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Movimientos sociales en la ruta del diálogo por la tierra y la paz
Erika Ceconi y Miriela Fernández / Martes 26 de julio de 2011
 

“Las comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas hemos hecho un llamado a la sociedad colombiana a que salgamos de la sombra del temor que nos ha sumido en la ideología de la guerra desde hace más de sesenta años, y construyamos una ruta de diálogo que nos conduzca hacia la verdadera paz.” Con esa convocatoria, del 12 al 15 de agosto próximo, Barrancabermeja, en Santander, acogerá a diversos movimientos sociales y otros sectores de la sociedad colombiana en el Encuentro Nacional de Comunidades Campesinas, afrodescendientes e Indígenas por la tierra y la paz.

Bajo el lema El diálogo es la ruta, el evento se propone construir un amplio espacio de socialización de propuestas políticas frente al conflicto armado colombiano, desde las experiencias y vivencias de las comunidades rurales, y en intercambio con el gobierno, los gremios y sectores comprometidos con la paz en escenarios locales, regionales e internacionales. Los debates serán encaminados a partir de tres ejes temáticos fundamentales: Tierra, territorios y recursos naturales; Democracia, desarrollo y garantía de derechos y Política nacional de paz.

El encuentro es convocado, entre otras organizaciones, por la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC ) que al obtener el Premio Nacional de Paz del 2010 asumió “el compromiso de invitar a indígenas y negritudes para que nos acompañen en este proceso en Barrancabermeja”, explica Ramiro Ortega, integrante de la ACVC, y agrega que a partir de este año existe la iniciativa de que el reconocimiento sea entregado por las propias comunidades “ya que somos los que hemos vivido las consecuencias de la guerra y también los que hemos dado la resistencia”.

Fumigaciones a los cultivos campesinos, desplazamientos forzados, bloqueos económicos, robo de tierras, intervenciones de multinacionales y megaproyectos en zonas ricas en recursos naturales son algunas secuelas del Plan Colombia y del conflicto armado enunciadas por Ortega, quien resalta además la estigmatización, la violencia y la persecución contra quienes viven en esas regiones:

“Yo mismo he estado dos veces en la cárcel. Casi dos años en 1974, y también en el 2008. Pero hasta ahora me han respetado la vida”, dice.
Aunque, sucesos como esos no han sido impedimentos para impulsar el trabajo de la ACVC, que desde 1996 organiza a unos 27 000 campesinos y campesinas en ocho municipios del Magdalena Medio: Barrancabermeja, Cantagallo, Remedios, San Pablo, Santa Rosa del Sur, Segovia, Simití y Yondó.

Alrededor de 120 Juntas de Acción Comunal continúan en la lucha por la soberanía alimentaria y por la defensa de la tierra y otros derechos del campesinado, aún no reconocidos constitucionalmente, ahonda Ortega.
En representación de la Coordinación Nacional Agraria y Popular (CONAP), otra de las entidades convocantes al encuentro, Martha Cecilia Díaz coincide en la importancia de que sean las organizaciones campesinas, indígenas y negras las protagonistas de la búsqueda de una salida al conflicto armado:

“Han sido las que han aguantado cuando el Estado ha querido echarlas de sus territorios. Les ha tocado negociar con los actores implicados en la guerra. Por eso deben ser las organizaciones populares las que saquen ese conflicto de los bolsillos de (Álvaro) Uribe y (Juan Manuel) Santos, que lo han sostenido para beneficiar a Estados Unidos y a la corrupción del Estado.”

“Esperamos que lleguen a Barrancabermeja unas 30 000 personas y tener tres días de discusiones. El trabajo de las mesas se recogerá en un documento que posteriormente será entregado al gobierno. Contamos con el apoyo de muchas organizaciones en Colombia, y de toda la gente que cree en que la solución debe ser negociada.”

Martha Cecilia declara que este proceso dará seguimiento a anteriores iniciativas por la paz en Colombia:

“Soy de la comisión política del Encuentro de Mujeres y Pueblos contra la guerra, que en agosto pasado movilizó a diferentes sectores contra la militarización en el país. También está con nosotros el Foro Social del Nororiente colombiano y el Congreso de los Pueblos, y tenemos el respaldo de Colombianos y Colombianas por la paz. Estamos trabajando unidos. La intención es que el documento salga de todos esos procesos que se dan a nivel nacional.”

“El Plan Colombia solo nos ha dejado enfermedades con las fumigaciones de glifosato, pérdidas de vidas. Siguen recortando el presupuesto de la salud y la educación para invertirlo en esta guerra que cuenta cada vez con más batallones de alta montaña y recursos. También sabemos que aunque la Corte frenó la ley que permitía a Estados Unidos utilizar bases colombianas, siguen en nuestro país, preparando al ejército. Ya estamos cansados de este conflicto, por eso queremos encauzar todos nuestros procesos hacia una única salida.”

“Para nosotros es esencial el respaldo internacional”, concluye Martha durante un intercambio que abordó también cuestiones sobre la Campaña América Latina y el Caribe, una región de paz: Fuera bases militares extranjeras, en la sede del Movimiento Sin Tierra de Sao Paulo, organización que, junto a la ACVC, la CONAP, entre otras de América Latina, hacen parte de Vía Campesina.

Su presencia en Brasil busca precisamente sumar apoyo solidario a este llamado “por una Colombia diferente” que emerge de las comunidades, y al que han respondido Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, y otras personalidades, así como movimientos y organizaciones sociales de Latinoamérica, Europa y África.