Si se analizan las coincidencias aparentemente extrañas; la pasividad de estamentos de las fuerzas armadas del Ecuador en momentos críticos; la información de inteligencia policial y militar entregada a los grandes medios de información del Ecuador; las acciones de distracción; los estímulos a los negociadores franceses; y la incumplida seguridad ofrecida a quienes participaban en el proceso de liberación de rehenes, señalan clara e inobjetablemente que se trataba de una operación planificada por una o varias agencias de inteligencia. Escribe Guillermo Navarro Jiménez.