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La Vía Campesina denuncia la compra de acciones de Monsanto por parte de la Fundación Bill & Melinda Gates
La Vía Campesina / Miércoles 15 de septiembre de 2010
 

La Vía Campesina, un movimiento campesino global que representa a pequeños agricultores,
trabajadores sin tierra, pescadores, mujeres rurales, juventud y pueblos
indígenas, con 150 organizaciones miembros de 70 países en cinco
continentes, ha denunciado la reciente adquisición de acciones de Monsanto
por parte del fideicomiso de la Fundación Bill & Melinda Gates. La
Fundación Bill & Melinda Gates fue fundada en 1994 por William H. Gates,
fundador de Microsoft, y hoy ejerce una influencia hegemónica sobre las
políticas globales de desarrollo agrícola. La Fundación canaliza cientos
de millones de dólares hacia proyectos que animan campesinos y
agricultores a usar las semillas transgénicas y agroquímicos de Monsanto.
En agosto el fideicomiso de la Fundación Bill & Melinda Gates, el cual
maneja la dotación de $33,500 millones de dólares que financia los
proyectos filantrópicos de la fundación (de la cual Bill y Melinda son
síndicos) anunció que había comprado 500 mil acciones de Monsanto,
valoradas en un poco más de $23 millones.

Según Dena Hoff, granjera familiar diversificada de Glendive, Montana, y
coordinadora norteamericana de Vía Campesina, “la compra de acciones de
Monsanto por parte de la Fundación Bill y Melinda Gates indica que el
interés de la fundación en promover la semilla de la compañía tiene que
ver menos con filantropía que con lucro. La fundación está ayudando a
abrir nuevos mercados para Monsanto, la cual ya es la mayor compañía de
semilla del mundo.”

Desde 2006 la Fundación Bill y Melinda Gates ha colaborado con la
Fundación Rockefeller, entusiasta promotora de cultivos transgénicos para
los pobres del mundo, para implementar la Alianza para una Revolución
Verde en Africa (AGRA), la cual está abriendo el continente a la semilla
transgénica y sustancias químicas vendida por Monsanto, Dupont y Syngenta.
La Fundación ha dado $456 millones a AGRA, y en 2006 contrató a Robert
Horsch, quien fue ejecutivo de Monsanto por 25 años, para trabajar en el
proyecto. En Kenya alrededor de 70% de los recipientes de fondos de AGRA
trabajan directamente con Monsanto, casi 80% del financiamiento de Gates
en el país tiene que ver con biotecnología, y sobre $100 millones en
donaciones se han dado a organizaciones kenyanas conectadas a Monsanto. En
2008 un 30% de los fondos de la Fundación para desarrollo agrícola fueron
a promover variedades de semilla transgénica.

En abril la Fundación Bill y Melinda Gates y los ministros de finanzas de
Estados Unidos, Canadá, España y Corea del Sur se comprometieron a donar
$880 millones para crear el Programa de Agricultura y Seguridad
Alimentaria Global (GASFP), manejado por el Banco Mundial para “combatir
el hambre y la pobreza en el mundo”. En junio el GASFP anunció que dio $35
millones a Haití para aumentar el acceso de agricultores con parcelas
pequeñas a “insumos agrícolas, tecnología y cadenas de abastecimiento”. En
mayo Monsanto anunció que donó 475 toneladas de semilla a Haití, que están
siendo distribuídas por la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados
Unidos (USAID). El administrador de USAID es Rajiv Shah, quien trabajó con
la Fundación Gates antes de ser nombrado por la administración Obama en
2009.

Según Chavannes Jean-Baptiste del movimiento campesino haitiano de Papaye
y coordinador caribeño de La Vía Campesina, “Es realmente choquante para
las organizaciones campesinas y movimientos sociales de Haití el
enterarnos de la decisión de la Fundación Bill y Melinda Gates de comprar
acciones de Monsanto mientras le está dando dinero a proyectos agrícolas
en Haití que promueven las semillas y agroquímicos de la compañía. Las
organizaciones campesinas de Haití denuncian esta política que va contra
los intereses de 80% de la población haitiana, y va contra la agricultura
campesina- la base de la producción de alimentos de Haití.”

La Fundación Bill y Melinda Gates también financia la iniciativa Feed the
Future (Alimentando el Futuro), del gobierno de Estados Unidos, que es
administrada por el Departamento de Estado. En una audiencia del subcomité
congresional sobre Feed the Future, Gerald Steiner, vicepresidente
ejecutivo de Monsanto, testificó que “Feed the Future es emocionante no
para menos porque reconoce los imperativos empresariales por los cuales
Monsanto y otras compañías tienen que operar... Queremos hacer bien en el
mundo, mientras que queremos hacerle bien a nuestros accionistas.” Steiner
mencionó el proyecto de Monsanto para desarrollar maíz resistente a
sequías en Africa, también financiado por la Fundación Bill y Melinda
Gates.

Según Dena Hoff, “Por buenas que sean sus intenciones, las fundaciones no
deberían estar determinando las políticas alimentarias y agrícolas de
ninguna nación o pueblo. La democracia requiere la participación informada
de la sociedad civil para determinar lo que es en el mejor interés de la
población de cada nación. ’Hacerle bien a nuestros accionistas’ parece ser
una motivación ilegítima para intervenir en la salud y bienestar del
planeta y todos sus habitantes en el afán de hacer una ganancia.”

Quizás no sea coincidencia que en julio el ejecutivo en jefe y presidente
de Monsanto Hugh Grant compró $2 millones en acciones de la compañía, y el
vicepresidente y ejecutivo a cargo de finanzas Carl M. Casale compró $1.6
millones en acciones. “Grant y Casale se han echado al bolsillo tremendas
sumas vendiendo acciones de Monsanto a través de los años”. La compra de
acciones de Monsanto por parte de Gates, Grant y Casale pueden haber sido
en anticipación de la noticia la semana pasada de que investigadores
habían publicado el genoma del trigo, un grano básico para un tercio de la
población mundial. “Para Monsanto, un mapa de calidad del genoma del trigo
podría potencialmente ayudarnos en nuestros esfuerzos por traer mejores
variedades de trigo a los agricultores”, declaró Monsanto. En 2008 la
Fundación Bill y Melinda Gates otorgó $26.8 millones a la Universidad de
Cornell para hacer investigación sobre trigo y en mayo dio $1. 6 millones
a investigadores de la Washington State University para desarrollar
variedades transgénicas de trigo resistentes a sequías.

La Fundación Gates continúa empujando los productos de Monsanto a los
pobres, a pesar de la creciente evidencia de los peligros ecológicos,
económicos y físicos de la producción y consumo de cultivos transgénicos y
agroquímicos. En junio el tribunal supremo de Estados Unidos determinó en
el caso Monsanto vs. Geerston Seed Farms, su primer caso sobre un cultivo
transgénico. La corte reconoció que la contaminación genética de cultivos
no transgénicos, causada por el flujo de transgenes de DNA de cultivos
transgénicos, que ocurre mediante la dispersión del polen por viento y
abejas, es dañino y oneroso al ambiente y los agricultores. Según la
página web de la Fundación Bill y Melinda Gates, “AGRA y sus socios han
diseminado sobre cien variedades nuevas de semilla mejorada por todo el
continente (africano)”.

La Vía Campesina sostiene para asegurar una alimentación saludable,
adaptarse al cambio climático, conservar suelos, agua y bosques, y
revitalizar economías rurales es mediante políticas que promuevan la
soberanía alimentaria y sistemas agroecológicos a pequeña escala, que se
fundamentan en semilla nativa. Las Naciones Unidas estiman que 75% de la
diversidad genética vegetal del mundo se ha perdido a medida que los
agricultores han abandonado la semilla nativa a cambio de variedades
genéticamente uniformes ofrecidas por corporaciones como Monsanto. La
homogeneidad genética aumenta la vulnerabilidad de los pequeños
agricultores a cambios repentinos en el clima y el surgimiento de nuevas
plagas y enfermedades, mientras que la agrobiodiversidad semillera- con
semilla nativa adaptada a diferentes microclimas, elevaciones y suelos- es
fundamental para la adaptación al cambio climático. El guardar y replantar
semilla nativa aumenta la agrobiodiversidad y fortalece la plasticidad
genética (la capacidad de adaptarse rápidamente sobre generaciones a las
cambiantes condiciones) de los cultivos.

Según Henry Saragih, coordinador general de La Vía Campesina en Jakarta,
«La Via Campesina condena este desvío de la ayuda humanitaria con fines
comerciales y esta privatización de las políticas alimentarias.»

Informaciones: viacampesina@viacampesina.org

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