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Ibagué
Sin solución tragedia del cañón del Combeima
Nelson Lombana Silva / Miércoles 23 de mayo de 2007
 

El torrencial aguacero del 26 de abril no sólo causó estragos y cobró vidas humanas en la zona urbana de Ibagué. También el sector rural fue afectado gravemente, y 16 días después, la numerosa comunidad continúa desamparada, a merced de promesas de funcionarios de segunda clase y de los consabidos políticos de oficio que aprovechan la coyuntura para posicionar sus intereses particulares.

Numerosas fincas del cañón del Combeima fueron erosionadas, llevándose diversos cultivos como el café, plátano, maíz, fríjol, alverja, hortalizas, y animales como ganado vacuno, caballar y porcino y las aves de corral. En una sola finca de pequeña extensión se produjeron 30 deslizamientos de gran magnitud. Veredas como El Gallo, Piedecuestas, Las Amarillas, La Esperanza, Las Ánimas y Astillero, quedaron incomunicadas porque la carretera que estaba sin mantenimiento perdió su banca y el desbordamiento de la quebrada Las Ánimas la dejó inservible en más de dos kilómetros.

El viernes 11 de mayo, en horas de la mañana, habitantes del sector afectado se reunieron con funcionarios de Cortolima y la Secretaría Municipal de Desarrollo en el sitio de los acontecimientos, con el fin de demandar soluciones concretas, pero a pesar de la presión de la Corporación del Cañón del Combeima y la misma comunidad, la respuesta fue evasiva de los funcionarios, se tradujo en recriminaciones hacia la misma comunidad afirmando que era necesario compartir responsabilidades. Y aunque se firmó un acta de compromiso, la comunidad se dispersó molesta y defraudada, pues las propuestas son simples promesas que en modo alguno resuelven el problema de fondo.

Absalón Rivera, uno de los campesinos más afectados de la zona, dijo: "La situación es grave porque en mi pequeña finca se fueron como 30 derrumbes, arrasando café, plátano y animales, sufriendo adicionalmente deterioro la vivienda donde habitamos ocho personas. hasta el momento no hemos recibido ayuda ni del gobierno municipal, ni del gobierno departamental, ni del gobierno nacional, sólo promesas de que nos van a mandar una máquina y no más. Yo perdí además del cultivo de café, tres novillos y una mula que la avalancha se llevó, calculando las pérdidas en algo más de diez millones de pesos".

Humberto Cárdenas, miembro del comité de cafeteros y de esta comunidad, expresó su preocupación por la forma en que quedaron las fincas y la misma vía. "Los cafetales que en su mayoría estaban en el programa de renovación fueron arrasados en más de un 60%, afectando directamente a más de 50 familias, muchas de las cuales tienen créditos pendientes con la banca y no se sabe cómo se va a responder", dijo, y agregó: "El estado no ha hecho presencia en serio, sólo individualidades como el comité de cafeteros con un censo y una máquina para arreglar un sector de la vía y facilitar el trasborde".

Luis Saavedra Castañeda, otro campesino afectado, conceptuó: "Mi finca fue víctima de muchos volcanes (derrumbes) que se llevaron el café, la caña de azúcar y hasta el momento ningún funcionario se ha hecho presente a ayudar a resolver este agudo problema en serio. El problema es que la mayoría de campesinos trabajamos a crédito, estamos en cosecha y lo poco que hemos recolectado no tenemos por dónde sacarlo".