Documento final del contraencuentro de Iguazú
Sobre los impactos de la soya y los monocultivos

por Vía Campesina
8 de abril de 2005

Movimientos indígenas, campesinos, urbanos y organizaciones sociales de apoyo de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, se reunieron del 16 al 18 de marzo de 2005, en Itepa, San Miguel de Iguazú (Brasil) para participar del 'Contraencuentro' sobre los impactos de la soya y los monocultivos.

Fue reafirmada la necesidad de:

Oponerse, con luchas, movilizaciones, articulaciones nacionales e internacionales, al actual modelo de desarrollo, al proyecto agroexportador, y a la transgénesis, que afectan trágicamente a los pueblos del Cono Sur, agrediendo con los monocultivos al medio ambiente y a los campesinos;

A la mentira de la sustentabilidad de la soya, afirmada oficialmente en la Mesa Redonda de
Soya Sustentable en Foz de Iguazú, a partir de los intereses de los países del Norte y de los empresarios de los agronegocios con el apoyo escandaloso de grandes ONG internacionales y nacionales.

Donde hay monocultivo no puede existir sustentabilidad
Donde hay agroncegocios no pueden existir campesinos

Denunciar la relación entre agronegocios e hidronegocios que, junto a la destrucción planificada de las mayores cuencas hidrográficas de América Latina, se encaminan a la privatización de las aguas;

Defender el agua como derecho de todos los seres vivos, bien común, contra la lógica de las empresas transnacionales que la consideren mera mercadería;

Denunciar a los agronegocios como responsables por la mercantilización de la vida y de la tierra;

Denunciar a los gobiernos por la exclusión de la reforma agraria de las políticas de Estado;

Resistir como pueblos indígenas y campesinos en la defensa de las culturas, de los territorios y de las economías tradicionales, construyendo una indispensable unidad en las luchas con los movimientos sociales urbanos;

Incentivar y difundir experiencias agroecológicas campesinas, no simplemente como técnicas alternativas de cultivos, producción y consumo, sino radicalmente, como visión alternativa de la vida y del mundo, creando nuevas relaciones entre la naturaleza y los seres humanos.

Vía Campesina Brasil, Paraguay y Argentina, CPT Brasil, Grupo de Reflexión Rural (Argentina)


Palabras expresadas por Jorge Eduardo Rulli en el Itepa del Movimiento de los Sin Tierra durante el Contraencuentro de Foz de Iguazú, marzo de 2005

En el centro geográfico del Mercosur de la Soya, venimos desde todos los puntos cardinales de América del Sur a decirle "no" al proyecto neocolonial de apropiación de nuestros recursos naturales por parte de las corporaciones, proyecto neocolonial en el que de manera abusiva y mentirosa usan muchos de nuestros propios discursos sociales y ambientales.

Nos honra el estar junto a los movimientos campesinos de nuestros países y especialmente al respetado Movimiento de los Sem Terra de Brasil, en este momento que es umbral de tiempos nuevos en la conciencia y en la resistencia al modelo que se nos impuso.

Hemos señalado a esta etapa como la del maquillaje verde por parte de las empresas soyeras. Etapa en que las corporaciones internacionales disputan los mercados calificados y en que muchas ONG venden servicios ambientales, según fueron largamente preparadas por los organismos financieros y las fundaciones internacionales de desarrollo. Estamos ante una agroecología con sustitución de insumos que podríamos representar como una mercantilización de lo orgánico y que no hace sino legitimar los modelos de agro exportación. Que no nos sorprenda que a poco andar las multinacionales inauguren junto a sus departamentos de transgénicos y de agrotóxicos, las nuevas áreas de producciones orgánicas para los mercados internacionales calificados...

La deuda externa y las dictaduras militares estuvieron sin lugar a dudas en el origen de la implantación en nuestros países de estos enclaves neocoloniales de agroexportación. Nosotros necesitábamos divisas con qué pagar la deuda y los países centrales precisaban forrajes, esa fue la ecuación que se nos impuso. El terrorismo de Estado había quebrado la voluntad o la aspiración de los sectores políticos de generar otro tipo de modelo, un modelo capaz de resistir con dignidad el peso de la deuda y el neoliberalismo impuso con facilidad las leyes de los mercados globales sobre nuestras devastadas economías.

En estos precisos momentos, en la embajada argentina en Londres y auspiciado por la Fundación Hábitat y Desarrollo, se están ofreciendo tierras a las corporaciones para extender las áreas temáticas que precisa el turismo internacional y también la negociación con los sectores ambientalistas... Entre esas tierras hay siete mil hectáreas de la Estancia Guaycolec, en la provincia de Formosa, donde se intenta concretar un proyecto de reservas naturales privadas...

Necesitamos una organización informativa y de investigación común a todos nosotros, sectores activistas del campo y de la ciudad, una organización que nos permita manejar la inteligencia de lo que ocurre, de los pasos y de las acciones de aquellos a los que enfrentamos. Necesitamos ese Observatorio del Mercosur en función de las estrategias de lucha que debemos darnos y ese ha sido uno de los objetivos que hemos traído como Grupo de Reflexión Rural a este Contraencuentro.

Necesitamos asimismo, completar las heroicas luchas del movimiento campesino y de los pueblos originarios con una creciente conciencia en las ciudades de la importancia política de la ruralidad y del peso del modelo agrario y de consumo como consecuencia del impacto en nuestros países del capitalismo global. Porque las grandes megalópolis insustentables, donde reina la inseguridad y se vive al borde del colapso ambiental, son la otra cara del modelo de despoblamiento y de agricultura sin agricultores. Y estamos convencidos que esta guerra sólo se definirá estratégicamente en los grandes escenarios políticos si conseguimos que la población empobrecida y desempleada tome conciencia de que el modelo rural es la actual fábrica de la pobreza y que es preciso remover definitivamente ese modelo.

La fragmentación del pensamiento y de las luchas actuales, la superposición de esfuerzos y la competencia intergrupal son una consecuencia del modelo neoliberal y de los impactos del consumismo y del capitalismo global sobre nuestras culturas. Debemos ser capaces de recuperar una mirada totalizadora para poder ordenar el campo de las luchas populares con sinergia y sin las actuales competencias, superposiciones y enfrentamientos. Debemos articular esa múltiple diversidad que somos y aprovechar nuestras diferentes voces para gritar más fuerte, debemos aprender a sumar nuestras miradas parciales para poder alcanzar a ver el conjunto de la empresa que tenemos por delante.

Es imprescindible para eso cambiar el eje del pensamiento. No pensar en términos del modelo ni tampoco con las categorías obsoletas de progreso y desarrollo que heredamos y que deberíamos comenzar a revisar. Debemos comprender lo global para poder emprender desde lo local la reconstrucción del Estado en construcción, la reconstrucción del Estado desde el empoderamiento de las comunidades para de ese modo rescatar el ejercicio de las políticas públicas, hoy en manos de las corporaciones.

Una cierta reforma agraria y un rediseño poblacional del territorio en el Hotel Bourbon por parte de las corporaciones son una realidad brutal que ellos se proponen. Si alguna duda tuviésemos, allí esta la presencia en la apertura de Rosatto, Ministro de la Reforma Agraria del gobierno de Lula. La realidad es que ante la amenaza de una crisis social provocada por el modelo de despoblamiento y exclusión, y dado que las transnacionales se han reservado el manejo de la provisión de insumos y de los mercados internacionales, muchos se proponen sin mayor conciencia una reforma agraria que amplíe simplemente la base social del modelo de producción de soya. Nosotros, frente a esas propuestas decimos con Artigas y con Perón que la tierra debe ser para quien la trabaja y muy especialmente para quien habita en ella. Nos planteamos por ello en este encuentro debatir sobre los contenidos, sobre las características y los imprescindibles marcos nacionales de una reforma agraria que resuelva entonces la cuestión de la tierra y que no ignore el gran desafío de cambiar el modelo rural, sino también, que aborde el gran tema de las semillas, así como de la cuestión del arraigo y de la cultura americana.

Y estoy convencido que podemos afirmar que no hay reforma agraria sin rediseño del territorio por parte del Estado en construcción, y que no hay reforma agraria sin rediseño territorial y sin un proyecto nacional.

En el Hotel Bourbon y en el Foro de los Cien Millones de granos sustentables, se sientan muchas ONG ambientalistas y muchos productores orgánicos con aquellas corporaciones que torcieron la voluntad del pueblo de Brasil de no hacer transgénicos. Se sientan con los que consienten que las tropas paraguayas acompañen la invasión de los soyeros a las tierras campesinas y que protejan a los mosquitos y a los aviones fumigadores que envenenan las tierras rojas del Paraguay y la sangre de su gente. Se sientan con aquellos que transformaron la Argentina en un inmenso laboratorio biotecnológico, que transformaron a un país que alguna vez fuera el granero del mundo en esta republiqueta forrajera que somos actualmente. Se sientan por último, con los aquellos que están detrás de la secesión del territorio de Santa Cruz en el hermano pueblo de Bolivia, porque son justamente los soyeros argentinos algunos de los que están empujando la división de ese territorio.

Comparten la mesa redonda de la soya con quienes continúan ignorando el principio precautorio y aplicando a rajatabla esa farsa anticientífica que es la equivalencia substancial. No es un tema menor compañeros, el ignorar los derechos precautorios y nos necesitan para que los legitimemos.

Por eso insistieron durante años para que compartiéramos sus paneles, para que discutiéramos con ellos públicamente, para que nos sentáramos en sus mesas redondas de consultas y consensos. Contrariándolos en esas mesas garantizábamos su reproducción. Venciéndolos en los debates extraviábamos nuestros principios. No queremos contrariarlos ni tampoco consensuar con ellos. No aceptamos que sean nuestros adversarios porque son nuestros enemigos. Son el enemigo. Por eso estamos aquí con la Vía Campesina y con tantos hermanos y hermanas solidarias, y ellos están allá, en el Hotel Bourbon, con los Maggi, con los Trucco, con Syngenta y con el Fondo Mundial para la Naturaleza. La fuerza de la vida se ordena y se organiza pero sobre todo crece en la Conciencia. Vamos bien compañeros. Sigamos por este camino que otro mundo es posible.

 
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