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La emancipación de la mujer no es una lucha de género, es una lucha de clases
Sammy Andrea Sánchez / Jueves 24 de junio de 2010
 

La inequidad de la mujer en el sistema capitalista se va profundizando y agudizando progresivamente a pesar de las largar luchas que se ha dado para su liberación. Históricamente se ha relegado a la mujer un papel reproductivo y sumiso desconociendo su capacidad de autonomía para construir una sociedad justa y pluralista, existiendo desigualdad en la función de los roles y otorgándole a los hombres el manejo del estado y todos los campos que competen a la vida pública, por tanto se podría afirmar que la mujer constituye la primera forma de propiedad privada en la historia de la humanidad, tal como lo afirma uno de los libros más difundidos y leídos de nuestro tiempo, la biblia “no desearas la mujer del prójimo, no codiciaras su casa, su campo, su siervo, su buey, nada que sea de tu prójimo”, subordinando a la mujer al papel de subordinada y sin autonomía para su libre pensamiento y acción.

El cambio de las relaciones sociales entre hombres y mujeres no constituye una lucha entre los mismos, sino una lucha contra el sistema económico capitalista que reproduce y agudiza la discriminación de la mujer, la lucha por la liberación de la mujer no debería ser contra los hombres, por el contrario en el marco de la división de la sociedad de clases esta se debe unir a la lucha por igual y distanciarse de las reformas burguesas que buscan apaciguar la situación de la mujer a través de asistencialismos sin analizar el trasfondo de su discriminación y desigualdad, se debe estudiar desde una perspectiva materialista que explique las causas de esta realidad. El mismo modelo ideológico ha sido impuesto para que dentro de los oprimidos exista un sector que esta sublevado (las mujeres), por eso a diario la oligarquía a través de todas sus formas de lucha política e ideológica incluida los medios de comunicación nos llenan de información y estilos de vida en donde la mujer sea menospreciada y discriminada, tomándola como un objeto más del hogar y deseo sexual, no para el disfrute de ambos sino de los hombres.

Como parte de la lucha de clases y de emancipación de la mujer por entrar a la esfera pública de la sociedad han aumentado las contradicciones del sistema económico y político pues si bien es cierto la mujer ha podido entrar al mercado global, su papel en las labores domesticas ha permanecido y se la ha dado una doble carga en sus acciones cotidianas.

La división y la lucha de clases dividen más a las personas y la sociedad que el sexo, aunque tratan de mostrar las diferencias biológicas dadas por la naturaleza para mostrar que existe un sexo débil incapaz de apropiarse de su vida.

Valdría la pena preguntarnos si el problema de la exclusión de la mujer es una lucha entre genero o de clases? ¿Sería posible la equidad de género en el sistema económico capitalista? ¿El problema de discriminación hacia la mujer es cultural y social o se da por la intencionalidad de una clase dominante sobre otra dominada para hacer más fácil las relaciones de poder?

La igualdad de la mujer ante la ley y el Estado no es igualdad siempre y cuando no se desarrolle una economía y una sociedad que libre a la mujer del trabajo del hogar y la sobreexplote en el mercado aun por su condición de género. Para su igualdad efectiva con relación al hombre es necesaria una economía que la libre del trabajo doméstico y en la cual ella participe de forma igualitaria al hombre. Pero también se da a través de la voluntad de toda la sociedad, pues la firma de tratados internaciones y convenciones no la liberan de su trabajo en las cuatro paredes del hogar.

El camino que nos conducirá a la consolidación de esta lucha que libraremos hombres y mujeres es largo, es importante que las mujeres reconozcamos la importancia que tenemos en la sociedad como gestoras de la transformación de esta realidad, la lucha empieza en cada una de nosotras por eso, tu! mujer, rompe el esquema, libera las cadenas que te oprimen…

Lucha por tu libertad y ataca el capitalismo