Asociación Campesina del Catatumbo
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Cubrimiento especial en Caño Tomás
Acto en conmemoración de las víctimas de la arremetida paramilitar en el Catatumbo
Manuel Yesid Duarte / Jueves 4 de junio de 2009
 

Llegó la noche, una luna creciente cubría con su resplandor el campamento refugio humanitario en Caño Tomás, vereda del corregimiento Fronteras de Teorama en el municipio de Teorama, uno de los nueve de la vasta región del Catatumbo que se extiende hasta territorio venezolano.

Siendo las siete de la noche, los líderes de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), José del Carmen Abril, Pablo Téllez y Juan Carlos Quintero, coordinador general de la organización, dieron inicio al acto en conmemoración por las víctimas de la primera incursión paramilitar en la zona (29 de mayo de 1999, vereda Carboneras del corregimiento de La Gabarra, municipio de Tibú, Norte de Santander).

Bajo el lema “Incursión paramilitar en el Catatumbo, una década de impunidad”, la comunidad campesina se congregó en un hecho simbólico alrededor de velas encendidas en memoria y duelo por sus seres queridos que fueron arrebatados por el terrorismo paramilitar con la anuencia cómplice de la Fuerza Pública.

Las cifras de víctimas de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso (ACCU) arrojan un saldo que supera los diez mil muertos, 600 desaparecidos y 110 mil desplazados.

Uno a uno se fueron sumando campesinos de rula y hacha en representación de cada una de las veredas abatidas (La India, Caño Tomás, Caño Mariela, Caño Escondido, El Suspiro, Río Chiquito, Guadalupe, San Martín, Morro Frío, El Brandy, El Martillo Alto y Bajo), luego de las palabras de repudio por el cruento genocidio paramilitar en el Catatumbo; encendieron sus velas con sentidas voces, quebrantadas por el doloso recuerdo de familiares y amigos de jornal despojados por la violencia y la barbarie; por el desplazamiento forzado y el desalojo continuo bajo el paraguas de sustitución de cultivos ilícitos por monocultivos como la palma aceitera -generadora de biocombustibles- con falsas promesas de altos rendimientos, pero con una realidad diametralmente opuesta: el endeudamiento progresivo de los campesinos propiciados por los insumos y créditos, trayendo como consecuencia la entrega de sus tierras, el desarraigo y el desabastecimiento alimentario de cultivos de pancoger (yuca, plátano, maíz, cacao y frutales).

Al siguiente día, monseñor Camilo Fernando Castrellón de la Diócesis de Tibú, en compañía del párroco de La Gabarra, Enrique Gil, llevaron a cabo una eucaristía en homenaje a las víctimas en un improvisado altar próximo al rancho del asentamiento campesino.

El señor obispo, respetado por su noble labor y decidido esfuerzo a favor de los humildes, demostró con su presencia un respaldo solidario y espiritual a la comunidad campesina allí instalada. En su homilía (Evangelio de San Juan 16: 23-28) monseñor Castrellón nos presenta a Jesucristo como un padre bueno que nos ama eternamente y que siempre está dispuesto a perdonarnos.

La parábola del hijo pródigo y la de la mujer adultera -palabra de perdón y arrepentimiento– sirvieron de reflexión en torno al problema de la ley en Colombia con respecto a la ley punitiva o retributiva que, según su opinión, no sirve para nada porque sólo busca castigar, a cambio insistió en otro tipo de justicia que trasciende el castigo y busca la transformación; una justicia transicional que busca cambios en la persona que cometió la falta (el victimario) pero también se busca que cambie la persona que sufrió (la víctima, la comunidad); es una ley que no olvida y ampara la impunidad, es una ley que exige verdad, justicia y reparación. De esta manera monseñor ilustró al campesinado sobre la necesidad de esta justicia como alternativa para salir del conflicto.

Ya domingo, la agenda del día estuvo salpicada de eventos deportivos (campeonato relámpago de microfútbol) y de la celebración del Día de la Madre con torta a bordo y masatico. Igualmente se representó un sketch bien logrado donde un grupo de jóvenes escenificó el drama que le ha tocado vivir a la población campesina por el conflicto paramilitar. Finalmente la jornada concluyó con manifestaciones musicales populares, coplas y dinámicas de integración.

P.D.: …Seguiremos informando…