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La 46 Asamblea de la OEA y la derrota de Luis Almagro y Estados Unidos en República Dominicana
Tony López Rodríguez / Martes 21 de junio de 2016
 

El ministerio de colonia, como denominó nuestro canciller (cubano) de la Dignidad Raúl Roa García, a la Organización de Estados Americanos, OEA, su secretario general Luis Almagro y sus patrones en el Departamento de Estado, en Washington, sufrieron una importante derrota, en sus pretensiones de aplicar la injerencista Carta Democrática, a la República Bolivariana de Venezuela, durante la 46 Asamblea General, desarrollada la pasada semana en República Dominicana.

Ciertamente los planes de Estados Unidos contra Venezuela se
encontraron una solida unidad de los países del ALBA y Petrocaribe,
Almagro quedó absolutamente descolocado y el próximo martes 21 asistiremos a un interesante debate propuesto por la canciller venezolana y aprobado por los países miembros, sobre la conducta de Almagro, el 23 de este mismo mes, Almagro tiene convocada otra reunión
para dar a conocer sus posiciones en defensa de la intervencionista
Carta Democrática y sus alegatos en contra de Venezuela, mientras que el Secretario General de Unasur, Ernesto Samper, está convocando para ese mismo día una reunión en Quito, Ecuador, con los expresidentes de España, José Luis Rodríguez Zapatero, de Panamá, Martín Torrijos, y de República Dominicana, Leonel Fernández, con el objetivo de facilitar el diálogo entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro.

Debe tomarse en cuenta que, de los 34 países que integran esta organización multilateral, la moción presentada por el Secretario General de la OEA, fue derrotada por 19 países que votaron por el No, mientras que 12 países lo hicieron a favor de la propuesta de Almagro; 2 se ausentaron y 1 se abstuvo. En total son 15 países que no apoyaron a Venezuela, lo cual dejó muy dividida a la organización panamericana.

Es decir, esta desprestigiada organización regional ha sufrido un sensible golpe y está prácticamente dividida, casi un 50 por ciento de su membrecía desaprueba la conducta de su Secretario General, lo cual lo descalifica para continuar en el cargo, más aún cuando violando los propios principios y reglamentos de la OEA, se atrevió a convocar a un acto, política y jurídicamente inaceptable.

Sin embargo no debemos dejar de reconocer que aún la OEA tiene influencia y poder en nuestra región. La propuesta que presentó Almagro tuvo el absoluto respaldo de Estados Unidos y, sin ser pitoniso, se conoce que este país es quien patrocina e impulsa una intervención en Venezuela, la decisión del presidente Barack Obama¸ de considerar a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos es una irrefutable prueba, decisión que acaba de prorrogar por un año más.

Si Estados Unidos no ha jugado su última carta en contra de Venezuela, es porque el escenario político- electoral interno le impide apostar a fondo para lograr apoyo de la OEA en sus posiciones injerencistas, me refiero a una previsible intervención militar, obviamente después de las elecciones y en dependencia de quien sea elegido.

Veremos cómo se manejarán los nuevos ocupantes de la Casa Blanca, todo estará en dependencia de la coyuntura internacional, pero no debe descartarse cualquier proyecto o plan de Estados Unidos para eliminar la Revolución Bolivariana. El gran problema que tiene el país del norte es que no estamos en los años en los cuales dictaban ordenes a los presidentes de la región, los pueblos han tomado conciencia y en especial el pueblo bolivariano y no deben subestimar que las ideas de Bolívar y Chávez están presentes y seguramente tendrá una gran oposición.

La demencial matanza de Orlando ha despertado, con el apoyo de los medios, una ola de xenofobia y acentuado la política antiterrorista, lo cual puede pesar en los resultados electorales, sin dejar de reconocer que a cualquiera de los dos candidatos que gane el sillón presidencial no le temblara la mano para tomar cualquier decisión frente a Venezuela, pues no hay que olvidar que el petróleo, gas y recursos minerales incluyendo el oro, es demasiada tentación para el imperio. También le faltan otras piezas claves para una intervención de carácter militar y respaldo de la Carta Democrática, entre otras son: que se logre concretar la paz en Colombia. Ello eliminaría un gran escollo, para una aventura militar; otro elemento que deben esperar será el desenlace del juicio a Dilma y su permanencia o no en la presidencia de Brasil y que Mauricio Macri logre estabilizarse en la presidencia. Estos son elementos importantes para la toma de decisiones por parte de Estados Unidos.

Tener presente que, pese a lo sucedido en Dominicana, con la derrota de Almagro, la derecha fascista en Venezuela sigue un plan bien diseñado. Los hechos vandálicos en diversos Estados venezolanos contra supermercados y los intentos de dar la imagen de caos, es de vieja data. No podemos olvidar lo que hacía Patria y Libertad, del fascista Pablo Rodríguez, en el Chile de Salvador Allende, organizando conatos callejeros, desabastecimientos promovido por los empresarios, mercado negro, devaluación de la moneda, etc. Es un evidente plan gringo, con sus matices (decir esto es una verdad de perogrullo, pero hay que recordarlo).

La victoria del presidente dominicano Danilo Medina, al solicitar que la OEA pida perdón por su apoyo y complicidad a la injustificada y brutal intervención militar de Estados Unidos en 1965 en su país, es un hecho político importante y un golpe no solo a la OEA también a Estados Unidos. Pero luego de 51 año de aquellos hechos, no podemos olvidar que los yanquis intervinieron, no solo con la complicidad de la OEA, sino con el mandato y amparado en el vergonzoso Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca, (TIAR) que hoy es, en la práctica, sustituido con la no menos injerencista, Carta Democrática. En esa intervención a República Dominicana, no olvidemos que el grueso de las tropas fueron gringas, pero tuvo también un importante destacamento militar brasileño y de otros pequeños países de nuestra región presionados por Estados Unidos.

Hay un viejo dicho que dice, “Roma paga, pero desprecia a los traidores”. Ese ha sido el pago al señor Almagro, cuando a solicitud del Secretario de Estado Jhon Kerry, se realizó en dominicana, un encuentro con la digna canciller venezolana Delcy Rodríguez, y este pidió a la representante del pueblo bolivariano, que su gobierno deseaban restablecer el diálogo con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Este gesto público de Kerry es positivo, deja sin piso las posiciones de Almagro y es también un golpe a la extrema derecha venezolana y a sus dirigentes agrupados en el Movimiento de Unidad Democracia (MUD). Pero pese a esa actitud no hay que dormirse en los laureles, Estados Unidos modifica tácticamente su política, pero su conducta injerencista estratégica sigue intacta, la apreciamos en esta última década, con formas y modalidades distintas. Así tenemos el golpe de Estado en Honduras, cruento y militar; golpe blando en Paraguay, contra un gobierno débil, como el de Fernando Lugo; manejo mediático en Argentina, para confundir y lograr el triunfo de Mauricio Macri, uno de los peores personajes de ese país, a la presidencia de Argentina; desarrollo de un golpe en Brasil, cuyo final es hasta ahora imprevisible. Fuertes ataques y conspiraciones contra Evo Morales y Rafael Correa. Y el triunfo presidencial en Perú de un hombre que se ha declarado aliado de Estados Unidos. Compleja y difícil situación interna en Colombia, frente a la arremetida del fascista Álvaro Uribe Vélez, enemigo acérrimo de la paz en Colombia, quien ha lanzado un movimiento de recogidas de firmas en contra del proceso de paz.

En fin un escenario bien complejo y sobre el cual hoy más que nunca hay que levantar la unidad y solidaridad con Venezuela y Brasil y con todos los países que integran el ALBA, fortalecer la CELAC, UNASUR y todas las organizaciones multilaterales como la Asociación de los Países del Caribe.