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Opinión
Fortalecer el paro nacional de los docentes
No es suficiente con querer, hay que poder. Y una forma de poder es que las izquierdas se unan, den ejemplo y marchen a la vanguardia del gran paro cívico nacional. Hay que derrotar el sindicalismo conciliador, pues se trata de recuperar el sindicalismo clasista, revolucionario.
Nelson Lombana Silva / Sábado 10 de junio de 2017
 
Foto Nelosi.

La postura arrogante del presidente Juan Manuel Santos Calderón contra la clase trabajadora no es de ahora. Recordemos cuando el paro de los campesinos al salir a decir despectivamente que el paro no existía. Fue una salida sobradora que le salió por la culata porque el campesino radicalizó la protesta y a regañadientes tuvo que reconocerlo, dialogar con los campesinos y llegar a acuerdos, acuerdos incumplidos por cuanto este presidente es campeón en incumplir.

Ahora con los docentes ha salido con otro lamentable y mentiroso cuento: “No hay dinero”. ¿Quién le puede creer semejante embuste? Lo que expresa es desprecio y subvaloración al magisterio, fiel a la teoría monstruosa de la burguesía de que el pueblo no se eduque para que no se atreva a romper las cadenas de la sumisión. Un pueblo sin educación es un pueblo ciego, fácil de manipular y explotar. Es el ambiente ideal que busca el Gobierno nacional con esta postura.

Si los medios de comunicación fueran honestos en su misión de informar un estallido social de vastas proporciones ya se hubiera generado en Colombia, pues son demasiadas las contradicciones y dificultades que viene padeciendo el pueblo colombiano: desempleo, violencia, corrupción, dependencia de los Estados Unidos, hambre, etc.

Es indudable su poder alienante y embrutecedor de los medios. A través de sus novelitas, sus partidos de fútbol, los realities y sobre todo la desinformación infame con lo que realmente viene sucediendo en la hermana República Bolivariana de Venezuela, tienen adormecido a un gran sector del pueblo colombiano.

Así, encuentra a la comunidad totalmente desinformada arremetiendo contra el gobierno de Nicolás Maduro Moros y contra los procesos revolucionarios que se vienen sucediendo allí. Esta comunidad no admite argumentos, repite maquinalmente lo que dicen Caracol y RCN, El Tiempo y El Espectador y demás yerbas desinformativas que hay en Colombia.

Sin embargo, el pueblo es superior a todas estas contingencias y hoy el magisterio viene librando una dura y emotiva lucha justa, a pesar de ese Valium que son los medios masivos de comunicación, que acertadamente Eduardo Galeano los llamó medios de incomunicación.

También por los lados de los transportadores hay problemas, hay sentidas reivindicaciones, la Justicia, Procuraduría, Contraloría, etc. Hay que unir todas estas rebeldías, falta el factor subjetivo para un estallido contundente que ponga a temblar a esta rancia y criminal oligarquía colombiana, que lo único que tiene para mostrar es el asesino Esmad.

La situación del pueblo colombiano es bastante compleja en su conjunto. Por lo tanto, se hace necesario unir todas esas rebeldías y que ojalá desemboquen en un paro cívico nacional.

No es suficiente con querer, hay que poder. Y una forma de poder es que las izquierdas se unan, den ejemplo y marchen a la vanguardia del gran paro cívico nacional. Hay que derrotar el sindicalismo conciliador, pues se trata de recuperar el sindicalismo clasista, revolucionario.

En esas condiciones, hay que apoyar decididamente la lucha de los maestros, salir con ellos a la calle y denunciar a este régimen oprobioso e insensato que le hace toda clase de concesiones a las multinacionales y transnacionales, en cambio se niega categóricamente a resolver las sentidas y justas reclamaciones del pueblo. A la calle, a la huelga…