Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
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La Zona de Reserva Campesina: una alternativa de seguridad alimentaria
Ponencia presentada en el Foro Social del Nororiente y el Magdalena Medio. Bucaramanga, marzo de 2009.
Marcela Pinto / Jueves 19 de marzo de 2009
 

La Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC) es una organización campesina que nace en 1996 después de movilizaciones frente al incumplimiento continuo del Estado de sus compromisos económicos, políticos y sociales para la solución de la problemática social regional. Los campesinos del Magdalena Medio por décadas han tenido que hacer resistencia organizativa, por ser su territorio un objetivo para los intereses económicos de los grandes capitalistas. En estas tierras los recursos mineros, hídricos y de extracción están en la mira de las grandes transnacionales como por ejemplo la Anglo Gold Ashanti y su filial en Colombia, la Kedahda, que han contribuido a la sobreexplotación de los recursos y la intensificación de la expropiación de las tierras a través de la imposición de megaproyectos, monocultivos y en general la perspectiva de la concentración de riquezas.

El gobierno nacional ha impulsado la producción de agrocombustibles mediante el monocultivo de algunas especies como la palma aceitera. Esta práctica generalizada se ha convertido en un elemento fundamental de su política nacional ya que mediante ésta beneficia a sus grandes aliados: grandes terratenientes y el capital transnacional. Para proteger sus intereses y aumentar sus ganancias, toma mecanismos como la exención de impuestos a la producción de etanol y agrodiesel y en particular al Conpes 3510 con los Lineamientos de Política para Promover la Producción Sostenible de Biocombustibles en Colombia, que dan paso a la estructuración de leyes que protegen estos cultivos y a su paso conducen a la degradación de la agricultura campesina contaminado los suelos, deforestando las tierras, al consumo desmedido de recursos naturales, y a la agudización del calentamiento global.

Las consecuencias no son sólo de este tipo. Los agrocombustibles tienen un efecto social enmarcado por el desplazamiento forzado, la violación de los derechos humanos, concentración y pérdida de tierras, apropiación de recursos, persecución de lideres campesinos por el Estado, confrontación social, pérdida de autonomía alimentaria y de identidad cultural, explotación laboral, endeudamiento del campesino, incremento en los precios de los alimentos y hambre. El campesino pierde su identidad, su cultura y su vida en la medida en que el territorio se utiliza para generar combustible.

Esta inversión y enfoque hacia la producción de agrocombustibles ha generado que estas consecuencias sociales pasen a segundo plano. Ahora las acciones se encaminan a la producción y explotación, en el Magdalena Medio, con esta política de apoyo total a los agrocombustibles, la proyección para el cultivo de palma aceitera, caña de azúcar, caña de panela y yuca corresponde a unas 200.000 hectáreas para etanol; esta utilización de alimentos indiscriminadamente se encargará de socavar la producción de alimentos y afectar directamente la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades, según la encuesta nacional de situación nutricional en Colombia del año 2005, un porcentaje de 42,2% de la población de la región nororiental de Colombia se encuentra en un rango de inseguridad alimentaria (hambre) reflejando un grave problema en social , que se enmarca en las consecuencias sociales y medioambientales por el cultivo de agrocombustibles.

Como respuesta a este ataque frontal al derecho al territorio, nuestras comunidades campesinas han encontrado después de muchos fracasos un modelo en el cual se plantean y se estipulan las perspectivas de la población pensando en la defensa de la tierra, el respeto al medio ambiente y la vigencia de los derechos humanos. Esta alternativa de protección a todo lo que constituye nuestro territorio, es la figura jurídica de la Zona de Reserva Campesina, estipulada en la Ley 160 de 1994, reglamentada en octubre de 1996, a través del Decreto 1777, en el contexto de las marchas campesinas de ése año.

La Zona de Reserva Campesina es la bandera de lucha del campesinado del Valle del Río Cimitarra en la defensa de sus derechos. Es un espacio de producción agrícola, desarrollo rural respetuoso del medio ambiente y del ser humano, que se convierte en una limitante para la compra de terrenos y por consiguiente la propagación del latifundismo, obligando al Estado a invertir socialmente y no sólo en el fortalecimiento militar. Desde el punto de vista de tierras, la ZRC otorga un titulo global colectivo para todos sus habitantes, que permite parcelar y tener garantías de vivienda y productividad agrícola y ganadera.

En el año 2003 se materializa la suspensión de la ZRC una vez se percibió como un obstáculo en el desarrollo de megaproyectos y de producción masiva de agrocombustibles.

Pero la Zona de Reserva Campesina como iniciativa comunitaria no ha desaparecido. Los campesinos hemos seguido defendiendo el territorio con esta iniciativa agraria de paz, apoyando a la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra hacia la ejecución del plan de desarrollo sostenible de la ZRC; cuidando y defendiendo los recursos hídricos, madereros, mineros; así como impulsando los proyectos productivos de vivienda, búfalos, cabras, trapiches, trilladoras, galpones, piscicultura, entre otros, en pro de no dejar que los agrocombustibles, los megaproyectos de explotación y la misma violencia que desplaza día a día a la población campesina, afecte la lucha de alcanzar la soberanía y la seguridad alimentaria y nutricional campesina vista desde el corazón del territorio.

En el marco de esta garantía a través del plan de desarrollo sostenible de la ZRC, la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional se hacen posibles por medio de esta estrategia de defensa del territorio alrededor de la ACVC, mediante esfuerzos encaminados a:

- Impulsar desarrollo agropecuario, forestal y de producción.
- Infraestructura básica, como vías luz, vivienda, alcantarillado, educación, etc.
- Redistribución comunitaria de las tierras.
- Capacidad de producción de alimentos limpios enfocados a las necesidades.
- Recuperación y protección del equilibrio medioambiental.
- Proteger los recursos naturales.
- Promoción de los derechos humanos.

Estos esfuerzos, junto a los proyectos de orden alimentario y social como los proyectos de vivienda, la bufalera, las trilladoras, caprinos, pollos, piscicultura y huertas comunitarias, han logrado que las comunidades cada día defiendan su territorio de los inclementes ataques en contra de la vida del campesinado y sirvan de ejemplo organizativo a los procesos nacientes en la región.