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(In)seguridad en la UdeA
Oscar Mesa Martínez / Jueves 6 de abril de 2017
 

“Esa especie de parole di plástica (Pörksen, 2011), o de vocablo ameba (Illich, 1998), que es la “inseguridad”, ha invadido todos los ámbitos. También el universitario. Lo ha hecho evidentemente en el sentido que la lógica de la seguridad “se ha visto acompañada por la aparición de una industria académica que produce ideas sobre cómo defenderla y mejorarla” (Neocleous, 2008:3)”. (Pérez, 2014)

Escribo con tristeza. El día de 4 de abril de 2017, al terminar de mis labores académicas en la Universidad de Antioquia y dirigirme al parqueadero de la parte de trasera del bloque 12 de la U, encontré a “Kit”, mi viejo Renault Twingo noventero, con la chapa de la puerta derecha forzada. Extrañado, me subí al carro, miré qué faltaba, no se veía nada raro. Llamé a mi novia y le conté. “Tan raro”, me dijo. Al colgar, metí la llave y le di start,… ¡oh sorpresa!, no encendía. Preocupado, abrí el capo y me di cuenta que del motor había sido extraído la computadora, algo así como el cerebro del carro. ¡Que rabia!

Llamé de nuevo a mi novia, a mi hermano y lloré. Al rato, como arrastrando la tristeza y la rabia, me dirigí a la oficina de vigilancia de la UdeA y presenté por escrito una queja formal por estos hechos y donde me contaron que mi caso era “el segundo del día”. ¡Más tristeza me dio!

Me entristece y me da rabia, no sólo por lo material -tal parece, hay un verdadero mercado negro para estos aparatos, cuyo precio oscila entre 500 y 800 mil pesos-, sino además, porque me hizo sentir vulnerable en el pleno campus del Alma Mater, un lugar al que consideramos “mucho más seguro” que el entorno urbano de la ciudad, entre otras razones, porque según investigaciones académicas, “las universidades suelen tener tasas de crimen más bajas que un metro típico o áreas suburbanas inclusive” (Pérez, 2014).

Es claro que estos casos de robos y de otras expresiones de criminalidad y violencia que se presentan en la universidad (y en muchos otros campus universitarios del mundo) no son nuevos ni exclusivos de la UdeA. Desde décadas atrás se presentan múltiples tipos de expresiones de inseguridad en el campus. Haría falta solicitar a la universidad estadísticas de incidentes de inseguridad en los últimos años y meses para evaluar el incremento, o no, en las condiciones de (in)seguridad.

Sabemos que la (in)seguridad por sí sola no explica nada, ella misma es un ámbito de actuación política, utilizado generalmente como un recurso para reclamar “más decisión y autoridad” (Acero, 2012); en definitiva, como una poderosa etiqueta “con la cual se clasifican (aprecian, incluyen y respetan, o se desprecian, excluyen e invaden) territorios y poblaciones” (Pérez, 2014).

Muy interesante sería poder sondear las percepciones de la comunidad académica frente a la (in)seguridad. Posiblemente los resultados permitan comprender mejor las diversas dimensiones y aristas de esta problemática y las posibles alternativas, en la que se superen enfoques securitistas y policiales de la seguridad.

Esta situación no se resuelve solo con más cámaras y una mayor y mejor vigilancia (aunque puede, con mayor o menor fuerza, pasar por ahí). Tal vez, lo primero, es explicar la (in)seguridad, los factores que la definen, una labor sobre la que ya existen trabajos académicos, como el de Pérez (2014) que ayudan a comprender la construcción de la seguridad en la UdeA y perfilar alternativas de intervención.

Pero también, otra de las claves para su interpretación, es la de tomar en cuenta otros factores del contexto universitario y del entorno urbano y social, tales como el reacomodo de actores criminales al interior del campus universitario y de la ciudad, y que generan economías criminales (desde “la plaza más segura de Medellín” hasta el robo el robo de autopartes). Tal vez la baja probabilidad de captura, la debilidad institucional (que no se debe entender como la falta de vigilancia o de fuerza pública) y los altos retornos esperados del crimen (Giraldo, 2014), entre otros factores, se constituyen el algunos de los incentivos para la criminalidad al interior del campus universitario.

Ojalá la cosa se resolviera, simplemente, con más cámaras. Pero no. Lo que sí tiene solución es mi tristeza y mi rabia. Ellas se solucionan escribiendo, tratando de comprender la problemática de la (in)seguridad en el campus de la UdeA. Como solución también tiene el viejo “kit”, mi auto fantástico, a pesar de que hoy haya tenido que dejarlo a la buena de dios, con la chapa mala y con el motor a medias.

Bibliografía

Pérez, William Fredy. Et Al. (2014). Seguridad e inseguridad en el campus: ¿la UdeA es un caso extraordinario? En: Revista Trabajo Social. Julio 2013-Junio 2014.Universidad de Antioquia. Medellín. Pág 183:220

Acero, Hugo (2012). Universidades: ¿fuera de control? Razón Pública. Recuperado a partir de: http://www.razonpublica.com/index.php/econom%C3%ADa-y-sociedad/3125-universidades-ifuera-de-control.html Actualizado a: Abril 4 de 2017.

Giraldo Ramírez, Jorge y Muñoz, Juan (2014). Informalidad e ilegalidad en la explotación del oro y la madera en Antioquia. Universidad Eafit. Medellín.