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Falleció María Paulina Ruiz Borraz
Semanario Voz / Miércoles 21 de octubre de 2009
 

Nos ha sorprendido la repentina muerte en San Antonio del Táchira de la entrañable María Paulina Ruiz Borraz. Militante comunista si hubo alguna, abogada laboralista egresada de la Universidad Externado de Colombia y defensora de los derechos femeninos, quien hizo de su vida toda el más auténtico, el más abnegado, el más firme acto de solidaridad con los perseguidos, los humildes y los luchadores populares.

Fueron las cárceles su espacio vital, donde ejerció su militancia, además de los comités de solidaridad, los que fueran, casi sin preguntar de qué o para qué. Ahí estaba ella de primera, ante esa palabra se rendía.

Hoy los miles de presos políticos que atiborran las cárceles colombianas, especialmente las preferidas del régimen para sus opositores, Valledupar, Cómbita, Palo Gordo, La Dorada, Acacías, La Modelo, La Picota y El Buen Pastor, resienten la pérdida de esa mano amiga, esa voz de estímulo y ese discurso insuflado de fe en la validez de sus causas, que durante muchos años los acompañó.

Porque la visita que se hiciera a cualquier cárcel del país para atender a un preso político comportaba infaliblemente entregar y recibir un recado de y para María Paulina. Y no sólo eso. También se ocupaba de recoger ropa, libros, utensilios de aseo, documentos políticos y gestionar la atención jurídica de sus presos.

El otro campo en el que tuvo una destacada actividad, junto con su camarada y compañero el filósofo Plinio Bernal, fue el de la solidaridad internacional. Primero y siempre con la Cuba revolucionaria a través de la inolvidable Casa de Solidaridad, pionera en este campo; y después también con la Venezuela bolivariana, de la que Plinio se convirtió en el mejor conocedor y difusor. Allí estaba María Paulina hoy 16 de octubre, tal vez en esas tareas, cuando rindió su jornada. No murió en suelo extranjero.

Sus exequias se produjeron el lunes 19 de octubre en medio de la solidaridad y afecto de sus allegados, de sus colegas laboralistas, de los integrantes del Partido Comunista y del semanario Voz, que sienten esta pérdida. ¡Paz en su tumba!