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Debate
¿Nacionalismo o Transnacionalismo?
El falso nacionalismo que hoy profesa la clase política lo ha llevado a entregar buena parte del territorio a las transnacionales.
Grupo Quimera / Lunes 26 de noviembre de 2012
 

A propósito del fallo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya sobre la delimitación del meridiano 82, y la pertenencia a Nicaragua de una buena parte de mar que hasta ahora poseía Colombia. Surgieron las primeras voces gritando desobediencia como el nefasto Álvaro Uribe, amo del modelo neoliberal y patrocinador de delincuentes, quien además, tuvo el descaro de marchar al lado de los sanandresanos, quienes con toda razón sienten que han perdido un pedazo de su patria y algunos su sustento.

Luego del fallo el gobierno anunció que recorrería todas las instancias internacionales con el fin de anular el fallo. Sin embargo, Colombia sabe y entiende que ese fallo es inapelable y por consiguiente debe llegar a un acuerdo de entendimiento con Nicaragua y no tratar de entorpecer el fallo.

Colombia que es un país caracterizado por su obediencia y el único en la región que apoya abiertamente las decisiones que se toman desde Washington, contra el mundo así estén lejos de su competencia o su apoyo no tenga ningún valor como cuando Santos, salió a decir públicamente que reconocía a los rebeldes libios, o que no apoya el ingreso de Palestina en puesto no permanente de la ONU, sin ir más lejos cuando reconoció al gobierno de Honduras que había dado un golpe de Estado al gobierno de Zelaya o ahora reconoce como legítimo al gobierno de Paraguay. Debido a la coyuntura se declara en desacuerdo sobre el fallo, sólo si le beneficiara entonces estaría de acuerdo. ¿Por qué no lo hizo antes?

La cuestión es que si este fallo favoreciera a los intereses de EEUU, no solo estaría entregando la parte de mar, sino que tal vez estaría gustoso de entregar la isla de San andrés y Providencia, sustentado el progreso. El falso nacionalismo que hoy profesa la clase política lo ha llevado a entregar buena parte del territorio a las transnacionales, que explotan los recursos naturales, despojando a una buena parte de las comunidades que habitan esos territorios en aras del progreso que nunca llega, por el contrario la pobreza, saqueo, desplazamiento, violencia y el daño del medio ambiente es lo que ha caracterizado esos territorios.

El territorio no sólo lo perdemos con este fallo, lo perdemos cuando el país acepta la entrada de las transnacionales con su modelo de privatización y entrega los recursos naturales y la minería al capital financiero, sin olvidar que Colombia es uno de los países de la región que no tiene una política sobre la tenencia de la tierra a manos extranjeras, y que el ministro de agricultura dijo que “deberíamos perder el miedo sobre esta explotación de tierras en manos extranjeras”, la pregunta que surge ¿cuánto territorio habremos perdido con este modelo de desarrollo? Pero cuando el Estado acepta está entrega del territorio, el nacionalismo de la clase política funciona de manera diferente, en beneficio propio y no como país, se atreven de manera cínica a llamarlo progreso y desarrollo.

La cuestión es que si el fallo le hubiera favorecido en su totalidad a Colombia muy seguramente ya existirían algunas compañías con las que se estuviera contratando los estudios de exploración sobre la existencia de recursos naturales, petróleo. La molestia de Santos y de Uribe serviles del modelo neoliberal es que no pudieron cumplirle a algunas de las multinacionales que han visto en el territorio y en la clase política, su gran fuente de fortuna como Pacific Rubiales o Occidental Petroleum, entre otras más.