A pesar del paramilitarismo, del terrorismo de Estado, de las muertes y desapariciones que a diario se presentan en medio del calor y la riqueza barrameja, de nuevo la resistencia se dejó ver en el puerto petrolero. Ayer, miércoles 7 de marzo, las organizaciones sociales, sindicales y populares de Barrancabermeja salieron a las calles para protestar en contra de las políticas neoliberales y de “seguridad democrática” de Álvaro Uribe Vélez, y a favor de la vida y la esperanza.

Mujeres y hombres, amas de casa, obreros, sacerdotes, estudiantes, periodistas, vendedores ambulantes, defensores de derechos humanos, y en general el pueblo de Barrancabermeja, se reunieron en la entrada principal de la refinería de Ecopetrol y marcharon por el sector comercial, luego por la avenida del Ferrocarril, para finalmente llegar a la sede de la Organización Femenina Popular (OFP), lugar en el que mediante un acto simbólico se recordó a la joven Katherine González Torres, integrante de la OFP que el pasado 13 de febrero de 2007 fue desaparecida, luego de que las diversas organizaciones sociales, sindicales y partidos políticos de izquierda en Colombia recibieran amenazas por parte de los paramilitares.

Durante la marcha se denunciaron públicamente los problemas que hoy atraviesa la ciudad: la privatización de la electrificadora de Santander, la liquidación del Hospital San Rafael, la explotación de los pozos petroleros del corregimiento El Centro por parte de la multinacional OXY, los conflictos laborales al interior de Ecopetrol, los vínculos de la alcaldía municipal con el paramilitarismo, el cierre por parte del Ministerio de Comunicaciones de la emisora Calor Estéreo, los asesinatos y desapariciones forzadas, y en general, la problemática social, económica y política que enfrenta Barrancabermeja.

Durante el acto de cierre, que se llevó a cabo en las afueras de la sede de la Organización Femenina Popular, se hicieron intervenciones frente a la situación actual de la ciudad y un acto cultural para reivindicar la vida. La primera de las intervenciones estuvo a cargo del sacerdote Eliécer Soto, quien llamó a la unidad de las organizaciones y al trabajo de concienciación en las aulas, desde los púlpitos y en la vida diaria; le siguió Yolanda Becerra, de la OFP, quien recordó que la situación de Barrancabermeja y el país no es nueva y que las mujeres, los obreros, los campesinos y en general las organizaciones sociales “no han sido menores a la situación política que se enfrenta… pues no han dejado de denunciar la barbarie, la impunidad y los proyectos de muerte”.

Finalizó el acto un periodista de la emisora comunitaria Calor Estéreo, quien dejó en claro cuáles son las verdaderas razones para el cierre de este espacio radial: “hay intereses sobre la frecuencia radial de Calor Estéreo y esos intereses tienen olor de mujer… quien se apoderó primero del SENA y del ISS, y ahora quiere apoderarse de la frecuencia de Calor Estéreo, para adelantar su programa político”.

Valga la pena aclarar que el periodista, aunque sin nombrarla, hacía referencia a la ex representante a la Cámara por Santander Yidis Medina, recordada en la ciudad y en el país por su voto decisivo para que el proyecto de reelección presidencial fuera aprobado, voto que dio luego de una “invitación” del presidente a Palacio y que le representó el control burocrático del SENA y del ISS en Barrancabermeja.

Esta marcha demostró una vez más que a pesar del terrorismo de Estado, Barrancabermeja continúa siendo un importante bastión de la resistencia popular en Colombia.