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Capital, construcción y problemática socioambiental. Algunos elementos para un debate pendiente en Bogotá.
Freddy Ordóñez / Jueves 24 de diciembre de 2009
 

El presente texto pretende en primer lugar, dar cuenta de algunas de las proyecciones hechas con relación al sector de la construcción para el año 2010 en la Capital de la república y sus municipios aledaños; segundo, tratar la apuesta estatal de impulso a la construcción como elemento que permite, supuestamente, generar ingresos y alivianar las dificultades económicas presentadas por la población vulnerable; en tercer lugar, se aborda la construcción frente al tema ambiental, buscando dimensionar el problema de las canteras para sacar material ubicadas al sur de la ciudad, no desde una perspectiva exclusivamente "ambiental" sino desde la complejidad que representa su participación dentro del sistema capitalista; y finalmente se proponen algunos elementos para hacer frente a este problema, concluyendo que la solución de raíz al tema tiene que ver con un cambio de modelo económico.

El re - “boom” del negocio de las construcciones para el 2010

Recientemente los medios de información especializados en temas económicos han dado a conocer los importantes avances que se esperan en el 2010 en el sector de la construcción, como parte de su reactivación nacional. Efectivamente, medios como la revista Dinero [1], señalan que el 2010 será de realce de este sector, después de una caída considerable durante el presente año, caída que inició con pocos proyectos concebidos y vendidos durante el 2008, lo que generó pocas licencias otorgadas y escasas obras realizadas durante el 2009. Esto conllevó a un balance no tan satisfactorio para las grandes firmas constructoras del país. Pero, durante el último trimestre del 2009, la dinámica de ventas ha aumentado, lo que significa alza en las proyecciones de inicio de obras durante el 2010.

La reactivación en el caso de la ciudad de Bogotá y sus alrededores, se presenta, por una parte, con la implementación de proyectos de vivienda, entre los cuales, la mencionada publicación referencia algunas: (i) macroproyectos de Ciudadelas, con carácter de interés prioritario y concebidas como “ciudades dentro de la ciudad”, que pretenden, entre otras, la construcción de más de 4.000 unidades habitacionales, y estarán a cargo de constructoras como Apiros, Pedro Gómez y Colpatria; (ii) Proyectos de vivienda y apartamentos para estratos cuatro, cinco y seis, en sectores como Cota y Ciudad Salitre, proyectos que desarrollaran constructoras como Prodesa, Pedro Gómez y Apiros; y (iii) Viviendas de interés social y popular en municipios como Soacha y localidades como Suba, las cuales serán efectuadas por firmas como Prodesa y Amarilo. Por otra parte, se establecen proyectos de infraestructura como la segunda calzada Bogotá-Girardot-Ibagué, a cargo de la constructora Colpatria. Y finalmente en el año venidero se construirán o terminarán macro centros comerciales como “Centro Mayor”, al sur de la ciudad, “Ciudad Verde” y “Titán Plaza”.

El anterior “re-boom” de la construcción no debe verse de manera aislada, como una proeza de intereses privados, sino que debe concatenarse con la apuesta estatales hacia el mismo, como una forma de “dar la mano” a sectores afines al gobierno, lo cual se ha maquillado bajo el sofisma de la “generación de ingresos” para las capas más precarias de la población, es así como el impulso estatal a la iniciativa de las constructoras, va orientado, supuestamente, a mejorar las ganancias de personas económicamente vulnerables y a garantizar el goce efectivo de derechos de las mismas.

La construcción y la generación de ingresos de la población en situación de pobreza extrema y en desplazamiento forzado

Es conocida como una forma de reactivación económica, después de un periodo de recesión o estancamiento, la formula de impulso a la construcción, especialmente de vivienda, toda vez que con esto se busca desde el Estado dar un apoyo a sectores claves de la economía como son la industria del acero, la del cemento, y demás materiales que se relacionan con el diseños y la construcción de vivienda y obras de infraestructura.

"La construcción de viviendas tiene un efecto multiplicador sobre toda la producción, debido a la cantidad de mano de obra que requiere, al consumo de grandes cantidades de materiales de construcción y a la necesidad de transportarlo, por lo que el crédito para vivienda induce al consumo del conjunto de mercancías y logra elevar los porcentajes de utilización de la capacidad instalada" [2].

De igual modo desde el Gobierno se apoya con créditos a los empresarios de los mencionados sectores, así como indirectamente a las firmas del sector de la construcción, con la implementación de subsidios parciales para aquellos hogares que quieren acceder a la vivienda de interés social. A lo anterior se suma que con presentación de oferta de vivienda, se lleva a las personas al sistema de crédito y a la banca privada, lo que ha implicado –en los casos de sobreoferta– baja en las tasas de interés y disminución de los requisitos para entrar al sistema crediticio, alimentándose de esta manera una “burbuja inmobiliaria”, una de las principales manifestaciones de la crisis capitalista. Para que las personas puedan acceder al crédito para vivienda si bien se plantea la reducción de los requisitos, de igual forma se podría presentar la generación de empleo estatal o en su defecto, la cualificación de la mano de obra cesante (actual apuesta del gobierno), esta cualificación conlleva no sólo a tener mayor “competitividad” en el mercado laboral sino que también permite la alimentación de las industrias ligadas a la construcción. En este sentido, repetimos, el Gobierno nacional ha realizado ya algunas proyecciones.

Mediante el documento Conpes 3616 de septiembre 28 de 2009, el Gobierno Nacional ha propuesto los lineamientos para la generación de empleo de población en pobreza extrema y desplazada, lineamientos que consisten en la cualificación de la mano de obra, proceso que consiste en su tecnificación, concentrándose el proceso en

“el aumento del potencial productivo de la población, es decir en mejorar la oferta de mano de obra, más que en potenciar la demanda de esta […] algunas de las estrategias están encaminadas a favorecer la incorporación de la población en puestos de trabajo generados a través de la inversión a nivel nacional, territorial, pública y privada en proyectos de desarrollo de infraestructura" [3]

Este impulso a la construcción trae consigo problemas socioambientales en diferentes escenarios, como el caso de las canteras de extracción de materiales en las localidades al sur de Bogotá y paradójicamente, lo que es una propuesta para activar la generación de ingresos de la población desplazada y en situación de pobreza, termina siendo un factor generador de desplazamiento.

Los problemas socioambientales producto de la extracción de materiales para la construcción

Debemos partir de entender que se plantea la extracción de recursos para la construcción como un problema socioambiental, esto es como una polémica que tiene un contexto social o dimensión social en la cual se desarrolla, y no puede abordarse únicamente como un “conflicto ambiental”, pues esta división es errática. Al respecto Guillaume Fontaine indica que,

"Algunos autores introducen una diferencia entre supuestos “conflictos ambientales”, que opondrían sólo a actores exógenos (como los activistas de organizaciones ambientales) al Estado y a las empresas, y “conflictos socio-ambientales”, que, además de aquellos actores, implicarían a las sociedades y comunidades directamente afectadas por un proyecto de extracción de recursos naturales en su entorno. […] Estos matices no se justifican, en la medida en que no puede existir “conflicto ambiental” sin dimensión social. Los actores exógenos forman parte de la sociedad civil y su implicación en un conflicto tiene sentido siempre y cuando éste irrumpa en el campo del poder, definido por Bourdieu como el lugar de las luchas entre agentes que detiene un tipo de capital económico, cultural o político" [4]

El abordaje de la construcción frente a lo socioambiental, debe hacerse buscando dimensionar el problema de las canteras para sacar material ubicadas al sur de la ciudad, no desde una perspectiva exclusivamente "ambiental" o "ecológica", sino desde la complejidad que representa su participación dentro del sistema capitalista.

Una de las principales consecuencias de la minería ha sido el desplazamiento de comunidades ubicadas en las zonas aledañas al lugar de extracción, que en el caso del sur de la ciudad son las localidades de Usme, Tunjuelito y Ciudad Bolívar, las cuales albergan más del 15% de la población capitalina, y donde habitan personas que en muchos casos han sido víctimas del desplazamiento forzado, y nuevamente, son revictimizadas, esta vez directamente por el modelo de desarrollo.

Hace 50 años se adelantan procesos de extracción de minerales en Bogotá, en la actualidad se adelanta la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial – POT, el cual será presentado al Concejo el año entrante por la Alcaldía Distrital. Se ha propuesto desde diversos sectores sociales que el nuevo POT prohiba la minería en la Capital.

La minería urbana ha causado el enriquecimiento de sectores privados nacionales y transnacionales (como Cemex), y a dejado una gran afectación al paisaje bogotano, contaminando aguas subterráneas y superficiales como el río Tunjuelito, ha disminuido la calidad urbanística de la ciudad y la vida útil de las vías, ha generado la erosión del suelo, altas emisiones de material particulado y riesgos sanitarios.

Si bien existen mecanismos de control y participación ambiental [5], que nos permiten incidir o encontrar soluciones al tema de las extracción de minerales y la problemática socioambiental, está en cabeza de las autoridades distritales y ambientales la principal responsabilidad de dar solución a este conflicto. Aunque no debe olvidarse que el verdadero problema está en el sistema capitalista, pues este “por no tener límites para su expansión, termina por convertirse en una procesualidad incontrolable y profundamente destructiva” [6], esta destrucción también incluye la destrucción del ambiente.

[1“Construcción: Manos a la obra” En: Dinero, edición electrónica, Fecha de consulta: Noviembre 27 de 2009. Disponible en: http://www.dinero.com/edicion-impresa/negocios/construccion-manos-obra_66129.aspx

[2Mondragón Héctor, Los ciclos económicos en el capitalismo. La crisis, ¿Cuándo y por qué?, Bogotá, Ediciones Aurora, 2009. pp. 13 – 14.

[3Departamento Nacional de Planeación, Conpes 3616 de septiembre 28 de 2009, Lineamientos de la política de generación de ingresos para la población en situación de pobreza extrema y/o desplazamiento. (Cursivas propias).

[4Fontaine, Guillaume, “Enfoques conceptuales y metodológicos para una sociología de los conflictos ambientales”, En: Cárdenas Martha y Rodríguez Manuel (Ed.), Guerra, sociedad y medio ambiente, Bogotá, Foro Nacional Ambiental, 2004. p. 506.

[5Para profundizar en mecanismos de participación ambiental véase: Rodríguez Gloria y Muñoz Lina, La participación en la gestión ambiental. Un reto para el nuevo milenio, Universidad del Rosario, Bogotá, 2009.

[6Antunes, Ricardo, “La sustancia de la crisis”, en: Estrada, Jairo, (comp.), Crisis capitalista, economía, política y movimiento, Bogotá, Ediciones Espacio crítico, 2009. p. 53.