Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
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Por qué queremos esta tierra
Discurso de la ACVC para el encuentro de reconocimiento institucional: “La Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra: Derechos Humanos, Tierra y Paz”. Puerto Matilde, Magdalena Medio. Febrero 16 de 2010
 

La Zona de Reserva Campesina representa un proceso que inició de la mano de la ACVC en 1998 en las zonas rurales de los Municipios de Remedios y Yondó, Antioquia; y San Pablo y Cantagallo,Bolívar, en el Magdalena Medio.

El Magdalena Medio constituye una región geográfica y cultural con una estructura económica fragmentada y desarticulada en la que coexisten una economía exportadora, agroindustrial, agropecuaria, minera, cocalera y de colonización campesina. El carácter híbrido de estas estructuras económicas permite que coexistan expresiones sociales, organizativas y políticas altamente contradictorias.

El problema de la tenencia y la propiedad sobre la tierra se expresa en el Magdalena Medio en la alta concentración de la propiedad territorial y en la presión permanente sobre las parcelas campesinas. A su vez, la región se caracteriza por la falta recurrente de inversión social por parte del Estado, lo cual se expresa en el deficiente funcionamiento institucional. Las relaciones de poder municipal y de toma de decisiones están intermediadas por la politiquería, el clientelismo, la corrupción, la negligencia, presentándose un bajo nivel de eficiencia y eficacia para el cumplimiento de los planes de desarrollo aprobados.

En este contexto, la creación de la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra obedece a un acuerdo entre el campesinado movilizado durante el Éxodo campesino del Magdalena Medio, que exigía derechos civiles, políticos, económicos y sociales, y el gobierno del presidente Pastrana, acuerdo firmado el 4 de Octubre de 1998. Pastrana se comprometió a “definir las Zonas de Reserva Campesina” a criterio de la Mesa de trabajo por la Paz del Magdalena Medio, de la cual hacía parte la ACVC, en el marco de un plan de desarrollo regional formulado por el campesinado y financiado por el gobierno.

Han pasado 6 décadas atravesadas por la guerra en estos campos, tiempos de violencia extrema y de despojo. El dolor se fue tragando, durante estos años, a nuestros abuelos y a nuestros padres, hasta alcanzar a nuestros hijos. En este trance muchos campesinos perecieron, unos se fueron corriendo y otros se fueron armando. La violencia se volvió el método de hacer política, de acumular tierras, bienes y fundamentalmente de ejercer el poder. La violencia se tornó entonces en la normalidad de las cosas, de tal forma que algunos están convencidos, todavía, de que eliminando al opositor, cualquiera que sea, con más plomo y más bombazos, se pondrá fin a esta guerra.

El fin de la guerra con más guerra se agotó ya en el Magdalena Medio y en este país, como lo dijimos al recibir el premio nacional de paz. Los que estamos aquí, los sobrevivientes, sabemos que si el conflicto empezó por tratar de acceder a la tierra para unos, entonces, el conflicto nacional terminará, necesariamente, cuando sea vigente el derecho a la tierra para todos.

Alrededor de la tierra está la totalidad de los intereses enfrentados de este país. Aquí, en estos valles, ríos y montañas, que hemos denominado Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra, vemos como se enfrentan a diario por esta tierra, ganaderos, latifundistas, narcotraficantes y /o paramilitares, empresas multinacionales, instituciones del estado, campesinos, agro-negociantes y guerrilleros. Así de diverso es el conflicto por la tierra aquí. Y así de diversas deben ser sus soluciones.

La Zona de Reserva Campesina es una de estas soluciones, se trata de cómo atraer la inversión social de las instituciones civiles del estado, de cómo lograr la participación efectiva de las alcaldías en el desarrollo rural, de cómo ordenar el territorio y la explotación de sus recursos, de cómo regularizar la propiedad campesina, sustituir la coca, recuperar la economía campesina, articularla con la economía de las ciudades, hacer vigentes los derechos humanos en su integralidad. Es así como vemos el inicio de la paz. Las Zona de Reserva Campesina, estamos convencidos, representan una de esas formas de hacer la paz. Son una iniciativa agraria de paz. Son un camino hacia la paz.

Después de ocho años de obscurantismo, al fin podemos estar acá reunidos, campesinos e instituciones, para hablar decentemente, con dignidad. Hoy, en Puerto Matilde. No importan los reiterados ataques de siempre. Estamos por fin hablando de la cuestión fundamental. Queremos esta tierra porque es nuestra. Este debe ser el principio básico. Queremos esta tierra para seguir siendo campesinos. Queremos esta tierra para desarrollar, en su seno, condiciones de vida digna para nuestros hijos. Queremos esta tierra para que en ella se consagre la vida y queremos esta tierra para que desde acá se empiece, por fin, a construir la paz.