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Cuando Dios vino a la Zona de Reserva Campesina
El Obispo de Barrancabermeja visitó la Zona de Reserva Campesina (ZRC) del Valle del Río Cimitarra
Agencia Prensa Rural / Lunes 13 de agosto de 2012
 

Este Domingo 12 de Agosto, Monseñor Camilo Castrellón, realizó su primera visita oficial a la que es considerada la capital natural de la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra, la aldea comunitaria de Puerto Matilde. El obispo había manifestado su deseo de reunirse en terreno con la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra y de realizar actividades eucarísticas durante su estadía.

La comunidad de Puerto Matilde preparó la llegada del obispo desde el 6 de Agosto, los aprestamientos consistieron en la limpieza general del pueblo, apronte de leña, yuca, plátano y carne para el respectivo sancocho y asado comunitario. En la actividad participaron las veredas circunvecinas de San Francisco, Jabonal y Santo Domingo, llegaron a la cita unas 150 personas, incluidos todos los evangélicos de Puerto Matilde. Los representantes de la iglesia fueron recibidos con una alborada que trasnochó a los gallos de la zona, pues inició a las tres de la mañana.

El obispo, quien estuvo acompañado por el párroco de Yondó, Edgar Hernández, sostuvo una reunión con los dirigentes de la ACVC, Irene Ramírez, Luis Carlos Ariza, Marina Medina y Carlos Martínez, reunión que contó con la participación de toda la comunidad de Puerto Matilde. La ACVC actualizó al obispo sobre la situación de derechos humanos de la ZRC, los alcances del trabajo de la ACVC, sus logros, sus problemas y perspectivas. Monseñor Castrellón reconoció el trabajo de la ACVC y su insistencia en construir una ZRC como un territorio donde tengan plena vigencia los derechos humanos, con inversión social, condiciones de vida digna, justicia y paz.

Monseñor Castrellón, vistiendo todo su atuendo obispal, ofició una misa, ofrendada a la comunidad de la ZRC, aprovechó para bautizar a seis niños, hacer cuatro primeras comuniones y casar a una pareja del caserío, que se animó a formalizar su relación ante “Dios”.

Una vez consumido el sancocho, degustada la novilla, agotado el asado, oficiada la misa, consumado el matrimonio, dichas las palabras y quemados los voladores, finalizó la actividad a las 3 de la tarde.