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II Encuentro Nacional de Derechos Humanos de Juventud Rebelde
Declaración política
Juventud Rebelde / Jueves 30 de junio de 2016
 

El segundo Encuentro nacional de DDHH de Juventud Rebelde, realizado en Bogotá los días 22, 23 y 24 de junio, tuvo como objetivos programar agendas y construir el plan de trabajo que permitirá el pleno desarrollo en materia de derechos humanos para el movimiento social. Se contó con el acompañamiento de delegados de 14 departamentos con los cuales se construyó la nueva hoja de ruta a nivel nacional de Juventud Rebelde en materia de derechos humanos.

Juventud Rebelde orientará su camino mediante seis líneas de trabajo que se consideran fundamentales en el papel que desempeñan los defensoras de derechos humanos como mecanismo para garantizar una paz estable y duradera. De esta manera se concluyeron los siguientes:

1. Formacion en DDHH

Se fortalecerán las secretarías departamentales por medio de formación que posibilite la promoción y defensa de los DDHH en el territorio nacional por medio de la creación de escuelas departamentales para la militancia de las comunidades, permitiendo la promoción pedagógica por medio de folletos, esténcil, cuñas radiales y demás expresiones artísticas y culturales.
Lo anterior con el fin generar procesos de articulación y formación con organizaciones defensoras de DDHH dentro de los diferentes departamentos generando un reconocimiento de Juventud Rebelde en materia de DDHH.

2. Objeción de conciencia

La objeción de conciencia será un ejercicio pedagógico de aplicación y verificación que permitirá garantizar los derechos constitucionales de la juventud. Es necesario generar un proceso de concientización, dentro y fuera de Juventud Rebelde, en el que se muestren los mecanismos de defensa (desde la rama jurídica) con los cuales se podrá decir no a la guerra.

Esto se visibilizará y potenciará por medio de procesos constituyentes como un mecanismo de participación social y de incidencia política dentro de la vida juvenil, con el fin de apoyar la campaña “Mambrú se fue a la guerra y nunca más volvió” desarrollada por Juventud Rebelde en contra de la militarización de la vida juvenil generando alternativa de paz.

3. Servicio social para la paz

El servicio social para la paz será un componente fundamental para impulsar la desmilitarización de la vida social y juvenil. Para ésto se plantearán mecanismos desde Juventud Rebelde que permitirán el desarrollo del ejercicio no sólo en las ciudades sino también dentro de los municipios alejados de los cascos urbanos.

A su vez se identificarán fortalezas y debilidades dentro de los territorios que permitirán el desarrollo de propuestas junto con los jóvenes para el servicio social para la paz con base en los diagnósticos de cada sector.

4. Desmonte del Esmad

Frente a esta línea de trabajo se llevará a cabo la visualización de las vulneraciones a los DDHH y las infracciones al DIH por parte de las Fuerza Pública con el fin de limitar su accionar represivo.

Esto se llevará a cabo por medio de campañas pedagógicas dentro de los departamentos donde se pondrá en evidencia al Esmad como organismo estatal que infringe los DDHH, con el fin de concientizar a los jóvenes. De igual forma se promoverá el desmonte del Esmad sistematizando casos en relación con el manual de funcionamiento de la institución, reivindicando el derecho a la protesta, recuperando las calles y la lucha popular como derechos legítimos del pueblo colombiano, ofreciéndoles alternativas diferentes a la guerra.

5. Prisioneros políticos

Se hace necesario generar, desde Juventud Rebelde, una propuesta para la modificación de la lógica carcelaria y penitenciaria para jóvenes, que proteja los DDHH y la dignidad humana, buscando en cada núcleo rebelde la capacidad de defensa de los DDHH que pueda impedir detenciones y criminalización del movimiento social.

Generar lazos con los profesionales en el sector jurídico dentro de cada secretaria o relacionamiento cercano en materia penal, con el fin de establecer relacionamientos dentro de las cárceles y centros de reclusión donde se encuentren compañeros no solo de la Juventud Rebelde sino también jóvenes no organizados que se encuentren retenidos arbitrariamente, para así generar control y veeduría en pro de los DDHH y la dignidad humana.

6. Procesos de paz

Este punto ha sido considerado como uno de los más fundamentales en materia de DDHH, no sólo por su carácter nacional, sino también por las cualidades que se han encontrado a partir del encuentro nacional de Juventud Rebelde. Por tanto se constituye como un eje transversal a la solución en materia de DDHH y DIH en Colombia, en el que se generarán espacios para y con las juventudes hacia los acuerdos de paz, en pro de la formación para este sector.

Juventud Rebelde será entonces vanguardia con el fin de no presenciar actos de repetición dentro de las poblaciones afectadas y los nuevos campos de afectación, se levantarán las banderas de la paz con justicia social y la refrendación de los acuerdos para no permitir que las nuevas generaciones tengan que vivir el drama de la guerra y sus consecuencias.
Lo anterior constituirá la ruta a seguir por parte de Juventud Rebelde, buscando así la construcción y consolidación de un país democrático y en constante crecimiento por la defensa y la reivindicación de los derechos humanos que tanto han costado alcanzar en el territorio nacional.

De la misma forma el pasado miércoles 22 de junio de 2016 el movimiento social tuvo que enfrentar el duro golpe del Estado contra los jóvenes William Cruz Javela, Edison Fabián González Sierra, Róger Murcia Escobar y Oscar Eduardo Gasca Garzón, líderes sociales que hacen parte de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Huila, organizaciones de la plataforma organizativa del movimiento político y social Marcha Patriótica en el mismo departamento, jóvenes luchadores que fueron condenados a 22 años de prisión por el juez primero penal del circuito especializado de Neiva.

Estos cuatro jóvenes se opusieron ante las condiciones indignas de vida de los campesinos que motivaron la amplia movilización campesina, étnica y popular en el año 2013. Su apoyo, constancia y persistencia son símbolo de la lucha popular que emprende cada joven colombiano ante la situación material que se vive desde hace mas de 50 años. Penosamente, como se ha visto en este país desde muchas décadas atrás, todo ciudadano que alza su voz de protesta contra las políticas injustas e inequitativas a las que someten al pueblo colombiano los poderosos, acaudalados, los mismos de siempre que llenan sus bolsillos a costa de la sangre del pueblo; todo aquel hombre o mujer que desea transformar la realidad es criminalizado, perseguido y asesinado.

Por parte de Juventud Rebelde y su secretaría nacional de derechos humanos se presenta un fraterno saludo de solidaridad para estos cuatro jóvenes que fueron condenados por el delito de soñar, de pensarse un mejor país, por querer transformar la realidad de los pueblos. Como organización y defensores de derechos humanos, en el marco del II Encuentro Nacional de DDHH, estamos conscientes de que estos jóvenes sentenciados a 22 años de prisión, no son los primeros ni los últimos presos políticos del movimiento social y popular. Tenemos claro que en cada departamento, municipio, vereda y cada pequeño territorio de nuestra patria, el Estado continuará con su lógica represiva y de persecución; pero ante este panorama, y aunque son fuertes las caídas que debemos afrontar para generar cambios desde las bases, nos seguimos fortaleciendo para no decaer ni dejar de defender el derecho de los pueblos a rebelarse, a la autodeterminación, a ser felices y vivir en paz con justicia social. Por ello la secretaría nacional de derechos humanos de JR se sigue formando y fortaleciendo en espacios de defensa, acompañamiento y emancipación.

Esa misma semana, el jueves 23 de junio, ocurrió un hecho histórico para el país: se firmó el cese bilateral al fuego y hostilidades, estableciendo 22 zonas veredales transitorias de normalización y ocho campamentos para garantizar la dejación de armas ante la ONU. Este acontecimiento, así como los esperanzadores diálogos de paz que se adelantan en La Habana, no son el fin del conflicto en el país, son la culminación de la violencia armada, son el punto de partida para que el pueblo y los jóvenes trabajemos por la construcción de una paz. Dicho acuerdo no es un fin, sino un medio para combatir y erradicar el origen del conflicto que ha golpeado a nuestro país durante décadas, las condiciones de inequitativa repartición de las riquezas, el problema de la tierra, la falta de salud y educación pública gratuita y de calidad, la vivienda digna para cada ciudadano, la desnutrición infantil, el trabajo indigno, y tantas condiciones más que no desaparecerán; al contrario deben contar con el incansable esfuerzo de los jóvenes y del movimiento social para la construcción de un nuevo país.

Es así como la secretaría nacional de derechos humanos de Juventud Rebelde, el II Encuentro Nacional de DDHH, saluda y celebra la firma del cese al fuego y la continuación de las negociaciones entre los delegados de las Farc-EP y el Gobierno Nacional, como un espacio que abre las puertas al país para la reconciliación, para pagar la enorme deuda social que ha dejado tantos años de guerra, y la edificación mancomunada de una patria con paz y justicia social.

Bogotá, Colombia
Junio 24 de 2016