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21 de mayo día de la afrocolombianidad: "165 años de olvido"
Aiden Salgado Cassiani / Lunes 23 de mayo de 2016
 

El 27 de diciembre del año 2001 el Congreso colombiano aprobó la Ley 725 que decreta el 21 de mayo como el Día Nacional de la Afrocolombianidad, el cual más tarde la dirigencia política afrocolombiana cercana a los gobiernos de turno decidió empezar a llamarlo el “Mes de la Herencia Africana” emulando de esta forma lo que sucede con los afroamericanos en Estados Unidos.

Esta fecha especial se estableció en Colombia en honor a la Ley de Abolición de la Esclavitud promulgada el 21 de mayo de 1851 y entró en vigencia en 1852 durante el gobierno del presidente José Hilario López, quien comprendió que el sistema ya era caduco e insostenible en término económico y, además, era antihumano y poco ético, en un país paladín de la independencia que no podía seguir manteniendo en condición de esclavizados a sus principales aportantes a la construcción y desarrollo de la Nación. .

A partir de la abolición de la esclavitud, las condiciones de vida de los africanos y sus descendientes en el país realmente no tuvieron cambios sustanciales en lo socioeconómico, ya que solo quedó en letras dentro de una ley, pero en la práctica continuaban los mismos vejámenes y tratos degradantes e inhumanos.

Recordemos que estos seres humanos tratados como objetos vivían en condición de esclavos miserables, producto de la forma como fueron secuestrados en África alrededor de 15 millones de hombres, mujeres y niños para ser esclavizados y trasladados a las Américas y el Caribe, a lo que se le llamó “la trata transatlántica de esclavos”, la cual se vino a convertir en uno de los primeros crímenes de lesa humanidad, lo que llama el activista afrovenezolano Jesús “Chucho” García como “la primera globalización perversa”.

Para el caso de Colombia, los africanos fueron destinados a los trabajos más horrendos, duros y degradantes en jornadas interminables de sol a sol en las construcciones de edificaciones arquitectónicas, en las labores de agricultura y ganadería en las haciendas, en los socavones de las minas en busca de oro, en el mar y sus profundidades en busca de perlas preciosas, en las casas de los amos, principalmente, las mujeres trabajaban las 24 horas del día, entre otras actividades a las que eran sometidos los esclavos en diferentes escenarios ubicados principalmente en territorios del Pacífico y del Caribe colombiano. Pero como el hombre y la mujer africana no aceptaron nunca esa condición, surgió así el cimarronaje como medio para conseguir su libertad. Cimarrones se les llamó a los esclavos y esclavas que huían del control del amo a las zonas enmontadas en busca de conseguir la libertad, y de allí surgió la conformación de los Palenques en Colombia, los Cumbes en Cuba y los Quilombos en Brasil. También se insertaron en los ejércitos libertadores para luchar por la Independencia.

Por ello, es claro que aportaron a la construcción del Estado Nación sin recibir nada a cambio, ya que tuvieron que pasar 31 años después de la Independencia para que se diera la abolición total del sistema esclavista.

Cuando se decreta la abolición, los africanos pasaron al anonimato en la vida nacional, se quedaron ubicados en las costas de Colombia donde estaban esclavizados o eran libres y trabajaban; pasaron al olvido alejados de los espacios de poder y toma de decisiones. Ciento sesenta y cinco años después continúan en ese anonimato, y es en la conmemoración, para mí, que son mencionados de forma positiva más allá del deporte y el folclore; y únicamente en esta fecha es que los medios de comunicación le recuerdan al país que existen unos afrocolombianos que tienen unas condiciones de pobreza que los hace ciudadanos de segunda y tercera categoría, que existe el racismo y la discriminación racial, que existe un sistema clasista, esclavista y patriarcal que no se diferencia del colonial para estas personas.

Ciento sesenta y cinco años de olvido en la realidad socioeconómica del país pueden empezar a cambiar, y esto por el momento coyuntural que hoy vive el país, y me refiero a los acuerdos de paz que se están firmando en la Habana Cuba entre el Gobierno Nacional de Juan Manuel Santo y la FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia: ejército del pueblo). Estos acuerdos traerán cambios significativos al campo colombiano generando a través de inversiones en infraestructura, en servicios básicos: agua potable alcantarillado, energía, salud, educación, tierras; condiciones para que la gente que vive en el sector rural colombiano pueda decir “somos seres humanos” y no de segunda o tercera categoría con las condiciones de vida digna. Este inicio que logran los acuerdos de la Habana se pueden ampliar con la entrada en vigencia de una nueva Constitución.

Creo que con la puesta en práctica de una nueva Asamblea Nacional Constituyente “decolonial” es la posibilidad para que la realidad de los colombianos empobrecidos incluidos: afrocolombianos e indígenas cambien, ésta debe ser una Constituyente, que garantice la participación de los pueblos étnicos como de los diferentes sectores excluidos de la sociedad colombiana en término de proporcionalidad, es decir, el porcentaje de afros que somos en el país debe considerarse como un dato importante para ser incluido en la elaboración.

En su contenido debe ser una Constitución que reafirme los derechos hasta hoy alcanzados y que promulgue otros para los grupos étnicos y la población excluida, con este nuevo pacto de país representado en una Constituyente decolonial, que en lo específico elimine las condiciones que generaron la miserablesa en los afrocolombianos y combata el racismo y la discriminación racial, solo así podemos celebrar la afrocolombianidad y salir de los siglos de olvido y miserablesa en que estamos imbuidos.

Desde el Palenque un Cimarrón todavía.

Por: @AIDENSALGADO

Palenquero, Miembro del CONAFRO-MARCHA PATRIOTICA, del CEUNA - Activista.