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Un alborozo por la libertad de Sigifredo López ¿Y los demás?
Alfredo Valdivieso / Jueves 16 de agosto de 2012
 

La Fiscalía General de la Nación tuvo que reconocer la canallada que significó el apresamiento, con montajes burdos y ridículos, del ex diputado Sigifredo López, secuestrado legalmente por orden de un anodino fiscal 38 (suena a calibre de arma) al ‘descubrir’ finalmente que en Colombia existe una fábrica de testigos para meter a la cárcel a opositores o cuestionadores del régimen.

¿Pero y los demás presos por montajes? David Ravelo Crespo va a cumplir dos años en la cárcel, producto de un proceso infame; de unos testimonios de asesinos a sueldo, causantes de masacres horrendas como la del 16 mayo de 1998 en Barrancabermeja; y a pesar de las dudas rigurosas, de lo contrahecho de los ‘testimonios’, continúa privado de su libertad. Al igual que otro sindicado por el mismo hecho; un hombre que ha estado preso en tres ocasiones, pagando además de su condición de campesino pobre, el delito de cuestionar al establecimiento: Orlando Noguera. Pero de antes, David Ravelo Crespo estuvo preso, acusado de ser subversivo, siendo que la “justicia”, finalmente y tras largos meses debió darle la libertad incondicional por la urdimbre tan absurda.

Y es que los casos de Sigifredo López (por fortuna ahora libre) y de David Ravelo Crespo y Orlando Noguera –todavía presos– ¡sin saber cuántos más!, no son los únicos generados por testigos asalariados de la Fiscalía y de ese engendro que se llama Rime (regional de “inteligencia” militar del Ejército). De antes en Bucaramanga, en 2002, fueron apresados entre otros los defensores de derechos humanos Julio Avella García y Álvaro Tapias, que se habían encargado de gestionar y obtener soluciones de vivienda para un grupo de desplazados que debieron refugiarse en la capital santandereana. Las infaltables acusaciones de apoyo a la subversión y función como ideólogos, fueron formuladas por el oscuro sujeto Custodio Ángel Rincón, sacado de la cárcel por la Fiscalía y el Ejército, a quien dieron casa y dinero suficiente para montar negocios. Acusó a Tapias Tapias de llevar dinero a los guerrilleros a la Cárcel Modelo, habiéndose demostrado, con la propia certificación del Inpec, que Álvaro Tapias visitó la cárcel por primer vez, en calidad de… preso; y acusaba a Julio Avella de ser secuestrador de un directivo de Ecopetrol en 1999, pese a que la propia estatal petrolera certificó que en ese año ni tuvo ningún secuestro. Pese a ello, la Fiscalía los retuvo cinco y seis meses en la cárcel. El tal Custodio hizo apresar al menos a una docena de ciudadanos, todos honorables, acusados infaliblemente de subversivos, habiéndose llegado al extremo de ser detenido por la Policía en momentos en que extorsionaba a una ciudadana, ex detenida por sus acusaciones, exigiéndole dinero so pena de ser encausada nuevamente de otros delitos. Ni qué decir que el sujeto de marras cuenta aún con beneplácito y apoyo de las autoridades militares y la Fiscalía.

En esta ciudad además existe el caso de Luis Guerrero, otro bandido-testigo del Ejército y la Fiscalía, a quien incluso apresaron en flagrancia, extorsionando a ciudadanos, y de quien el comandante del Ejército de esa época certificó que era su agente y que los delitos cometidos no podían imputársele por ser “actividades del servicio”, exigiéndole a la Fiscalía su entrega para ser recluido en las instalaciones de un cuartel.

De la misma forma la Fiscalía que conoció el caso de Rubén Darío Patiño, acusado de ser el profesor de las guerrillas (también por testigos estipendiados) tomó como indicio subversivo su posesión de los escritos de Simón Bolívar y de obras sobre su pensamiento vida y acción; y llegó al clímax de tomar como sospecha de los delitos de Londoño Patiño, ¡el haber sido edil y dirigente de la exterminada UP! Ni qué decir que debió ser dejado en libertad por lo amañado de las pruebas y los enrevesados análisis “jurídicos” de la Fiscalía.

Lo común de todos estos hechos persecutorios es que los “testigos” y las patrañas de fiscales protervos e ineptos; de una suma de injusticia, de persecución, estigmatización y daño irreparable al buen nombre quedan en completa impunidad. No hay un solo “testigo” de esos –pagos con el dinero que todos aportamos como impuestos– que siquiera haya sido investigado y menos aún encarcelado por falsa denuncia. No hay un fiscal destituido por razón de sus retorcidas acciones, y como los dominguillos, su sanción es caer de pie y ser ubicados en posiciones más encumbradas.

Es hora de que se levante una exigencia de cesar la impunidad en este tipo de actuaciones que dejan palmaria que la labor de la Fiscalía es perseguir inocentes, opositores y pobres, mientras promueve la más completa impunidad frente a delitos de lesa humanidad, de cuello blanco, de desfalcos al Estado, a la salud, a la educación que es la contundente demostración de la doble moral de los círculos gobernantes, que consideran que es delito robar un pan (o un caldo de gallina) o ser opositor o disentidor del establecimiento, mientras consideran una astucia y un mérito robar la propiedad colectiva representada en el Estado.

Con el alborozo, el saludo y el abrazo a Sigifredo López por su libertad, levantemos firmemente la exigencia de libertad para David Ravelo Crespo, Orlando Noguera y los miles de presos de conciencia secuestrados por la negligencia y la iniquidad de la Fiscalía.