo del emperador, popular cuento danés.