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Fe en la paz: del Catatumbo a toda Colombia
Caño Tomás, una llama encendida por los niños y niñas de Colombia
Juan Camilo Peña / Sábado 5 de noviembre de 2016
 

Desde las cuatro de la mañana del 31 de octubre, guerrilleros y guerrilleras del frente 33 de las FARC-EP se dispusieron a preparar todo lo necesario para las Vigilias por la paz, dando sus mayores esfuerzos a la espera de recibir delegaciones de la región. Aproximadamente dos semanas de jornadas diarias en su habitual trabajo esperando con ansias llevar a cabo la actividad, levantaron un gran campamento, transportaron comida, convocaron a las comunidades, construyeron letrinas, un puesto de salud y hasta un balneario improvisado en una quebrada alrededor del sitio para que los asistentes estuvieran cómodos en su estadía y no faltara ni un tinto. Así fue.

A pesar de las abruptas condiciones climáticas tan variables en la región, personas de todos lados llegaron. No se hicieron esperar para acudir a la cita. Desde el día anterior a la vigilia comenzaron a arribar desde Cúcuta hasta el bajo Catatumbo y veredas aledañas, todos con el entusiasmo de acercarse a Caño Tomás, vereda del Municipio de Teorama.

Abría la mañana con un paisaje esplendoroso. Entre las palmeras, el sol rayaba en una mezcla de azul y rojo. Las FARC-EP esperaban recibir aproximadamente mil asistentes pero el saldo fue mayor. Unas mil quinientas concurrieron en este gran evento, sobreponiéndose a las dificultades de los intrincados caminos, el barrial de las carreteras, la lluvia, y el sol avasallante. La intención de las comunidades venció todo obstáculo. Llegaba gente en camiones, motos, a pie. Niños y niñas, jóvenes, mujeres, indígenas Barí, presidentes de Juntas de Acción Comunal, líderes comunitarios y sociales, organizaciones internacionales de derechos humanos, representantes de la iglesia Católica. En el encuentro rieron, festejaron, reflexionaron y discutieron el asunto de la paz.

La jornada buscó abrir las cercas de alambre y los micrófonos, así como los corazones para escuchar la palabra y el pensamiento del pueblo. Así lo Manifestó el comandante Daniel a las multitudes: “lo fundamental de esta jornada es venir a escuchar al pueblo. Por eso hoy poco vamos a hablar nosotros (las FARC-EP), hoy queremos que se siga abriendo la vía del poder popular, del que nosotros somos parte pero que construimos en el diálogo con la gente”. Poemas de Mario Benedetti, bailes populares y canciones de la agrupación Horizonte Fariano hacían las pausas en medio de las propuestas de las comunidades, los comunicados y las inquietudes de los catatumberos.

Los guerrilleros y las guerrilleras sin fusil al hombro, en un clima de tranquilidad, se sentaron a hablar, jugar y carcajear con sus invitados. “De persona a persona”, explicar el porqué de su elección por el método de la lucha armada, de las experiencias duras y bonitas en medio de la guerra, del amor aun en el cruce de fuego y lo que les inspira a continuar su lucha en un escenario de cara a la construcción de paz en la Nación. Como comentario personal digo: “si así se siente la paz, qué bueno sería encontrarnos allá afuera con los combatientes, que bacano poder hablar y que hablen sin el miedo de que mañana los masacren por defender sus ideas”.

Al finalizar el día se encendieron los sueños de este territorio. A la luz de las velas se escribiría la palabra PAZ como símbolo de una nueva era. Los niños y las niñas en medio del brindis y el acto simbólico se abalanzaron sobre los insurgentes, abrazaron al comandante Jimmy que llamaba la atención por su larga y blanca barba, despertando la simpatía y la risa en un noble y enternecedor gesto de los más pequeños, la comunidad y los guerrilleros de estas montañas tan fuertemente azotadas por el conflicto armado y el abandono estatal.

Luego del acto se procedió a resolver dudas e inquietudes, así como a recepcionar las propuestas de las comunidades, además de un intercambio simbólico de mensajes escritos en tela blanca por los participantes para la guerrilla y viceversa. Las FARC-EP se comprometieron a seguir trillando caminos con la ilusión de que la sociedad los acoja para seguir defendiendo el sueño de una Colombia Nueva, la paz con justicia social y la dignidad del pueblo. A su vez, las comunidades reiteraron el compromiso de continuar exigiendo el cese bilateral y definitivo al fuego, la implementación del acuerdo y el acompañamiento a las convocatorias que se hagan para construir el sueño colectivo y esperado de esta amada Colombia.

Tal como vinieron, los asistentes regresaron. Con una diferencia: se sentía un aire nuevo, una esperanza y un ambiente de confianza en que el camino hacia la paz estaba en el horizonte trazado en una nueva ruta nacional que exige el encuentro no solo en las veredas, sino en los municipios, departamentos y ciudades de todos los rincones del país. Así se dijo hasta pronto Caño Tomás, bienvenida la paz a Colombia.