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San Andrés: 16 jóvenes raizales desaparecidos tendrían nexos con narcos
Aproximación a una parte de la actual tragedia del pueblo raizal que hace imposible seguir sosteniendo que el pueblo de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se encuentra al margen de la violencia.
El Heraldo / Martes 9 de marzo de 2010
 

La vocación de navegantes de los raizales es desde hace varios años materia prima para los narcos que los contratan para que manejen las go fast o lanchas rápidas, en las que se transporta cocaína a alta mar.

Por esa razón, más de 16 jóvenes raizales están desaparecidos. Sus familias y amigos no saben si murieron o aún viven presos en cárceles del exterior. Ese es el drama de muchos hogares en las soleadas San Andrés y Providencia.

La mayoría de los desaparecidos estudió navegación, la profesión que está de moda en la isla. “Dicen que los mataron, pero hasta ahora nadie sabe si eso es cierto. Los cadáveres no aparecen, nunca hemos visto sus cuerpos, ni se ha sabido más de ellos”, afirma un raizal que pide reservar su nombre.

En los últimos diez años suman más de 40 los raizales desaparecidos que no han vuelto a sus hogares. Otros están presos en Estados Unidos.

En una visita al territorio insular, El Heraldo estableció que estos marinos, que hablan español, inglés y criollo sanandresano (la lengua nativa), son navegantes por tradición, conocen perfectamente el territorio y poseen una gran habilidad, lo cual los pone en una situación ventajosa y los ha convertido en los más solicitados para transportar drogas.

Viajan como capitanes o ayudantes en las poderosas lanchas, donde llevan cargamentos de alucinógenos hasta playas de Centroamérica (Nicaragua, Honduras y Costa Rica) y México, desafiando a guardacostas con la ilusión de “coronar”.

Drama en muchas familias

“Las familias los lloran en silencio y los aguardan esperanzados”, cuenta otro raizal que frecuenta el puerto. “Muchos viven este drama”, asegura.

Pensando en ser navegantes, los jóvenes se preparan en el SENA e incluso aprenden a manejar sistemas de posicionamiento satelital GPS. Pero luego son contactados en San Andrés o Providencia por las organizaciones delictivas que les ofrecen millonarias ganancias. Cuando están listos los llevan a Barranquilla, Cartagena, Santa Marta o La Guajira.

Generalmente son hijos de familias tradicionales de la isla, educados con valores y creencias religiosas. Muy pacíficos, deportistas, queridos por la comunidad y buenos alumnos cuando hacen los cursos de navegación.

La odisea

El zarpe usualmente lo hacen de noche desde el Parque Tayrona, los golfos de Morrosquillo o del Darién, La Guajira o cualquier playa del Caribe colombiano.

Sólo en ese momento entran en contacto con el que será el jefe de la carga, quien desde tierra tomará las decisiones de la travesía para responder ante los dueños del embarque.

“Por lo general en una lancha van cuatro o cinco. Sólo llevan consigo la ropa que visten y enlatados, Gatorade, galletas y suero”, explica un contacto.

En su travesía mar afuera, durante el día suelen disminuir la velocidad para que la estela que van dejando los motores no sea detectada por las patrullas aeronavales que sobrevuelan el Caribe. Algunas veces deben detener la marcha por horas y cubrir la lancha con un plástico azul para mimetizarse entre la inmensidad del océano.

“Cuando tienen encima a los guardacostas, tiran la mercancía al mar, buscan dónde emplayar la lancha y se camuflan entre la comunidad si llegan a un sitio habitado. Hace dos meses varios paquetes de coca llegaron a la playa en San Luis. La gente corrió y tomó varios de ellos. La Policía no pudo controlarlos”, recuerda un raizal providenciano.

La travesía puede durar unos cinco días, y cuando regresan todos saben quiénes son los nuevos ricos porque celebran a lo grande. Además de ayudar a sus familias, llaman la atención en camionetas o carros último modelo, compran ropa de marca y andan de farra con sus amigos y mujeres.

Como si fuera un juego, gastan a manos llenas y al poco tiempo se les acaba el dinero. Entonces se aventuran a un segundo viaje del cual casi nunca vuelven. “El que regresa no pasa de un tercero, porque caen presos y no tienen para un abogado. Otros reciben un tiro de gracia como pago o se los traga el mar cuando se lanzan al océano en su desespero por no ser capturados. Es la realidad de esta loca generación”, afirma un veterano raizal.

El decomiso más reciente

La lancha ‘Rilax’ emplayada en Santa Catalina. Sus tres ocupantes huyeron y se confundieron entre la población.

Cerca de media tonelada de cocaína fue incautada cinco días después del triple crimen en El Rodadero (Santa Marta), en un operativo en el mar Caribe realizado por guardacostas y aeronaves de la Armada Nacional, con apoyo de un buque de los Estados Unidos. La operación inició cuando un avión patrullero marítimo detectó la lancha rápida Rilax, a cien millas náuticas de San Andrés. Al notar la presencia de las autoridades, los cuatro tripulantes arrojaron los paquetes con el alcaloide al mar. Los guardacostas se desplazaron iniciaron la persecución de la embarcación sospechosa, que se prolongó hasta inmediaciones de la isla Santa Catalina, donde los tripulantes de la embarcación la emplayaron y emprendieron la huida.

Esta operación evitó que más de diez millones de dólares llegaran a las finanzas de narcotraficantes, producto de la venta del alcaloide en mercados internacionales.