Crónica de un Estado terrorista
Carta abierta al Parlamento Europeo

Stop Uribush. Ilustración de Matiz, Prensa Rural.

De los campesinos viene la gente más bella de mi tierra colombiana, la más humilde y sufrida, la de familias en montañas solitarias cargadas de esperanza, seres autosuficientes y sencillos, aquellos que se levantan resistentes con el gallo y con manos fuertes se atreven a arañar el suelo, y a fuerza de mirar pa abajo no creen en más poder que el de sus brazos. De ellos tambien viene el hambre de justicia, clamor amerindio del que labra la tierra, del que trabaja con el sudor de la frente, de quien siente el trabajo como un destino cruel pues siembra aquello que nunca cosechará y que, de hacerlo, nunca lo comerá, pues tal es la economía imperial, ajena al derecho de los débiles jornaleros, esquilmados por el mercado, la usura, el fraude y la injusticia social al concentrar la tierra, los medios de producción y la propiedad de la abundancia en muy pocas manos, dejando millones de seres marginados y sin posibilidad.

Hoy día esos campesinos son desplazados forzosamente en un éxodo masivo de poblaciones que huyen de los infiernos para salvaguardar la vida amenazada por el hostigamiento y la barbarie de los genocidios oficiales. Éxodo de sobrevivientes de familias victimizadas, que alcanzaron a ver o a escuchar los gritos de sus parientes torturados, éxodo de viudas y huérfanas, que vieron quemar sus casas a altas horas de la noche, mientras asesinaban a sus esposos, padres y hermanos con la más cruel de las sevicias. Éxodos de cientos de miles que llegan ya hasta el trasero vergonzoso de nuestras ciudades, aprovechando las sobras, la chatarra de la guerra y reciclando cambuches de los escombros como si fueran harapos metálicos cocidos con restos de alambradas...

La democratadura

Durante los últimos 50 años se pervirtió el ideal democrático y se legitimaron las medidas que cercenaron las bases mínimas de nuestra democracia, con el supuesto de garantizar la "seguridad". Se puso en marcha une justicia de excepción que condenó a Colombia a una profunda regresión del exiguo Estado de Derecho y lo convirtió en Derecho de Estado. Ahora el derecho no defiende al débil, sólo lo condena, lo estigmatiza, lo penaliza, lo deslegitima y falsea.

Fueron las "leyes" pista de carreras del poder despótico y el terrorismo, al dar impunidad encubridora a todas las decisiones de muerte de la irresponsabilidad estatal.

El Gobierno estableció la doctrina de seguridad nacional basada en el "pangermanismo" fascista, ya que a través de la Escuela de las Américas entrenó a los militares colombianos y les enseño a ver "lo perverso" de los pobres que se organizan en movimientos sociales, les enseñó cómo desconocer la dignidad de los líderes cívicos y sindicales, los entrenó en técnicas de tortura, asesinato, desaparición, saqueo, violación carnal y exterminio, a fin de limar la capacidad de lucha por la justicia de tantos miserables, y finalmente optó por su carta estrella, la del genocidio y el terror contra el "primitivo campesino" acusado de culpable "comunista-terrorista"...

Finalmente puso a su servicio los mass-media para jerarquizar a sus oficiales cuando exhiben como trofeo los cadáveres de la población civil, a los cuales califica de "bandoleros-combatientes". Nuestro hermoso país y valeroso pueblo ha vivido bajo el estado de excepción los últimos 50 años, convirtiéndonos en la vanguardia de las dictaduras "inteligentes".

Allí se engendró el Estado terrorista con la facultad de hacer del uso de la fuerza su instrumento fundamental del ejercicio del poder, y con él lo que se quiera con las personas y las cosas, donde se dictan leyes para no ver delitos, pues hasta el mismo asesinato tiene un instrumento jurídico, para que los asesinos sepan que nunca van a ser castigados, permitiendo convertir lo ilegal en legal y la impunidad en norma, imponiendo así una tradición institucional de violación de los derechos humanos, lo que le ha merecido el apelativo de Estado genocida...

El engendro se estableció en la silla de gobierno, con un fascista desaforado que opera abiertarmente o en secreto, con organismos paramilitares para que "no comprometan" al Gobierno a fin de eliminar físicamente al adversario político, y finalmente crea y financia un cuerpo amplio de base mercenaria, a fin de consolidar un clima de sospecha generalizada y represión contra cualquiera que ose discrepar de la política oficial.

Ese monstruo se llama Álvaro Uribe Vélez (AUV), quien se ha servido del "patrioterismo" desenfrenado de los grandes propietarios de la tierra para defender los megaproyectos de hemisferio y los estándares elitistas haciendo la guerra rapaz y la contrarrevolución rabiosa contra los sin tierra. El fascista y sus cuerpos de élite se declaran enemigos depravados de todo el pueblo trabajador, constituyendo sistemáticamente el ataque más feroz contra las masas campesinas. En su afán se estableció un aparato legal inepto para construir justicia que usurpara violentamente los patrimonios de la nacionalidad. Al disponer de un mecanismo judicial de ceguera ante las estructuras criminales institucionales que generan delitos de lesa humanidad, el Estado no ha podido ocultar que es una decisión deliberada de la política del Ejecutivo que desconoce o ignora las aberraciones de la Fuerza Pública y paramilitar contra la seguridad y la vida de una persona o población, a fin de nunca llegar a la verdad y de jamás identificar a los culpables. Es mucho más que fracaso en percatarse del crimen, implica la coautoría, cohecho y responsabilidad ya que el aparato de "justicia" no concede espacio para la búsqueda de evidencia que conecte la acción criminal de los agentes a sus raíces estructurales institucionales, corroborando su política cómplice de impunidad, ya que impide sancionar a los victimarios obstaculizando cualquier medida correctiva del terrorismo estatal.

Posicionamiento de la imagen internacional de un genocida

Uribe es la mente monstruosa que fraguó desde los años 80 los primeros grupos de mercenarios (Convivir) siendo gobernador en Antioquia: matones a sueldo que obraron bajo seguro con el miedo de sus víctimas, la ausencia del riesgo que implica su crueldad, la complacencia del poder cuando ejercían su macabro oficio, y el empleo de una tecnología barata, para eficacia del sistema asesino.

Este laboratorio de muerte tuvo éxito en su hacienda personal y en el departamento que gobernaba, lo que le permitió exportarlo a diferentes regiones del país contando con apoyo armamentístico de las Fuerzas Armadas y entrenamiento internacional israelí y financiamiento del narcotráfico, dando origen así a las AUC-paramilitar.

Tal estructura militar es paralela a los cuerpos de fuerza oficial, a fin de ser agente violador (sin castigo posible) del derecho internacional humanitario; así el paramilitarismo es hijo ilegítimo del terrorismo del Estado colombiano, a fin de operar una guerra sucia que acalle las alternativas políticas, no importando que en su sistémico accionar vandálico se masacre, se expropien las fincas, se asesine selectivamente a los líderes populares y se amedrante la Nación entera, como lo hiciera el fascismo alemán.

El genocida logró montar con plata del narcotráfico el 30% del congreso colombiano, a fin de impulsar el Plan EU-Colombia, agenciado por grandes transnacionales y la ultraderecha nacional. Ese plan, ahora llamado "Iniciativa Andina", es un proyecto operativo de penetración del nuevo modelo de desarrollo económico, adelantado por el gobierno establecido a través de un conjunto de operaciones encubiertas de los grupos paramilitares (alianza entre Fuerza Pública y escuadrones de la muerte) con el fin de desvertebrar las organizaciones de oposición, sean sociales, sindicales, populares o de izquierda, sin importar que para ello se violen los derechos humanos, civiles y políticos, pues se procede bajo el amparo de la más escandalosa impunidad, silencio y complicidad tolerante.

Ahora el Estado responde a las imposiciones neoliberales, con un alto costo para la vida del pueblo, aplastando con crueldad a los empobrecidos con más aumento de la mortalidad infantil, hambre, enfermedades evitables y analfabetismo, desalojo de las parcelas y desplazamiento interno de comunidades y etnias enteras. Son muchos los testimonios de las víctimas, y tantos los testigos del odio con que actúan los agentes del Estado, quienes degradan y se ensañan con el que está más que humillado. Los paramilitares aprendieron la doctrina fascista, que los convirtió en asesinos y mercenarios sin vergüenza personal, ni astucia, ni la prudencia de no mostrar descaradamente su carnicería... Ante Europa se han mostrado por las fuentes más autorizadas de las organizaciones internacionales del DIH, veedores, y la Iglesia misma, toda la sevicia y la barbarie del genocida que humilla con crueldad extrema a las víctimas, sin resquicio de compadecer sus sufrimientos, y que prefiere reírse orgásmicamente antes de concederles la limosna última de alguna forma de piedad. A fin de que no quede duda de sus "servicios a la patria", los generales que han orquestado las masacres se han librado higiénicamente de todo escrúpulo o residuo de compasión: triunfales en el abuso, no han querido privarse del sarcasmo ante los mass media, pues cuentan con el aparato judicial de protección corrupta, pervertida, tolerante, y cruel aliada del terrorismo de Estado.

La élite fascista acude ahora a la conversión social para mejorar su posición en el concierto de las naciones, pero no abandona su posición filosófica que acepta las diferencias de clase como asunto natural y las justifica como necesarias para el ideal de perfección, de la vida tranquila de unos cuantos ciudadanos, sobre las grandes mayorías. Intencionalidad maquiavélica del Estado que osa en declarar a los pobres del pueblo victimizado como culpables, por no haber sido capaces de crear una sociedad menos violenta; estrategia de bufones que impiden rectificar el rumbo de la justicia; manto que aleja la reparación histórica de la verdad, en el momento de expiar las culpas por acción u omisión de los poderosos y nos condenan al olvido. Con esta nueva carta el país formal intenta moverse entre los estrados parlamentarios de la Unión Europea, al apantallar una democracia de la formalidad que se crea como realidad visible durante la época electoral, para justificar olímpicamente las acciones de poder, pues las víctimas no existen en los censos oficiales, la verdad se disuelve, y la mentira se institucionaliza, mientras se interioriza la culpa popular.

AUV viene a Europa con su verdad oficial, aquella que trastoca los hechos, encubre responsabilidades, convierte en agresores a quienes trasmiten el clamor de las victimas, y en agentes terroristas a las ONG porque mantienen la memoria de los dolientes ante los autoritarios métodos de la represión social. AUV trae verdades construidas con falsificaciones y violencias de la mecánica procesal para legitimar al Estado, pese a que los agentes judiciales tienen pleno conocimiento de que sus decisiones contradicen lo que hay en su saber y en su conciencia.

¡A todos los representantes parlamentarios, les llamamos con el viento que sopla desde abajo! No es tiempo de silencio, ni de indiferencia, tampoco es tiempo de neutralidad o de equidistancia. No basta decir que no se está ni con los unos ni con los otros... hace falta discernir la cualidad moral del actuar político que implica compromiso para no ser indiferentes a la historia y en cambio responderle a la construcción de un futuro posible a una nueva Colombia.

Europa sabe que la resistencia es la noción de nuestro pueblo que no se entrega al fatalismo, sino desde la negación a aceptar que la culpa la tenemos las víctimas. Por eso proclamamos la vida en dignidad como último baluarte de humanidad... Si hoy Europa acoge a los hombres y mujeres, víctimas del poder que los destierra, verá que ellos se erigen como constancia histórica desde el "no poder", aquellos que no tienen más que entregar o ceder que la fuerza de su inocencia, pues sólo cuentan con su dignidad absolutamente inerme y su memoria para sobrevivir al desarraigo, afirmando el derecho a un regreso digno a un país donde la vida valga la pena ser vivida.

Nuestra tarea histórica ahora y aquí es romper el miedo de pronunciar las palabras para abrir la muralla del silencio y sacar a la luz el rostro de la víctima, es socializar lo que ha causado el terror, hacer respetar los derechos a la justicia del pueblo oprimido, es afirmar la memoria de los líderes populares y rastrear sus propuestas alternativas para la transformación de nuestra realidad. Es desenmascarar al Estado victimario; es utilizar como única arma la "palabra-grito", el discurso, hablado o escrito y la imagen; es apostarle a los argumentos para combatir la injusticia, Ya no importa que esta concientización de la palabra sea tachada de peligrosa "pro-marxista" en nombre de la democracia. Denunciar es entonces acción solidaria, abrir los brazos e invitarse a resistir y enfrentar al terror y confrontarlo armados de verdad, de memoria y vida posible.

No hay pertrechos ni caletas, guaridas ni refugios. No puede haberlos. No hay pretextos en la ortodoxia jurídica, ni formalidades parlamentarias que permitan eludir la responsabilidad internacional por graves violaciones a la dignidad de las personas y los pueblos, no puede ser un asunto de Estado el que con su fuerza aniquíle, desaparezca, masacre, degrade, torture o viole gravemente los derechos fundamentales.

Uribe debe ser apresado y juzgado

AUV vendrá con la carta del comodín de la baraja, es decir con la cara en alto, sin el menor asomo de la culpa, pues ése es un sentimiento del que carecen los dictadores vendepatrias y los genocidas que se pasean por las calles sin poder verse como una lacra, pues para no sentirse culpables atribuyen las culpas a "los otros", de ser posible a las víctimas... tal como los violadores suelen considerar que las mujeres tienen la culpa de haber sido violadas. No, no se le puede conceder tal privilegio, ni decir que su pecado es la omisión, pues hay miles de expedientes que demuestran que lo peor de los horrendos crímenes es que ya estaban anticipados y que nadie hizo nada para prevenirlos, que si hubieran cumplido la ley quienes tenían la obligación de defenderla, el criminal no habría dispuesto de la ocasión letal de actuar... No se trata de la simple negligencia, ineficacia o falta de conciencia, se trata de una omisión previamente concertada al más alto nivel de mando de las Fuerzas Armadas de Colombia, es decir al Presidente, trasladando así la responsabilidad al Estado, ya que él mismo fue activo y dió el carácter de condición necesaria de esta coautoría perversa, nunca fue desentendimiento.

AUV estará en Europa, y con él su cuerpo de encubridores, para intentar que se perdonen los desmanes del Gobierno, los desplazamientos forzados de dos millones de campesinos y un millón de desterrados, el arrasamiento de bienes con bombardeos y amenazas bajo el cobijo de la impunidad. Vienen también quienes atraídos por las lógicas del poder, proponen soluciones que minimizen los efectos de la denuncia de los sobrevivientes con su testimonio conmovedor frente a la barbarie... y finalmente vienen otros que intentan beneficiarse de los euro-recursos sin ofrecer una alternativa real a la situación de crisis. Por todo ello, de la visita del genocida al Parlamento Europeo, no puede surgir una bofetada más a la autodeterminación y la dignidad de nuestro pueblo marginado ante la injusticia y el saqueo sin piedad, sino la expresión clara de la profunda censura moral ante la humanidad, para romper con la contemplación, la indiferencia y el desprecio por la continuidad de su estrategia de muerte.

¡Ni un Euro para la guerra!

Es el reclamo que hacen a la dignidad de la persona y del pueblo colombiano por trabajo, salud y educación. Por políticas sociales, como corresponde a la gallardía de un pueblo auténtico reafirmado de valores, consciente de su historia, sus capacidades, su suelo y orgulloso de sus logros y riquezas.

Ningún pueblo logra la paz si tiene un pasado pendiente

La paz no se logrará con la simple ausencia de armas y hostilidades. No puede hablarse de una sociedad en paz, respetuosa de los derechos humanos, cuando miles de seres excluidos mueren en la puerta de los hospitales por falta de atención médica, cuando a millones de personas se les niega su derecho al trabajo y miles de niños, mujeres y ancianos están en las calles comiendo inmundicias y sometidos al exterminio en el más completo abandono. Y eso lo saben ya nuestros movimientos hechos con golpes de dignidad, por eso dejamos constancia histórica de nuestro repudio decidido, profundamente crítico de la política globalizadora en su rol neocolonizador de la Amerindia, la cual ha sido llevada a cabo con terror invasivo y pillaje por los Estados Unidos de Norteamérica y con la complicidad de un Estado que después de renunciar a sus obligaciones fundamentales con el pueblo, traicionó la Patria, arrodillándose ante los que se proclamaron los amos del planeta.

Europa debe reconocer que los colombianos no articularán la violencia, profundamente repudiable, con un futuro que no se quiere aceptar, si se tiene que sustentar en el perdón (impunidad de los victimarios) y el olvido (censura a la memoria de tal pasado). Concepto amplio que AUV intenta confundir con amnesia como queriendo que la justicia desapareciera junto con los desaparecidos.

Tampoco sustentaremos nuestro futuro con una actitud sentimental con los genocidas, argumentada en las leyes de ternura por las élites, que no permiten reconocer a los asesinos ni establecer justicia, pues la reconciliación sería entonces una palabra mancillada que exige el silencio de las armas, sin verdadera transformación de la sociedad, minimizando la tragedia e ignorando la memoria, pues establece el perdón y el olvido como leyes de punto final, sobre las espaldas de las víctimas, sin tocar las estructuras de la muerte... (suficientes espejos de impunidad ya existen en Centroamerica). Que más quisieran los torturadores, aparecer en la foto de la historia dándose la mano con sus víctimas y continuar impunes en un sistema de exclusión y violencia. Para llegar a la reconciliación es indispensable la redistribución equitativa de la tierra con justicia social, a través de la promulgación de une nueva Carta Magna. Única alternativa posible de saldar las deudas seculares con las comunidades indígenas, afrocolombianas y mestizas a través de una nueva ley que prioritariamente devuelva las tierras sustraídas a millones de campesinos mediante la extorsión de la violencia; entonces la reconciliación será una meta en el futuro, despues de advertir, desarticular y repudiar las motivaciones, que explican estructuras y doctrinas históricas de la práctica del terror desde el poder, así como:

*el inevitable y justo castigo a los culpables;

*Reconstrucción de la moral, la memoria, los sueños de país y los proyectos políticos exterminados;

*Reparación a las víctimas con indemnización económica a las familias por pérdidas y perjuicios que incluso garanticen pensiones de estabilidad a las viudas y huérfanos víctimas del conflicto...

Todo ello dentro de un Estado de bienestar y de justicia social que concrete la igualdad (justa política salarial, reforma agraria, defensa de los recursos naturales y la soberania, educación pública y servicios, desmonte de la hegemonía, democratización de los medios, y reforma de las Fuerzas Armadas).

Así, cuando se cumplan nuestros sueños, cuando el egoismo de las multinacionales, la codicia de latifundistas, los intereses acumulados de los empresarios, los odios de los militares actuales, las exclusiones de género de la Iglesia, las exclusiones raciales de la sociedad, se transformen en procesos generosos de redistribución de la riqueza y abundancia de la vida por la vida, se regarán semillas de nuevas generaciones solidarias y consolidarán roles de respeto a la dignidad humana, sólo así llegará el dia en que todas las fuerzas comprometidas en el levantamiento tendrán que decirle adiós a la guerra... lo contrario es un sacrificio más que humilla a los aplastados.

Matiz Muñoz Gustavo
Artista colombiano en el exilio
CC 7'532.734 Armenia Quindío
Colombia

 
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