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Lumpen-burguesía
Carlos A. Lozano Guillén / Miércoles 21 de octubre de 2009
 

En Colombia al sector de la clase dominante que controla el poder, desmedido, corrupto e indecente, se le puede calificar de lumpen-burguesía. No es la burguesía tradicional acostumbrada a acumular capital a través de muchos medios ominosos, sino aquella que se dedica a hacerlo mediante procedimientos ilícitos y corruptos. Son delincuentes de cuello blanco que para mantener su base social van más allá de proteger los privilegios del gran capital.

El uribismo tiene su principal soporte y aliados en la narcoparapolítica, un entramado que imbrica al Gobierno y a los políticos, empresarios, comerciantes, banqueros, de su cuerda más oficialista, con mafias ilegales del narcotráfico y de la corrupción en las esferas estatales. Con razón se ha dicho que en los dos gobiernos de Uribe se puede hablar de un estado mafioso, ligado al narcotráfico y al paramilitarismo.

Por eso, no sorprende que en la búsqueda de la primera y la segunda reelección, el Gobierno haya acudido a procedimientos ilegales como el soborno y la presión indebida para lograr la mayoría en el Congreso. En ambos casos, el debate democrático y decente fue arrollado por una mayoría que impuso a la fuerza la aprobación de la reelección. No escucharon razones y menos advertencias, colocando por encima el interés personal del mesías que ocupa la “Casa de Nari” donde se cuecen habas. Tampoco sorprenden los negociados y chanchullos que en la actualidad escandalizan el país.

Hace dos años, por invitación de Alfredo Molano estuvimos con el maestro Carlos Gaviria y con Gustavo Petro en una amena conversación con el periodista español Miguel Ángel Bastenier. Aunque el tema fue el Polo Democrático Alternativo, sus problemas, dificultades y perspectivas; aparecieron otras inquietudes sobre el mal gobierno de Uribe Vélez, que Bastenier no aceptó mucho. De hecho, tengo la impresión, después creció su ferviente uribismo, ahora desaparecido en buen momento. Varios de sus artículos en El País de Madrid destilaban uribismo.

Sorprendió la columna del periodista hace una semana en El País, muy comentada en Colombia, con el título sugestivo de “Colombia no se mira en el espejo”. En esta dice cosas como las siguientes: “Colombia, como Dorian Grey, no quiere mirarse al espejo porque la lista de desaguisados que amojonan el segundo mandato presidencial, haría sonrojar hasta a un dictador. Enumerarlos es como una visita al museo de los horrores(…)”.

Dicho esto por una persona hasta hace pocos días simpatizante de la causa uribista y quizás de su reelección, demuestra el hastío que en gente decente produce tanto escándalo y corrupción, es decir, la monumental “lista de desaguisados” del prestigioso periodista español. Este país está bajo el control de una lumpen-burguesía sin escrúpulos y sin principios. Todo vale para perpetuar su poder, sin respeto por la democracia y la ley.