En busca del centro perdido
/ Viernes 17 de agosto de 2012
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Médico y antropólogo, participó en la Comisión de los Notables en el pasado Proceso de Paz en Colombia
“No es lo que tú dices, es lo que la gente entiende. No es lo que tú haces, es lo que perciben”. Dice a la revista Semana, (11.08.21012) el asesor presidencial estadounidense de origen venezolano y experto en seguridad e informática J. J Rendón, como si se tratara de una condensación de la consigna primordial del régimen colombiano. Es toda una construcción teórica o artefacto, para sustentar por medio de la falsimedia adicta, el militarismo colombiano con su enorme y costosa máquina militar y su guerra geoestratégica de despojo de tierras y desplazamiento masivo de pobladores, en beneficio del capital financiero trasnacional agro-minero.
Así con la doblez como base de este artificio, en sucesivos montajes y a lo largo de más de una década, se le ha hecho creer a la sociedad colombiana y a los inversionistas extranjeros que la Fuerza Pública colombiana apoyada generosamente por EEUU, va ganando una inicua guerra contrainsurgente y, sus inversiones capitalistas están seguras, o bien defendidas por la máquina militar excelentemente aceitada, que ha descabezado a la insurgencia guerrillera y al resto, los tiene escondidos en sus madrigueras. Uribe Vélez llamó a esto “confianza inversionista” y para mostrar su querencia, dijo metafóricamente que era uno de sus ”huevos”; los que ahora el presidente Hugo Chávez le reprocha no haber tenido, a la hora de haber ordenado un ataque militar contra Venezuela.
El otro huevo de Uribe, el de la llamada “cohesión social” y que algunos han llamado unanimismo; es en realidad un férreo control local y regional, ejercido por un implacable Poder militar y paramilitar fascista con sus políticos legalmente “elegidos” y sus autoridades estatales, que ha logrado tener en una jugosa nómina oficial de recompensas de más de un millón de informantes, familiarmente llamados por los colombianos “sapos”, encargados de denunciar a cualquier persona no adicta al régimen para que la Justicia, la otra pavorosa máquina del terror oficial, llene y hacine hasta reventar de podredumbre, las cárceles, mazmorras y centros de tortura del régimen, con “supuestos guerrilleros de civil o practicantes de todas las formas de lucha”.
Es una red oficial de inteligencia, financiada y generosamente recompensada por el ministerio de defensa de Colombia dentro del régimen de terror del Estado, que construye pruebas, aporta testigos falsos, hace todo el montaje técnico correspondiente, elabora contrapruebas o coartadas y asegura Impunidad, como en el actual caso de Sigifredo López y por ejemplo, en los innumerables casos de los Falsos Positivos, escogió las victimas, las llevó al matadero y los fusiló a sangre fría, para que los altos mandos militares los presentaran como “guerrilleros dados de baja en heroicos combates” . O en el caso de los guerrilleros desmovilizados, escogió a los lumpenes o ”desechables” en burdeles, cantinas, u “ollas de vicio”, los entrenó en cuarteles militares oficiales, para que luego el comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, los presentara en la otra red auxiliar del terror Estatal : La falsimedia del régimen , que ha publicitado ampliamente todos estos montajes, haciendo realidad la recomendación de JJ Rendón.
Pero a pesar de que la realidad cotidiana les da con una piedra en los dientes, la oligarquía trasnacional colombiana, obsesionada con el Poder y no en resolver los problemas de la sociedad (como lo muestran la encarnizada lucha por la reeleción inmediata , o aferrados al Poder como en las tristes circunstancias del Vicepresidente o del Alcalde de Bogotá) ha puesto en marcha otro bulo, aparentemente racional, para continuar su insanía militarista: “Cómo la derecha y la izquierda combinan todas las formas de lucha, es necesario crear con los cooptados un centro democrático legalista, impoluto y puro, alejado de los extremos.
Sofisma que ha terminado por incluir a la clique directiva de la llamada “Izquierda democrática”, quien desoyendo el clamor unitario del Pueblo colombiano, ha acogido como verdad el montaje gubernamental del Procurador y del ministro de defensa, sobre la “supuesta” y nunca comprobada “combinación de las formas de lucha de la Marcha Patriótica” (sic), para anteponer el desmesurado apetito electorero de la camarilla del cobarde perestroiko Carlos Romero, quien a estas alturas de su vida sueña con llevar a su mujer a la presidencia de la república, y echar por el camino del medio en búsqueda de un centro político inexistente y perdido en el caótico y cambiante conflicto colombiano.
Pero no es todo. En ese centro inexistente entre la mayoría explotada y la oligarquía explotadora; hoy JM Santos, el ministro de defensa de Uribe Vélez y actual presidente de Colombia, el implacable cazador del mega-plan militar “espada de honor” y que les respira embriagado en la nuca a los comandantes guerrilleros, nos acaba de presentar el esperpento de haberse convertido en una victima perseguida, por ser un reconocido hombre de paz.