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El abrazo que atraviesa montañas
Más de cien caminantes atravesaron el suroeste de Antioquia en defensa del territorio
Bibiana Ramírez / Viernes 19 de agosto de 2016
 
Puente de Bolombolo y río Cauca. Foto Bibiana Ramírez – APR.

Para el capitalismo las montañas y los ríos son fuente de explotación, pero para el campesino son la vida, el horizonte. Atravesar montañas, caminar por los resguardos indígenas, por los pueblos y veredas, es descubrir nuestra historia y comprenderla. Es la única manera de reconocer el país que habitamos y el estado en que se encuentra. Caminar el territorio es defenderlo, es demostrarle al Gobierno que esta tierra sí es habitada y conservada por campesinos, que tiene riquezas, pero que pertenecen a todos los colombianos.

Y esto lo dejaron claro más de cien caminantes que atravesaron el suroeste de Antioquia y por segunda vez se unieron en un abrazo a la montaña. El recorrido es una movilización en defensa del territorio, pues es esta una zona muy apetecida por la minería y que aún conserva su vocación agrícola.

Siete días tardaron los caminantes de diferentes organizaciones para ir desde Jardín hasta Caramanta. Fueron doce los pueblos visitados con algunas de sus veredas y corregimientos, y dos resguardos indígenas embera. Ellos fueron quienes abrieron las puertas de las montañas para que todos pudieran entrar a ellas, armonizando cada espacio.

La música, la danza, el teatro y las consignas rompieron con la monotonía de los pueblos e hicieron que hasta el más descuidado se detuviera a observar y las ventanas se llenaran de espectadores. Durante los recorridos se tocaron temas como la identidad y conservación del territorio, cultura embera, mujeres y jóvenes en la construcción del territorio, agroquímicos, biodiversidad y páramos, extractivismo, participación y democracia, autodeterminación territorial, patrimonio arqueológico y ambiental, agua, microcentrales y economías campesinas. El objetivo de la travesía es la justicia social y ambiental para la construcción de la paz territorial.

Algunas alcaldías se apropiaron del tema ambiental y decidieron apoyar la travesía y comprometerse a defender el territorio de las amenazas de despojo y explotación. “Soy un convencido de que la riqueza de Támesis es el agua y no el oro”, dijo el alcalde de Támesis al recibir a los caminantes.

El suroeste de Antioquia

La principal economía de esta región es el café, que se convirtió en monocultivo, lo que ha hecho que los campesinos tengan grandes pérdidas y el trabajo sea mal remunerado. La tierra está concentrada en pocas manos y muchos bosques han sido talados para ganadería. Abunda el agua, pero es amenazada por proyectos de hidroeléctricas.

Aquí la Cordillera Occidental es imponente, por eso es fácil ver montañas muy empinadas, con formas particulares, bosques de niebla, ríos y quebradas de aguas cristalinas, pero también se ha vuelto común ver bosques de pino o eucalipto, lo que ha hecho que muchas de esas aguas se sequen y “sean la puerta de entrada a los megaproyectos” y las aves desaparezcan porque no hay posibilidad de alimento.

Cuentan los campesinos que este año hubo sequía severa a principio de año, pero se preocupan porque ahora viene la lluvia, lo que genera avalanchas. Son cambios de climas fuertes en poco tiempo.

Finalmente se cumplió el objetivo del abrazo a la montaña. Los caminantes, ya agotados, mostraban su alegría y la satisfacción de recorrer tierras que todavía tienen campesinos e indígenas y que aún cosechan alimentos. Por eso ellos mismos dicen que en el suroeste no se aguanta hambre y esperan no tenerla que padecer nunca.