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La historia a contrapelo
Una refrendación consciente
Hacer del plebiscito una acción política que desate la necesidad consciente de un profundo proceso constituyente.
Sergio De Zubiría Samper / Viernes 5 de agosto de 2016
 

Aún sin conocer la sentencia completa sobre el plebiscito de la Corte Constitucional se ha iniciado el debate sobre la naturaleza de la refrendación del Acuerdo Final. Están pendientes múltiples enigmas sobre el contenido concreto de esta sentencia. La condición de ser una iniciativa principalmente del poder ejecutivo muestra sus primeras dificultades. El campo popular y la izquierda tienen que superar esas limitaciones de su origen presidencialista.

El primer obstáculo es la obligación de convertir la refrendación en una acción informada, consciente y crítica. Un “sí” mecánico y sin conocimiento del contenido de lo acordado, termina borrando las fronteras entre la visión de paz del movimiento social y la perspectiva gubernamental e institucional. La escasa apropiación social de los Acuerdos firmados hasta ahora entre el gobierno y la insurgencia muestra esta primera grave limitación. La votación en un plebiscito tiende a limitar la acción al “sí” o el “no”.

La segunda limitación es la tendencia a identificar el plebiscito con las políticas gubernamentales. A pocos días de aprobado el plebiscito, el presidente Santos decide nombrar a César Gaviria como coordinador omnímodo de las acciones de refrendación. Decisión que implicó ciertas grietas en los partidos de gobierno.

El tercer inconveniente es la mistificación o sobrevaloración del plebiscito. Se escuchan voces y discursos que consideran que con la refrendación positiva la sociedad colombiana empezaría un nuevo día y todo estaría resuelto. Como también que un resultado negativo sería el inicio de la tragedia y que no existen caminos alternativos.

El cuarto obstáculo remite a las tensiones de la temporalidad. Hasta donde se conoce el contenido de la sentencia de la Corte Constitucional, entre uno a cuatro meses tiene el presidente para convocar el plebiscito. La previsible densidad del Acuerdo Final y todos sus detalles tendrán que ser discutidos, analizados y apropiados socialmente en unos términos de tiempo bastante reducidos. La relación temporal entre la firma del Acuerdo Final y la refrendación popular tendrá que ser limitada en el tiempo.

La labor de pedagogía y comunicación tendrá que realizarse en semanas. Las posibilidades de una votación consciente y deliberativa se reducen. El campo popular y la izquierda deben ser conscientes de estas limitaciones. Deben realizar importantes esfuerzos para hacer de la refrendación una acción reflexiva, informada y crítica. Hacer del plebiscito una acción política que desate la necesidad consciente de un profundo proceso constituyente.