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El cocalero se organiza y el Gobierno erradica
Bibiana Ramírez / Domingo 12 de marzo de 2017
 
Movilización de Coocam en Anorí. Foto: Bibiana Ramírez

Las calles de Anorí se fueron llenando de campesinos. Era lunes y sorprendía que ese día hubiera tanta gente en el pueblo. “¿Hoy empieza el paro?”, preguntaban. Pero en realidad lo que se estaba gestando era el lanzamiento de la coordinadora municipal de cultivadores de coca de Anorí. A la par, las calles se iban llenando de Ejército y Policía.

Unos 1.500 campesinos llegaron desde las 72 veredas que tiene Anorí, superando las expectativas de los organizadores. Una buena parte del comercio aportó para la logística, incluso la Administración municipal. Otra gran parte se negó a colaborar.

Las dudas y preocupaciones de los campesinos cultivadores de coca también desbordaron la finalidad del encuentro. Se preguntaban porqué se está acelerando la aplicación del punto cuatro del acuerdo, cuando no hay nada resuelto del uno. Es difícil comprender el asunto de la erradicación y sustitución sin tener infraestructura ni garantías en las zonas rurales.

Ese mismo día, mientras se intentaba adelantar en organización y comprender el acuerdo de paz, en la vereda El Chagualo estaban erradicando. Allí no hay mucha coca, hay más cultivos de caña. Pero cuenta un líder que hay intenciones de hacer una represa en esa zona. Una señora de 80 años estaba preocupada porque a su hijo le erradicaron y es de ahí que tienen el sustento, ella no tiene a nadie más.

Los mismos campesinos aseguran que ellos han puesto topes de siembra de coca en sus veredas, han regulado la toma de selva para esos fines. “Pero ahora hemos visto gente nueva que está llegando a tomarse tierras, algunos encapuchados a robarnos y a amenazarnos”, cuenta un líder de la vereda La Primavera.

Ese primer día se conformó la Coordinadora Municipal con más de ochenta delegados. Al día siguiente una masiva movilización cerró las calles de Anorí. El compromiso de los campesinos se vio reflejado con cada arenga que gritaban, no había vecino que se quedara sin salir a la ventana. Sin embargo, otro hecho lamentable bajó los ánimos. Jorge Mesa, líder de la Asociación de Campesinos del Norte de Antioquia fue capturado por la Fiscalía, por sospechoso. Estaban buscando a tres paramilitares. Lo extraño es que todo el pueblo sabe quién es Jorge. La conclusión fue que se intentó sabotear la Coordinadora. Una hora duró retenido.

“El campesino no confía en el Gobierno. ¿Quién nos garantiza que van a cumplir? Hay un terrorismo sicológico contra nosotros. Aquí no nos pueden estigmatizar más. ¿Quién manda en Colombia? El paramilitarismo se está convirtiendo en el himno nacional”, dice un líder de la vereda El Carmín.

Por esos días estaban llamando a algunos líderes, a nombre de la Gobernación de Antioquia, para convocarlos a una reunión en Yolombó, nadie sabe de dónde salió esa convocatoria. También estaban llamando a la Alcaldía para pedir los nombres de los presidentes de JAC de las veredas, pero nunca supieron quién llamó.

Al tercer día, la Coordinadora se inauguraba con la primera reunión con el Gobierno y las FARC para explicarles el plan nacional de sustitución y firmar el acuerdo de compromiso. Se ofrece una titulación de tierra y un sueldo cada dos meses por familia para que inicien con los proyectos. El cultivador de coca espera ganar igual o más con la sustitución. Pero el Gobierno ¿podrá responderle? “Si el campesino incumple es judicializado; y si el Gobierno incumple, ¿quién lo judicializa?”, pregunta un líder con bastante preocupación.