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Menos retórica y más hechos de paz
Agencia Prensa Rural, Harrison Castañeda Santamaría / Martes 13 de diciembre de 2016
 

Resulta alarmante la situación que se viene presentando con los líderes sociales y defensores de derechos humanos en el país. En los últimos meses se han incrementado los crímenes contra el movimiento social, quienes apoyan los procesos de paz, la restitución de tierras, la consolidación de Zonas de Reserva Campesina y la implementación del acuerdo entre el Gobierno Nacional y las Farc–EP.

Frente a estos hechos queda claro la lentitud de la justicia colombiana y la inoperancia de la Fuerza Pública ya que hasta el momento no se han presentado resultados claros, dejando entrever lo poco que les interesa las vidas de cientos de colombianos que se la han jugado por la paz.

Los últimos incidentes involucran al minero y líder comunitario, Eder Mangones, del sur de Bolívar y al líder social de Marcha Patriótica, Guillermo Veldaño, de Putumayo, quienes fueron asesinados por paramilitares que están en contra de la paz y de la reconciliación.

En días pasados Jesús Santrich, miembro de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación del Acuerdo de Paz, manifestó la preocupación que se tiene frente a la escalada de asesinados de los líderes sociales y afirmó que detrás de estos actos están las manos del paramilitarismo, a los que han querido vender con otros nombres pero que siguen siendo los mismos.

La Fiscalía por su parte manifestó que están haciendo seguimiento a cientos de casos denunciados; sin embargo, afirman, en muchas ocasiones los crímenes han ocurrido por cuestiones personales o por problemas de linderos. Esto contradice las denuncias de las organizaciones sociales frente a la sistematicidad de los asesinatos y atentados contra líderes y defensores de derechos humanos.

Sobre estos hechos, Aída Avella, líder social y presidente de la Unión Patriótica, expresó su preocupación recordando el magnicidio al que fue sometido su partido. Asimismo, voceros de Marcha Patriótica como Andrés Gil y David Flórez, se han pronunciado vehemente en el último año sobre los homicidios que se han perpetrado contra su organización. En ese sentido manifestaron que esta arremetida contra el movimiento social no es aislada, sino que hace parte de una guerra oculta que se está presentando contra quienes quieren la paz y son protagonistas de ésta.

Finalmente las preguntas que surgen frente a estos casos son: ¿Quiénes se benefician con estos crímenes?, ¿Por qué las fuerzas militares y la justicia son inoperantes en estos hechos? y ¿Hasta cuándo el Gobierno va seguir observando sin hacer nada mientras matan y desaparecen a campesinos, trabajadores y líderes sociales que se la juegan por la paz?. El movimiento social exige respuestas y no mera retórica.